El fundador y líder histórico del PT insistió en la necesidad de que las fuerzas democráticas se unan y resuelvan sus diferencias por medio del debate y los argumentos, y recalcó que «no tenemos el derecho de abandonar el pacto social de la Constitución de 1988».
No podemos dejar que la desesperación conduzca a Brasil en la dirección de una aventura fascista, como ya vimos que ocurrió en otros países a lo largo de la historia, afirmó.
Lula significó asimismo que pese a la incesable persecución sufrida por el PT, el pueblo continuó confiando en su proyecto de desarrollo con inclusión social y ello quedó comprobado en las encuestas electorales y en la extraordinaria recepción de las caravanas que organizó, antes de ser encarcelado, para recorrer el país.
Todos saben que fui condenado injustamente, en un proceso arbitrario y sin pruebas, porque sería electo presidente de Brasil en el primer turno, sostuvo y destacó que aún así resistimos, lanzando la candidatura de Haddad, quien llegó a la segunda vuelta por el voto del pueblo.
El exgobernante dijo además tener conciencia de que haber hecho lo mejor para el país y el pueblo contrarió poderosos intereses internos y externos, y propició que intentaran destruir la imagen del Partido de los Trabajadores y reescribir la historia.
Más adelante enumeró muchas de las conquistas logradas por los gobiernos petistas, y en especial su compromiso con la democracia, y recordó que el PT nació en la resistencia a la dictadura y en la lucha por la redemocratización del país, algo que tanto sacrificio, tanta sangre y tantas vidas costó.
Denunció también la escandalosa «caja dos» (en alusión al ilegal financiamiento empresarial a la campaña del ultraderechista candidato presidencial Jair Bolsonaro) para impulsar «una industria de mentiras y de odio contra el PT», y reiteró el llamado a defender con el voto, el próximo domingo, el Estado democrático de derecho.
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