CRÓNICAS BIEN CORTAS: Este es un taxi directo
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Antes era relativamente fácil tomar un almendrón en la célebre esquina de Prado y Neptuno. Pasaban, paraban, preguntabas (¿por Línea o por 23?) y te montabas o esperabas el otro. Incluso, en las horas pico nunca estabas más de cinco minutos esperando.
Pero de un tiempo a esta parte…
¡45 minutos debí esperar hace unos días! Hasta que decidí irme a una parada a esperar la guagua. Y no es que no pasaran los carros de alquiler; pasaba uno detrás del otro… y casi siempre vacíos. Lo que sucede es que ahora buena parte de ellos ha asumido una nueva modalidad: «el taxi directo».
—¿Un taxi qué? —le preguntó una señora a un chofer que se dignó a detenerse a su seña.
—Taxi directo, ¿no entiende la palabra? —respondió el botero.
—¿Y eso qué cosa es?
—Señora, la llevo hasta la puerta de su casa y nos ponemos de acuerdo con el precio…
—Yo vivo a una cuadra de Línea, en F. ¿Cuánto me cobras hasta allí?
—5 CUC, y la estoy llevando bien. Porque yo cobro 5 CUC hasta Coppelia.
—¡Pero si eso siempre ha costado 10 pesos!
El chofer ni se molestó en contestarle. Arrancó el carro y la dejó con la palabra en la boca.
Media hora después seguíamos los dos en la misma acera, esperando el milagro…
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