De cómo Alicia nos acerca al misterio

De cómo Alicia nos acerca al misterio
Fecha de publicación: 
22 Octubre 2019
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Cuando los sentidos físicos se armonizan ante la contemplación del arte, se produce un efecto extraño que cualquier intento de describir deja a medio camino. La suma de esas experiencias parece acumularse a nivel emocional, donde se guardan como tesoros que han contribuido a abrir nuestra sensibilidad, a borrar fronteras que creíamos inamovibles. Somos más luminosos.

No son legión los grandes artistas que rompen paradigmas, crean otros, y se convierten con sinceridad agudamente comunicante en los personajes que interpretan. Ver a Alicia bailando era inabarcable y duradero. La integración perfecta de la técnica en función del personaje y de la historia, y sus aportes coreográficos con total respeto al estilo de que se tratara, la colocaron en las cimas de la cultura universal.

Pero no era solo verla. Era también lo que permanecía. Primero, lo que dejaba sobre el escenario cuando cerraban las cortinas. Luego, lo que quedaba en nosotros cuando no parábamos de hablar acerca de lo que habíamos disfrutado. Las diferencias de matices interpretativos o de técnicas eran solo una parte de aquellos remanentes. La experiencia emocional, que pocos comentábamos, nos acompañaba al pasar de los días.

Decía sentirse volar cuando bailaba. Se lo creo. Dejaba de girar la bailarina para convertirse en puros giros. No saltaba la intérprete, sino que el salto la arrastraba con él. Esa carencia de impurezas en su interpretación era la que recibía el desconocedor, el diletante, el especialista, los niños. Los jóvenes que éramos entonces.

El océano de emociones compartido por todos solo lo convoca y hace surgir la gracia depositada en los artistas inmensos, para contaminar nuestra contemplación y despertarnos a una experiencia única, acumulativa. Abre el vaso comunicante que ayuda a descubrirnos. A revelarnos al otro y acercarnos a un estado inusual. A verdades que solo las emociones ven.

Desde ese misterio en que se convirtió, trabajó por su país y lo acompañó siempre. Creó y echó a andar un proyecto que hoy continúa sólido. Porque parece ser cualidad de quien llega a esas cumbres, el servir hasta el agotamiento de sus fuerzas a la tarea que se propuso. Dedicación y creatividad en función de algo mayor que sí mismo.

El Ballet Nacional de Cuba, la Escuela cubana y la garantía de que los nuevos talentos encontrarán su rumbo constituyen la vendimia que Alicia soñó y tuvo la suerte de constatar. El misterio que solo pueden materializar el trabajo duro, la persistencia y la entrega. Coherencia entre lo que se sueña y lo que se hace plasmar con labor y sacrificio. Vida plena.

Ernesto González (Colón, Matanzas, 1954) ha publicado poemas, cuentos y artículos en el área de Chicago, donde enseñó español en la Universidad East-West y en la academia Cultural Exchange. Fue asesor de la prueba de eficiencia de Español de la editorial Riverside Publishing y traductor del periódico Hoy, del Chicago Tribune. Sus obras han salido bajo los sellos Cuban Artists Around the World y Booksurge. Están disponibles en amazon.com. Su novela Bajo las olas – Tras las huellas brumosas de Marguerite Yourcenar ha sido recientemente publicada por Ediciones Extramuros, La Habana.

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