Ecuador duele

Ecuador duele
Fecha de publicación: 
5 Octubre 2019
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Más de 300 personas encarceladas- dicen las fuentes oficiales del gobierno ecuatoriano - fue el saldo de las primeras manifestaciones y la violencia generada desde el jueves durante el llamado “paro nacional”, al que ya se han ido sumando sindicalistas, indígenas, organizaciones de mujeres.

Se habla de saqueos a centros comerciales y establecimientos públicos, sobre todo en la ciudad costera de Guayaquil, de detenciones arbitrarias luego de que el gobierno nacional declarara el “estado de excepción” que, por ley, podría extenderse hasta 60 días restringiendo garantías y derechos individuales como el libre tránsito, la libertad de reunión y asociación y por supuesto, prohibiendo las manifestaciones antigubernamentales.

Pareciera que no es suficiente con la vuelta al neoliberalismo puro y duro al que ha llevado al país la burguesía derechista, esa que no entiende de salarios mínimos, mientras continúa privatizando, arremetiendo contra los jubilados o los trabajadores del sector público - sin dudas los más afectados-, de los cuales una parte pasará a estar en las calles y sin empleos.

La gota final que derramó la copa, la eliminación del subsidio a la gasolina y diésel y el consecuente aumento de los precios de bienes, servicios y transporte, tampoco parecen ser una preocupación para quienes venden el país al FMI, con fórmulas archiconocidas que nada bueno han traído y los ejemplos en la propia región, están bien cercanos.

Mientras el gobierno nacional dice que el objetivo de las fuerzas armadas y la policía ha sido evitar que los que han saqueado el país lo sigan haciendo, casi como un guión bien aprendido, los más importantes medios de comunicación ecuatorianos informan sobre los “supuestos actos de delincuencia” de “grupos opositores o antisociales”, dan voz a la importancia de las medidas excepcionales tomadas por el gobierno pero eluden todo tipo de análisis crítico u objetivo de la situación.

Algunos, incluso, se dan el lujo de informar sobre la importancia de mantener abiertos los cines, cabarets y discotecas, dando voz a los dueños de grandes empresas “recreativas” aunque las escuelas se mantengan cerradas y se afecten servicios básicos como los de salud. El colega ecuatoriano Amauri Chamorro lo describiría así: “Te orinan y la prensa dice que está lloviendo”.

Entre tantas, una pregunta es recurrente en las redes sociales en Internet: Ante la situación de Ecuador, ¿Dónde están los pronunciamientos de la OEA, el gobierno de Donald Trump, el de Iván Duque o el famoso Grupo de Lima?” Claro está. No se trata de Venezuela.

Habrá que esperar y ver cómo se desenvuelven los acontecimientos. La historia ha demostrado que las recetas neoliberales siempre seguirán dando frutos solo a unos pocos ricos, para que una inmensa mayoría pague sus cuentas.

Ecuador nos duele y mucho. Pero los pueblos se cansan, sobre todo cuando ven mancillados sus derechos más elementales en momentos en los que, con solo mirar alrededor del mundo es suficiente para darnos cuenta, como dice el poeta, que es vital ser - al menos– “un tilín mejores y mucho menos egoístas”.

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