Cuba y el Internet de sus cosas

Cuba y el Internet de sus cosas
Fecha de publicación: 
27 Septiembre 2019
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Por estos días tiene lugar en La Habana, Cuba, la cuarta edición del Foro de Empresarios y Líderes en Tecnologías de la Información (FELTI 2019) y en la reunión se escucha hablar con fuerza del Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés, Internet of Things).

Con las penurias que se viven en esta Isla, asediada por el bloqueo, pudiera pensarse que la IoT nos quedaría reservada para ensoñaciones futuristas, a lo Bradbury.

Sin embargo, antes las más de 50 empresas participantes en el evento, concebido bajo la premisa de fomentar alianzas de cooperación, el ingeniero Osvaldo Sánchez Guzmán, Director Comercial de la Empresa de Aplicaciones Informáticas, Desoft, presentó una solución asociada a la IoT que facilitaría a empresas nacionales el manejo de áreas como la fabricación, contabilidad y finanzas, las compra-ventas –incluido el comercio electrónico-, inventarios, mantenimientos, y la relación con los clientes, entre otras alternativas.

Y no sería para un lejano futuro, Sánchez Guzmán indicó que su propuesta, concebida con una plataforma Roic (Red de Objetos Interconectados), estaría lista para la comercialización a inicios del venidero año, al doblar de la esquina como quien dice.

La novedosa alternativa ya se anota en su haber una prueba piloto para el control de rutas fijas de taxis en La Habana, y el Ministerio de Transporte evalúa su futuro empleo también en el control del ferrocarril, según precisó el periódico Trabajadores.

¿Y qué es el Internet de las Cosas?

Dejando a un lado las explicaciones técnicas, el Internet de las Cosas o IoT es la interconexión mediante Internet de dispositivos informáticos integrados a objetos de la cotidianidad que posibilitan el envío y recepción de datos en tiempo real. Es la interconexión digital de objetos cotidianos con Internet.

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El IoT enlaza los dispositivos a Internet o a otros aparatos y así, por ejemplo, se pueden controlar elementos inteligentes de forma remota, recibir alertas y actualizaciones de estado. En el mundo, millones de dispositivos físicos están ahora mismo enlazados a Internet, recolectando y compartiendo datos.

La existencia de redes inalámbricas, entre otras bondades, ha posibilitado que desde una aspiradora hasta un vehículo se integren a la IoT, dotándolos de inteligencia artificial que les permite transmitir información sin necesitar de la intervención humana.

Fue en 1999 cuando Kevin Ashton, cofundador y director ejecutivo del Auto-ID Center de MIT, mencionó por primera vez la internet de las cosas.

«...El problema es que la gente tiene tiempo, atención y precisión limitados, lo que significa que no son muy buenos para capturar datos sobre cosas en el mundo real. Si tuviéramos computadoras que supieran todo lo que hay que saber acerca de las cosas –utilizando datos que recopilaron sin ninguna ayuda de nosotros– podríamos rastrear y contar todo, y reducir en gran medida los desechos, las pérdidas y el costo. Sabríamos cuándo necesitamos reemplazar, reparar o recordar cosas, y si eran frescas o ya pasadas» dijo en aquella oportunidad.

De entonces a la fecha el camino hacia el IoT ha ido abonándose, entre otros avances, con la IPv6 , la versión 6 del Protocolo de Internet, que es el que permite conectar dispositivos en Internet, identificándolos con una dirección única, conocida como «IP».

Hoy, en la industria, el IoT se asocia, entre otros, al control de procesos fabriles, robots ensambladores, sensores de temperatura, embalajes así como a controles de calidad y de toda la infraestructura productiva. La industria del transporte y también la energética ya ven sus beneficios.

En los ámbitos urbanos puede estar vinculado al control del tránsito vehicular evitando embotellamientos, y también al funcionamiento de semáforos, vías de trenes, cámaras y puentes.

También el control ambiental queda enlazado al IoT, y opinan entendidos que es una de las áreas donde más éxito ha tenido. Ello, en lo referido al acceso a la información de sensores atmosféricos, meteorológicos y sísmicos.

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Sensores para determinar la pureza del aire tributan al IoT referido al medio ambiente.

En el ámbito de la salud también se hace sentir en cuanto al acceso a las historias clínicas y los resultados de pruebas, equipos y métodos diagnósticos que posibilitan, ente otras alternativas, el monitoreo a distancia del estado de los pacientes, las variantes ambulatorias sustituyen, en los casos posibles, a los métodos invasivos.

Parece ser que donde menos se ha ido abriendo espacio el IoT es en los hogares, pero ya se escucha hablar de los llamados hogares inteligentes: aquellos donde el refrigerador, relojes, puertas, ventanas, calentadores de agua, cámaras de vigilancia, luces, la temperatura, el comedero de las mascotas, la higiene de la casa e incluso la cocción de los alimentos se incorporan a ese mundo digital.

Algunos afirman que desde la aparición de la World Wide Web, el Internet de las cosas es la segunda mayor revolución digital. Lo cierto es que con la extensión del empleo de la 5G las casas domóticas y el IoT en general recibirán sobre todo en el mundo desarrollado un buen impulso, que no permanecerá ajeno a grandísimos desembolsos.

Tanto es así que entre 2015 y 2016 hubo a nivel mundial un aumento del 64% en el envío de dispositivos para la automatización de hogares. Los ingresos del mercado de la domótica a instancia planetaria fueron de 53 millones de dólares en 2017, y se proyecta que para el 2022 alcancen la cifra de unos 119 millones.

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No puede negarse la importancia de las casas inteligentes, pero qué bueno sería que el mundo se ocupara un poco más de aquellos que ni casa tienen.

Casas inteligentes (smart homes), automatizadas o domóticas van acomodándose en la cotidianidad de este mundo heterogéneo. Mientras hoy, como cada día, mueren en el mundo 8 mil 500 niños por desnutrición, a veces a solo kilómetros, alguien desde su teléfono o tableta controla que la temperatura de su hogar se mantenga acogedoramente fresca.

Nueva tecnología, nueva preocupación

Esta Antilla Mayor ha ido dando sus pasitos también en el ámbito del IoT, con el convencimiento de que constituye un peldaño importante en la informatización del país.

Aun en medio de carencias y limitaciones impuestas por nuestra condición de país subdesarrollado y, sobre todo, por el bloqueo norteamericano, Cuba cuenta con logros en ese ámbito y el Foro de Empresarios y Líderes en Tecnologías de la Información (FELTI 2019) ha servido por estos días de escenario para presentar tales novedades.

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El Foro de Empresarios y Líderes en Tecnologías de la Información, FELTI 2019, realizado entre el 24 y 27 de este mes, fue espacio para que Cuba mostrara sus avances en el IoT.

Entre ellas se anotan el proyecto de historia clínica digital intrahospitalaria, que se implementa en el capitalino Hospital Manuel Fajardo con la digitalización de esos documentos para luego utilizarlos en toda su potencialidad a finales de año, así como la plataforma de gobierno electrónico, nueva manera de acceder a los servicios gubernamentales.

El Dr. Raydel Montesino Perurena, Vicerrector Primero de las Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), está bien al tanto de lo logrado en el ámbito del IoT y, como estudioso del tema, igual de los peligros y riesgos que entraña.

Por eso eligió la «Seguridad en el Internet de las cosas» precisamente como tema de su conferencia en el taller sobre ciberseguridad del Segundo Encuentro sobre Sistemas de Gestión de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (SIGESTIC’19) realizado también por estos días.

Refirió el académico que aunque parezca una realidad distante para muchos cubanos, se debe tener en cuenta que cada día es mayor en nuestra sociedad la penetración del IoT y, por tanto, es imprescindible tener en cuenta los elementos de ciberseguridad.

Mencionó entre los desafíos más apremiantes del desarrollo del Internet de las cosas, de acuerdo al reporte del portal Cuba.cu, la gran cantidad de equipos interconectados —20 mil millones en todo el mundo—, los diseños de bajo costo que no garantizan la protección de los datos personales ni de su propio funcionamiento, la heterogeneidad de dispositivos y redes, las restricciones de recursos y la educación.

«Los fabricantes tienden a centrarse en la funcionalidad, los requisitos de compatibilidad, la conveniencia del cliente y el tiempo de comercialización en lugar de la seguridad. Mientras tanto, se soslaya la protección de datos en dispositivos cada día más necesarios en áreas caves como la medicina, la industria o incluso en la construcción de edificios inteligentes», apuntó.

Sin duda, a nivel global y no solo para Cuba, el aumento del número de nodos inteligentes y de la cantidad de datos que generan esos nodos, va acompañado de nuevas preocupaciones en cuanto a la privacidad y seguridad de dichos datos.
Mucho puede ponerse en juego, peligrando su integridad y hasta su existencia, si se hace un mal uso de esas valiosas informaciones por parte de hackers u otros malintencionados.

Valen las alertas y también los esfuerzos que en el país se acometen para que el Internet de las Cosas, alcance cada vez más a las cosas cubanas.

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