Mijaín López: El cinco y el Olimpo para un gladiador sin límites

Mijaín López: El cinco y el Olimpo para un gladiador sin límites
Fecha de publicación: 
9 Agosto 2019
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Cuando se hable de leyendas del deporte mundial, habrá que narrar su historia con ribetes dorados. Mijaín López no tiene absolutamente nada que demostrar, pero la motivación que encierra su cuarto cetro olímpico lo mantiene enfocado a sus 37 años de edad.

Es un portento físico único, y su quinto título en Juegos Panamericanos, feudo que comenzó a establecer en Santo Domingo 2003, constituye un escalón intermedio hacia el Olimpo deportivo de Tokio.

De hecho, transitar por la competición con tres convincentes victorias, 21 puntos marcados e impecable nuevamente el casillero de los permitidos, hace confiar en la consecución de su objetivo. Máxime cuando el peso corporal, un enconado oponente, no constituyó en lo absoluto un escollo.

Su duelo semifinal frente al chileno de origen cubano Yasmany Acosta, su compañero al pie del colchón por nueve años y bronce del orbe, se presagiaba como el más cruento.

Mijaín tomó la iniciativa del combate, incólume ante las embestidas de Acosta, conociéndolo al dedillo… logró llevarlo a la posición de cuatro puntos, y allí defenderse de sus «tenazas» y de su desbalance letal, es prácticamente imposible.

Por el cetro, paseó al venezolano Moisés Pérez por superioridad técnica de 9-0.

Solamente verlo subirse al colchón encierra una sobredosis de respeto, y así mismo deben pensar sus rivales, incluso los más rocosos, como algunos de los que enfrentará en su segunda cruzada por la Bundesliga alemana, escenario bien exigente y provechoso para su preparación rumbo a la cita bajo los cinco aros en tierras del Sol Naciente.

Antes, buscará la clasificación en el Mundial de septiembre (14-22) venidero en Nur-Sultan, Kazajstán. De imponerse allí, sería su sexto cetro del orbe, palmarés que seguro buscará, amén de que el honor de clasificarse a la cita bajo los cinco aros estará reservado para los seis primeros de cada división en los colchones kazajos.

A Mijaín este jueves lo acompañaron tres luchadoras del estilo libre, y escalaron al podio de premiaciones Yusneylys Guzmán (plata en los 50 kg) y Lienna de la Caridad Montero (bronce-53 kg).

Yusneylys, o «La chiqui», como la conocen todos, se regaló ese metal en su cumpleaños 23, aunque confiesa que hubiese preferido el oro: «Una competencia bien difícil, conozco a todas las rivales que enfrenté, pero tuve que seguir detalle por detalle las indicaciones de la esquina para llegar a la final. Soy una luchadora que tira mucho tackle, y ante contrarias como la estadounidense, muy fuerte y con extremidades más largas, es complicado entrarles. Es la segunda vez que me derrota.

«Debo entrenar más, pero esta plata en mis primeros Panamericanos, el día de mi cumpleaños, me hace feliz».

Antes de ceder en la final 2-10 ante Whitney Conder, Yusneylys se había impuesto a la peruana Thalia Mallqui (4-1), y a la peruana Jacqueline Mollocana (2-1).

Lienna, por su parte, fue sorprendida y pegada por la venezolana Betzabeth Argüello en semifinales. Abrió sólida con 8-0 sobre la brasileña Camila Fama, pero la curtida Argüello frenó las aspiraciones de la bronceada universal.

Lienna pugnó en los 53 y no en los 57 kg, estrategia colegiada con el colectivo técnico, especialmente con Filiberto Delgado, y que, al parecer, mantendrá hasta lograr la clasificación olímpica y pugnar en Tokio.

De tres-tres sobre el tatami en la apertura

Pudiera afirmarse que el judo inició con el pie derecho su andadura por los tatamis del Polideportivo III. Y es que los tres representantes cubanos inscritos se agenciaron preseas.

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Vanessa Godínez tiene todo para ser una gran judoca, pero en ocasiones decae su intensidad de combate. Foto: José Meriño, enviado especial.

Lo más notorio fue la plata de Vanessa Godínez en los 48 kg. Y me refiero a notorio, porque en el acto semifinalista la judoca de 20 años derrotó a la titular olímpica argentina Paula Pareto por hansoku make (tres shidos) en regla de oro.

Vanessa se vio agresiva, con iniciativa y mejor cara en las acciones ofensivas, y estuvo a punto de marcarle wazari en dos ocasiones a la albiceleste.

Al parecer, dejó todo su arsenal y combustible en ese pleito, pues luego, por el oro, se vio carente de recursos y superada por la dominicana Estefania Soriano, quien la derrotó por wazari.

Hablamos de dos judocas con un nivel parecido y acostumbradas a medirse entre sí, con el mejor balance para Godínez. Sus respectivas posiciones (78 y 81 del ranking mundial) así lo constatan.

Su coequipera Nahomys Acosta (52) fue víctima de la mexicana Luz Olvera por ippón en semifinales, y luego se reencontró con la victoria, al vencer por bronce a la quisqueyana Diana de Jesús, gracias a wazari. La brasileña Larissa Pimenta se erigió monarca, en definitiva.

Mientras, por los hombres, Roberto Almenares (60 kg) igualmente vistió judogui de bronce.

Se le atravesaría en el camino en semifinales el favorito brasileño, Renan Torres, su verdugo por ippón. Eso antes de imponerse por la misma vía en busca del bronce al dominicano Elmert Ramírez. Torres se coronó por wazari ante el difícil ecuatoriano Lenin Preciado.

Definitivamente, el espíritu de lucha está inyectado en el genoma del cubano. Fechas finales con la fe y todas las esperanzas depositadas en el judo y la lucha. Confiemos en que sus arcas puedan cargar con mayor número de metales.

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