USA: Trump y las penúltimas masacres

Tal fue el criterio expresado por dos analistas de la Associated Press (AP), Hunter Woodall y Hope Yen.

¿Su argumento? Que los sostenidos ataques de Trump contra las minorías habían exacerbado la discriminación racial y la violencia.

En el transcurso de actos públicos y espacios televisivos, resaltaron la necesidad, entre otras cosas, de establecer más limitaciones a la tenencia de armas, revisiones a sus propietarios y antecedentes de estos.

Pero concentraron casi todo su fuego en Trump, tratando de mezclarlo con tiroteos sucedidos en Dayton y El Paso, donde murieron casi 30 personas, luego de meses de retórica presidencial contra gente de la comunidad negra y migrantes de la misma raza.

«Existe complicidad en el odio del presidente que socava la bondad y la decencia de los estadounidenses, sin importar su partido», dijo Cory Booker, senador por Nueva Jersey.

«Guardar silencio en momentos en que el odio va en aumento; es insuficiente decir: “yo no soy un promotor de odio”.

«Si no trabajas activamente por combatir el odio, denunciarlo, eres cómplice de lo que está sucediendo».

El alcalde de South Bend, Pete Buttigieg, dijo que confrontar el terrorismo de los nacionalistas blancos sería vergonzoso para un presidente que, «para empezar, ayudó a avivar muchos de estos sentimientos en el país».

Y a renglón seguido, puntualizó: «en el mejor de los casos, condona y alienta al nacionalismo blanco».

La senadora Kamala Harris, de California, también atribuyó culpa al lenguaje de Trump, que impone «consecuencias increíbles».

Kamala subrayó: «Tenemos a un presidente de Estados Unidos que ha elegido usar sus palabras en una forma en que promueve el odio y la división entre nosotros».

Cinco minutos después, la legisladora por Las Vegas salió en dirección a una ceremonia religiosa en una iglesia de Las Vegas.

Paralelamente, organizaban honras fúnebres a los asesinados en aquel territorio, famoso por sus numerosos casinos de juego.

Mientras, la nueva tragedia confirmó aún más hasta dónde llega en Estados Unidos el poder de sus verdaderos propietarios.

Así como el doblez de una gran parte de sus políticos para servirles.