Panamericanos, escaparate de Lima y de sus contrastes

Panamericanos, escaparate de Lima y de sus contrastes
Fecha de publicación: 
26 Julio 2019
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En medio de la niebla invernal de Lima, el boxeador amateur Marco Morales mira desde la colina desértica más alta de su barriada un enorme y flamante complejo de concreto y césped que terminó de construirse hace dos meses y que será una de las principales sedes de competencias durante los Juegos Panamericanos.

Morales no participará en la festividad deportiva de Lima como deportista. En ese y otros sentidos, los juegos continentales que se inauguran este viernes son tan ajenos para él como para muchos otros peruanos.

El suceso deportivo más importante que Perú haya organizado en su historia desata una mezcla de entusiasmo y escepticismo en esta zona pobre llamada Villa María del Triunfo, donde los vecinos observaron desde sus casas de cartón en las innumerables colinas cómo el gobierno edificó en un año una obra de 21 hectáreas, con un costo superior a los 400 millones de dólares, para hockey, béisbol, softbol, rugby, pelota vasca, wáter polo y tiro con arco.

Se trata apenas de uno de varios complejos deportivos que fueron construidos o remozados. En contraste, las protestas que los residentes de esta zona han encabezado por 30 años para exigir agua y drenaje casi nunca son atendidas.

“Hockey, no lo practica nadie, wáter polo peor, muchos ni siquiera saben nadar, aquí casi no hay agua”, dijo Morales.

El púgil de 19 años y complexión menuda (52 kilogramos) llegó a integrar la selección peruana de box. Sin embargo, no se clasificó a los Panamericanos porque tiempo atrás en los exámenes médicos descubrieron que sufría de anemia, una enfermedad asociada a su pobre dieta y que la padece casi la mitad de los menores de 3 años de este país sudamericano, de acuerdo con estadísticas oficiales divulgadas este año.

En 32 meses, Perú usó 1.000 millones de dólares de sus arcas en la construcción de dos modernos complejos polideportivos en zonas pobres, un proyecto de vivienda de siete torres que alojará casi a 7.000 deportistas y en la renovación de varios estadios. En un país donde no suele haber incentivos de largo plazo para desarrollar la infraestructura del deporte, ni siquiera del popular fútbol, los Panamericanos han permitido generar instalaciones nuevas en su capital de nueve millones de habitantes y ubicada en medio de un desierto frente al Pacífico.

Los organizadores creen que el gasto público _la mitad de lo usado en los Panamericanos de Toronto 2015_ debe abrir una oportunidad para fomentar la práctica de deportes que los peruanos desconocen.

“La gente decía ¿qué es esto?, ¿es fútbol de pelea? ¿Pelea de mujeres?”, recordó Carlos Neuhaus, presidente del comité organizador sobre la reacción de los vecinos de Villa María del Triunfo al presenciar por primera vez un encuentro de rugby femenino en el complejo deportivo.

El señor Neuhaus afirma haber usado un nuevo modelo de gestión, con asistencia técnica internacional experta en anteriores juegos deportivos, para ejecutar con rapidez las obras retrasadas en un país conmocionado desde 2016 por el terremoto judicial causado por las investigaciones contra la poderosa clase política local, procesada o en prisión tras ser pillada en tratos corruptos por obras públicas con la constructora brasileña Odebrecht.

Pero el boxeador Morales, cuya única ayuda estatal que recibe es un plato de comida por día, cree que en los nuevos polideportivos deberían incluirse disciplinas que los vecinos practican, para así darle continuidad a las obras luego que se acaben los Panamericanos.

“Si hubieran preguntado a la gente, habrían propuesto fútbol o atletismo o box”, comentó. “En esta zona se boxea y se corre, también se practica el fútbol y el vóley porque solo necesitas una pelota o los pies o las manos”.

Uno de los mayores desafíos en las construcciones deportivas a nivel global es mantenerlas útiles cuando culminan los eventos, dijo Cristina Dreifuss, coordinadora de investigación de la facultad de Arquitectura de la Universidad de Lima.

“Eventos como las Olimpiadas o los Panamericanos podrían ser oportunidades de muchos cambios”, afirmó.

Recordó el caso de Barcelona, donde marcaron un hito las reformas urbanas que el gobierno impulsó para albergar los Juegos Olímpicos en 1992.

Por el contrario, el alto costo de mantenimiento o la mala planificación ha provocado el abandono de muchas instalaciones creadas para albergar grandes eventos deportivos. Es el caso de la villa de 650 apartamentos en la ciudad mexicana de Guadalajara, que fue sede de los Panamericanos en 2011, o de varios recintos empleados durante los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro.

En Villa María del Triunfo varios pobladores están molestos porque sólo se han culminado las vías por donde transitarán los deportistas de 41 países, mientras el resto de carreteras luce sin pavimentar y no se conoce cuándo serán culminadas.

“Al gobierno solo le gusta mostrar limpias las calles por donde estarán los atletas, igual ocurrió en 2018 cuando vino el Papa Francisco”, dijo Vicente Chávez, carpintero que por 10 años ha reclamado la instalación de agua en una colina elevada de la zona.

El presidente del comité organizador pide paciencia.

“Quizá el deporte es el motivo que nos pueda unir a todos los peruanos...aprovechemos esa coyuntura para dejar de pelearnos”, exhortó.

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