«Necesitamos varios tipos de telenovelas en Cuba»

«Necesitamos varios tipos de telenovelas en Cuba»
Fecha de publicación: 
24 Junio 2019
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Yoel Monzón Monzón es el escritor de la telenovela cubana del momento: Más allá del límite. Lleva ya algunos años participando en la creación de dramatizados para la Televisión Cubana. Lo entrevistamos para conocer de algunas de las interioridades del proceso de concepción, producción y puesta en pantalla de los teledramatizados en Cuba.

—¿Qué distingue a la telenovela cubana contemporánea de las de otros países del continente?

—Mucho, desde las concepciones temáticas,artísticas, estéticas y de construcción y diseño de personajes, hasta los niveles de actuación, realización y puestas en pantalla (factura), cantidad de capítulos, metraje de estos...

«En Cuba, donde la televisión es pública y tiene un sentido, esencia y proyección eminentemente socio-cultural y comprometida con el sistema sociopolítico y económico elegido, la telenovela —que a pesar de todo sigue siendo el producto audiovisual más polémico y seguido por la mayoría de los públicos— no escapa ni debe escapar a esta visión-compromiso de transmitir valores y contenidos positivos y edificantes, algo que no ocurre con las telenovelas foráneas.

«De ahí que nuestra telenovela contemporánea no sólo es -y debe ser- la fiel continuadora de sus predecesoras y, aunque se mantiene de formas ya no tan “clásicas” dentro de las características y “límites” propios del género melodramático al que debe su surgimiento, desarrollo y éxito de masas, también tiende a asentarse en un nuevo y aún no muy definido “estilo propio”, que no sólo se caracteriza por su a veces demasiada marcada tendencia “educativa”, impuesta muchas veces por las propias políticas editoriales; por su escaso valor estético y artístico —lo que dificulta y hasta imposibilita en algunos casos su comercialización—; sino también por una tendencia creciente a adquirir algunas características propias de la series cortas, creándose una especie de híbrido que, muchas veces lamentablemente, dan al traste con los objetivos trazados y, lo que es peor, devienen en productos ambiguos, dispersos y con poca o mala aceptación por parte de los públicos que esperan de la telenovela, una telenovela, no otra cosa.

«Una característica de nuestros sistemas productivos en la actualidad es la ausencia ahora mismo de estudios de grabación. Esto puede y estoy seguro que va a redundar en una mejor factura de nuestras telenovelas, y, con mucho trabajo y buena suerte, una mejor aceptación por parte de los públicos, no solo de Cuba».

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Con el actor Alejandro Cuervo, uno de los protagonistas de la telenovela Más allá del límite.

—¿Qué distingue tus propias telenovelas de las de otros escritores cubanos?

—Como ya dije de alguna manera en la pregunta anterior, las políticas editoriales de nuestra televisión determinan qué temas se pueden tratar y de qué forma en este género y espacio. Y es importante destacar que al ser trasmitidas en el horario estelar de las 9 de la noche, donde se supone que todos los grupos etarios y culturales pueden estar frente a los televisores, estas acotaciones son más marcadas en comparación con las series que son mayoritariamente producidas por otras productoras y trasmitidas en otros horarios.

«De ahí que los escritores de telenovelas tengamos un rango más o menos bien definido, no tan amplio y único para crear nuestras historias. En realidad, mi primera obra propia es Más allá del límite. Las anteriores (Con palabras propias y Tierras de fuego) fueron co-escritas con otros escritores y partiendo de ideas originales de otras personas. Lo que quise que distinguiera esta novela —y pretendo hacerlo con todas las demás- es un marcado y muy personal anclaje a nuestra realidad.

«Los temas, tratamientos y personajes que elegí son los que podemos encontrar casi en cada familia, en cada cuadra, en cada grupo poblacional de cualquier parte de nuestro país. Quise poner a debate y análisis algunas de nuestras preocupaciones mayores, no sólo ni tanto de la diaria lucha por la subsistencia física, sino, y sobre todo, de la lucha por la subsistencia espiritual, por la realización personal, tan necesaria y vital para la consecución de eso que llamamos felicidad y que muchas veces no sabemos qué es, dónde está, cómo encontrarla y, lo que es más peligroso, cómo identificarla y defenderla cuando la tenemos y no nos damos cuenta de que ya somos felices».

—¿Hasta qué punto la telenovela puede asumir la agenda social de un país? ¿De qué manera hacerlo?

—Pudiera creerse que la agenda social de un país debería limitarse solamente, o mayoritariamente, a la prensa escrita, a los noticiarios y a los programas especializados de información y debates. Sin embargo, nadie está ni puede estar ajeno a la realidad en que vive, y en la que crea, reproduce o consume ya sea productos materiales o espirituales.

«La televisión es uno de los medios que menos puede enajenarse de esa cambiante realidad y de la importancia de informarla, reflejarla, criticarla o enaltecerla; de transmitir las ideas, valores y pensamientos que contribuyan a mejorar, a perfeccionar esa realidad, a hacerla cada día más humana, “vivible”, satisfactoria y edificante para cada uno de los cubanos y cubanas.

«Y ha sido demostrado desde hace muchísimo tiempo que la manera más eficaz de transmitir esa ideas, valores y pensamientos positivos y edificantes, es a través de la emoción, de la conexión directa con los sentimientos de los receptores, alejándose de los didactismos y de los discursos directos y fríos que no se quedan grabados en nuestra memoria sensitiva para ser procesados y asumidos más tarde y no siempre de forma consciente.

«Entonces sí, la telenovela, como el género y producto televisivo donde más se apela a las emociones y a los sentimientos, debería y debe asumir de alguna manera no despreciable la agenda social de un país.

«¿Hasta qué punto hacerlo? Bueno, aquí pudiera volver a mi respuesta anterior sobre las políticas editoriales y sobre la influencia que estas y el horario de transmisión de las telenovelas tienen sobre los contenidos y las formas de abordaje y tratamiento de esos contenidos. Pero prefiero detenerme en otro factor quizás más importante: que al existir una depresión en la realización de audiovisuales dramatizados de todo tipo y géneros en nuestra televisión, prácticamente sólo queda la telenovela para, a través de sus tramas melodramáticas en esencia, asumir esa agenda social, aunque ojo, sin perder de vista que este no es su sentido primero, que no puede ser su objetivo explícito, que no puede quedar en la primera impresión que reciba el receptor, a menos que lo haga mediante una carga dramática y emotiva que lo estremezca, que lo haga identificarse inmediatamente con la situación dibujada».

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Con parte del elenco de la telenovela.

—¿Cómo asumes tú esa agenda social?

—Tejiendo con mucho trabajo y meticulosidad los temas y aspectos de esa realidad que elegí en el entramado de situaciones, subtramas y personajes propios de la telenovela.

«Por lo general, son las tramas y los personajes secundarios los “ideales” para desarrollar esos temas en cuestión, ya que para los protagónicos quedan las sufridas historias de amor, la lucha más cruenta y evidente entre el bien y el mal, la representación de los valores positivos más universales.

«Por eso mi trabajo se caracteriza por la presencia de muchos personajes, de varias tramas secundarias y de muchas subtramas específicas en las que puedo tratar con relativa soltura los temas que me preocupan, algunos.

«En Más allá del límite me quise concentrar, como ya he dicho otras veces, en el fenómeno de la emigración: complejo, multifactorial, cambiante, lacerante y muy presente en nuestra sociedad desde hace muchos años, y lo circunscribí, fundamentalmente, a la numerosa familia protagónica, aunque estará presente en otros personajes y familias.

«Un grupo etario que siempre me ha preocupado grandemente es el de la adolescencia-primera juventud, por la absoluta importancia y trascendencia que tiene la formación de valores y del carácter en esa etapa de la vida.

«Por eso a ellos les dedico la mayor cantidad de personajes y situaciones, todas en torno a la orientación vocacional, al descubrimiento libre de la orientación sexual, a sus relaciones con las diferentes generaciones convivientes en una misma casa, a la generación y pérdida de valores en sus medios familiares, educativos o laborales, a su realización profesional... Hay mucho que decir de la Cuba de hoy, lo difícil es hacer la elección y poder decir».

—¿Hasta qué punto se pueden dinamitar los resortes clásicos del melodrama en la telenovela contemporánea?

—Como dije anteriormente con respecto a los “híbridos” que últimamente caracterizan los seriados realizados y transmitidos en el espacio de la telenovela, es peligroso alejarse “mucho” de los resortes clásicos del melodrama porque estos son los que definen a la telenovela, y sus muchos seguidores los saben apreciar; quizás no manejen los términos exactos, o no puedan describir apropiadamente dónde están los “fallos”, pero sí ha quedado muy claro que saben cuándo están en presencia de “otra cosa”, quizás incluso mejor en términos de factura, realización, ritmo y hasta temas, pero no es lo que esperan encontrar, lo que buscan en una telenovela, y por eso los índices de audiencia y gustos disminuyen y seguimos perdiendo la “competencia” frente a las cada vez más numerosas series extranjeras, el paquete y la antena.

«Estos resortes se pueden y deben tensar, hacerlos más contemporáneos, más afines con la cambiante realidad audiovisual de Cuba y del mundo, pero sin romperlos, sin salirse del genero melodramático que por años ha definido a una telenovela porque corremos el riesgo de perder a los numerosos públicos que aún, y a pesar de todo, la siguen en todas partes del mundo».

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Con Ofelita Núñez y Amada Morado, actrices de la telenovela.

—¿En qué medida se parece la telenovela que concebiste y soñaste a la que se está transmitiendo ahora mismo?

—En este proyecto en particular logré que el director Miguel Brito trabajara conmigo y se involucrara desde la misma concepción del argumento y de los guiones. Gracias a esto hubo una comunicación ininterrumpida, espontánea y sincera todo el tiempo de escritura,y los guiones que llegaron a sus manos a la hora de realizarlos no sufrieron mayores cambios ni transformaciones después pues ya casi todo estaba consensuado.

«Ahora, la realización en sí es otra cosa: la selección y decoración de los espacios, que puede y debe caracterizar también a los personajes;la selección y dirección de los actores que encarnan a esos personajes; el movimiento escénico, el montaje y la fotografía de cada escena, todo eso repercute de forma directa sobre la materialización de cada guion, y debe estar en función de enaltecer los valores de ese guion, de las historias que se cuentan, incluso, debe intentar remediar los errores, las carencias, la limitaciones que pueda tener ese guion.

«La Más allá del límite que se está transmitiendo ahora mismo se parece bastante a la que yo soñé, más que las anteriores, pero no es la que yo soñé, como es lógico, y no sólo por los aspectos mencionados anteriormente y que no fueron del todo eficientes, sino también y sobre todo por un proceso de revisión y reedición que sufrió una vez realizada totalmente y que eliminó y/o modificó partes de las historias que se contaban».

—¿Cómo influyen entonces esos esquemas de producción y realización en la puesta en pantalla de las historias?

—Muchísimo. En nuestro país cada seriado de continuidad, sobre todo las telenovelas que son los más largos, se graban de formal no lineal una vez escritos todos los guiones, por razones productivas y puramente materiales y organizativas. Eso quiere decir dos cosas: primero, que no hay retroalimentación con los públicos mientras la obra se concibe y sale al aire.

«En otras partes del mundo los públicos pueden influir con sus opiniones y gustos en el desarrollo y conclusión de las tramas y de los personajes pues se graba por bloques y se les pide sus criterios. Y segundo: al grabarse de forma no lineal, por locaciones y sets, no se hace por el orden cronológico en que aparecen las escenas, pudiendo estar juntas las de los primeros capítulos con las de los últimos.

«Esto condiciona enormemente el diseño físico de los personajes, que no pueden cambiar sustancial y creíblemente sus apariencias, si lo requirieran, y hasta el de los propios sets y locaciones.

«Antes señalaba que en la actualidad no están funcionando los estudios de grabación de nuestra televisión. Esto implica mayores costes de producción, más largos tiempos de grabación y un esfuerzo físico mayor por parte de todo el equipo de trabajo. Sin embargo, ganamos muchísimo desde el punto de vista visual, de factura, pues ya no se trabaja en sets construidos, con pocos y pobres recursos de todo tipo. La ambientación, la dirección de arte y la fotografía pueden ahora, y deben, incidir mucho más y decisivamente en la calidad final del producto».

—¿Qué telenovela necesitamos en Cuba?

—En realidad necesitamos varios tipos de telenovela en Cuba. En otros países del mundo donde también es tradición consumir este género televisivo, se transmiten varias telenovelas en el mismo día, en diferentes horarios, y el tipo de telenovela va a depender del horario en que se transmita por el tipo o los tipos de públicos que las pueden ver y consumir en esos horarios. O sea, que hay una subdivisión o reclasificación dentro del género de telenovela, que las hace diferentes en alguna medida y apropiadas para diferentes horarios y públicos.

«Al tener un solo espacio en Cuba, sólo tres veces a la semana, nos condiciona enormemente a que, con esa única telenovela al aire, tengamos que satisfacer todos los deseos de todos los públicos.

«Pretender lograr este imposible es lo que nos conlleva al fracaso. Si le preguntamos a cada televidente qué tipo de telenovela prefiere y quisiera ver, todos nos dirían algo diferente, aunque coincidieran en algunos puntos.

«Incluso, si le preguntamos a cada funcionario del medio televisivo, especializado o no, y a los decisores, qué tipo de telenovela debemos hacer, ya que hacemos tan pocas, tampoco son coincidentes sus criterios.

«Entonces, mi opinión es que en una telenovela contemporánea —no podemos realizar telenovelas de época- deben estar la mayor cantidad de ingredientes posibles para hacerla lo más atractiva que esté en nuestras manos para la mayor cantidad de públicos; mezclarlos sabiamente es el gran reto de los escritores, asesores y realizadores.

«Estos ingredientes serían: las imprescindibles historias de amor casi imposibles, dificultados, los triángulos amorosos, las traiciones, el suspenso, los grandes secretos, la eterna lucha entre el bien y el mal, entre los héroes y villanos, pero ojo: héroes y villanos de carne y hueso, "aterrizados", humanos, cubanos de hoy, y de Cuba.

«O sea, los resortes típicos del género, pero también las situaciones y los personajes que generen humor, y los que que nos hagan pensar, analizar quizás, un poco, la cambiante realidad en la que estamos viviendo y las trasformaciones que podríamos hacer para mejorar esa realidad».

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