DE LA HISTORIA DEPORTIVA: Los Kelly, desquite y victoria

DE LA HISTORIA DEPORTIVA: Los Kelly, desquite y victoria
Fecha de publicación: 
8 Junio 2019
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Voy a compartir un cuento con ustedes. Me impulsan unas líneas que leí en las estadísticas del remo panamericano: Un par de remos cortos. 1955. John B. Kelly, USA. 7:48.9. Dos pares de remos cortos. Se repite ese nombre porque unido a William Koechel alcanza la victoria. Y voy hacia la narración prometida. Protagonista: el progenitor del dos veces as del clásico continental.

John B. Kelly, de origen irlandés, busca en Estados Unidos mejoría para su vivir. Comienza como obrero de la construcción. Batallador en medio de aquella carrera de la existencia, tiene la dicha de convertirse en un galgo que logra acercarse más que la mayoría a la liebre... Pasa por encima de los rezagados. Contratista, empresario. El ascenso le permite disfrutar de su pasión: el deporte de remos.

Después de ganar varios galardones en las aguas de EE.UU., intenta probarse internacionalmente. En 1912, triunfa en un torneo holandés, y se siente listo para contender en un respetable clásico: las Regatas Reales de Henley. Envía su inscripción por correo.
Cuando llega lleno de optimismo a Inglaterra, lo sorprende su no aparición en la lista de los participantes. Piensa que es un error. Al indagar, la verdad lo golpea: «¿Fue usted trabajador manual?», le pregunta un funcionario. Asiente. Dura y sucia aclaración recibe: «Ahí tiene la respuesta. Por eso no puede competir aquí. Nuestro Reglamento impide la inclusión en nuestras regatas de un obrero, un jornalero o un artesano: son solo para caballeros y usted no lo es».

Contra estas barbaridades debió luchar Pierre de Coubertin para rescatar y mantener los Juegos Olímpicos, en sus inicios sobre todo. Y ya que menciono a estos clásicos, acompáñenme a la magna cita efectuada en Amberes en 1920: presenciará el combate en skiff. Favorito: Sir Jack Beresford. Lo grita su impresionante historial. Observa a un rival que lleva una gorra sucia y con roturas. «Está loco”, y sigue comentando con tono de burla.

¡Arrancan! El inglés y el hombre al que tachó de orate encabezan el batallar. ¡La meta...! Entran muy pegados. Pero el gentleman es derrotado 7.35 a 7.36 por John B. Kelly que usó la gorra de sus tiempos proletarios. Va por más. Mírenlo batirse en doble sculls. Él y Paul Costello son rayo, ningún otro dúo tienen potencia para superarlos. Y llegan primeroS. El doble titular olímpico completa el desquite: le envía la gorra al rey Jorge V con una copia de aquella disposición antihumana que impidió actuar a John en el certamen británico.

París 1924. En el ex obrero vuelve a imponerse con Costello en el par. Beresford sube a lo más alto del podio por fin. Su mayor rival declinó intervenir en la prueba individual... Melbourne 1956: el hijo de Kelly, del mismo nombre, bronce en la especialidad personal, plata en dúo; y ¡logra la victoria en las Regatas de Henley...!

No olvidó aquella afrenta aunque se había convertido en empresario, galgo vencedor como ya dije en la lid de la vida, en gran medida a costa de tantos que quedan amarrados a lo sombrío. Amo de galgos entonces.

Entrado en años solía comentar entre sonrisas: «Antes, cuando mi hija pasaba decían: Ahí va la hija de John Kelly, el campeón olímpico. Ahora cuando paso dicen: Ahí va el padre de Grace Kelly, la gran actriz, hoy princesa de Mónaco».

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