CRÓNICAS BIEN CORTAS: Es cuestión de amor

No todo el mundo habla de estos temas tan abiertamente, pero ella sí. Es oficial retirada del Minint, ahora ama de casa, y tiene una sobrina homosexual, que vive con ella. En la cola de la farmacia, me dice:

«Mi sobrina es lesbiana, a mí al principio no me gustaba esa palabra, pero ella me dice que no es una mala palabra, que es correcto llamarla así. Un día, cuando tenía 18 años, me dijo que había roto con su novio. Le pregunté por qué, si era un muchacho tan bueno. Lo que me respondió me asustó mucho: “Es que no me gustan los hombres, me gustan las mujeres”. Ella siempre ha sido una muchacha inteligente. Le pregunté por qué había escogido ese camino y se me quedó mirando muy fijo: “Tía, ¿tú crees que esto se escoge? Si fuera por escoger, yo escogería el camino más fácil, el que menos dolor te causaría y el que menos trabajo me costara a mí. Ser homosexual no se escoge, pero uno sí puede escoger asumirlo o no. Yo no voy a ser infeliz toda mi vida, ni voy a hacer infeliz al hombre que esté conmigo. Yo me acepto como soy y me gustaría que tú me aceptaras. Si no puedes, no me voy a molestar contigo, pero no puedo seguir viviendo aquí”.

«¿Qué le iba a decir? En ese tiempo yo no entendía mucho, pero no es cuestión de entender, es cuestión de amor. Le dije: yo soy tu tía, yo soy tu sangre, esta es tu casa. Ahora ya he leído mucho, y sé que eso es normal. ¡Lo dice la ciencia! Pero el amor incluso es más fuerte que la ciencia. Se lo digo a todo el mundo: antes de juzgar, amen. Se lo digo a todas las madres, aunque algunas no me entienden: si son capaces de amar a un hijo delincuente, ¿cómo no van a amar a un hijo gay, que no es nada malo? No quiero estar en la piel de un hijo rechazado por sus padres. A mi sobrina la quiere todo el mundo. Aunque, te digo, no ha tenido suerte con las parejas. Yo sé que un día se va a enamorar de una mujer tan buena como ella. Yo te digo, todo se resume en el amor».