¿Felicidad por encargo?

¿Felicidad por encargo?
Fecha de publicación: 
5 Abril 2019
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Había pedido un millón de dólares. No a una deidad en específico, sino siguiendo indicaciones que hablaban de imaginar el hecho ya consumado, de agradecer como si ya hubiera ocurrido, y de no implorar, sino de simplemente encargar, como mismo se manda a hacer un cake de cumpleaños.

Y mi amiga de los años, luego de cumplir al dedillo cada una de esas indicaciones, luego de pedir su milloncito, se encontró al día siguiente, llegando a la parada, 20 pesos cubanos, balas de salva, como les llamarían en el programa de Pánfilo.

Luego del hallazgo, me llamó contentísima, eufórica:

—¡Se me dio, se me dio! Te lo dije, que eso funcionaba.

—¿Tienes un millón de dólares?

—Bueno, ya me empezaron a llegar... pero es en billetes cubanos de a 20.

La anécdota, absolutamente real, viene al caso porque, por estos días, programas televisivos y de radio han coincidido en abordar, por simple casualidad, cuestiones referidas a la que se ha dado en llamar Ley de la atracción, aquella que dice que pensar en positivo atrae lo positivo, y viceversa.

Documentales, artículos, videoconferencias y hasta cursos ofreciendo recetas y técnicas proliferan en el mundo alrededor del tema. Y es que, si se mira de cerca y con cuidado, se descubre que coexiste con otro asunto muy importante: la felicidad.

Bueno es lo bueno, pero no lo demasiado, reza un antiguo dicho, que bien se aplica a esta cuestión del optimismo y la felicidad por encargo.

En su libro Individuo, familia, sociedad. El desafío de ser feliz, presentado recientemente en la Isla, la reconocida psicóloga cubana Patricia Arés explica que el optimismo «se puede definir como la tendencia a esperar que el futuro depare resultados favorables».

Y sí que es beneficiosa tal actitud, aunque la dicha o la desdicha van marcadas por el prisma de cada cual, por lo que cada uno entiende al respecto; de ahí que a veces hay quien está inmerso en la más plena felicidad y no se da cuenta.

La autora también alerta que «atribuir a la persona la responsabilidad del signo dichoso o desgraciado de sus experiencias TODAS es rotundamente falso y peligroso».

Argumenta tal tesis citando a la colega estadounidense Bárbara Held: «Con la coartada del positivismo, ¿se les puede exigir a los trabajadores que no protesten (...) que no reivindiquen sus derechos, si son despedidos del trabajo?»

Sucede que, aunque adoptar actitudes positivas es casi un pilar de la supervivencia, habría que preguntarse junto con la psicóloga cubana: «¿cuándo comienza el optimismo a distorsionar la realidad y a transformarse en ingenuidad o autoengaño?»

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Comenta la especialista que el optimismo debería ir acompañado de reflexiones y no solo de esfuerzos por pensar siempre bonito, siempre en positivo a tiempo completo, incentivados a veces «por la euforia mediática y la felicidad de los shows televisivos».

El optimismo ha de ser una actitud activa, no pasiva, esperando quieta y confiadamente a que lo deseado «caiga del cielo». Quien fuera responsable del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la neozelandesa Helen Clark, citada por Arés, concluye luego de sopesar el binomio optimismo-realidades sociales:

«El optimismo es consecuencia y no causa de experiencias de bienestar. Un ciudadano que se siente protegido en su ciudad y seguro de sus derechos jurídicos, es más propenso a sentirse optimista con su vida y con las de quienes le rodean».

Sé feliz sin gastar un medio

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Hay quienes consideran que al incrementar el confort material y los ingresos, aumenta la felicidad. Necesariamente no ocurre así, aunque es bien complicado sentirse feliz con la cartera vacía.

La doctora Arés, quien desde su consulta ha ayudado a miles de familias cubanas, anota en su libro que existen hogares donde, a pesar de haber elevado considerablemente sus estándares de vida, a causa, por ejemplo, del trabajo por cuenta propia, a la par han aumentado su nivel de estrés, de desconfianza hacia los empleados, y les acompaña el temor a los inspectores, el deterioro de la relación con parientes que tomaron o toman parte en el negocio… Tienen más dinero, pero no son más felices.

A propósito del Día Internacional de la Felicidad, celebrado en el mundo el pasado 20 de marzo —las Naciones Unidas instituyeron la fecha siete años atrás—, varios sitios digitales se pronunciaron de muy diversas maneras sobre el tema, y recomendaron modos y caminos para ir en busca de esa huidiza y efímera dama.

CubaSí retoma siete propuestas de todas las sugerencias publicadas:

-Sé amable y agradecido.

-Aprende a perdonar.

-Rodéate de gente contenta.

-Cultiva tus relaciones sociales.

-Ayuda a los demás.

-Disfruta y cuida a plantas y animales.

-Quiérete mucho a ti mismo, pero mucho.

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