Alicia para siempre

Alicia para siempre
Fecha de publicación: 
17 Octubre 2019
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Alicia Alonso es, será por siempre, la Artista Nacional. Brilló junto a las más grandes glorias de la cultura cubana, representante y símbolo de una generación que consolidó, en la primera mitad del siglo pasado, las corrientes más auténticas del arte insular. Alicia fue una artista de las vanguardias.

En su larguísima trayectoria artística fue protagonista y testigo de grandes hitos de la cultura cubana, sus aportes son indiscutibles: gracias, en buena medida, a Alicia Alonso, Cuba se ubicó con letras mayores en el mapa universal del ballet.

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Ese “milagro cubano” del que tanto han hablado críticos y maestros de danza de todo el mundo, la tuvo a ella como hacedora fundamental. Y fue también (y lo será por siempre) referente principalísimo de la escuela cubana de ballet.

Ella fue la “cara” más visible del trío esencial del ballet en Cuba, que integró junto a los hermanos Alberto y Fernando Alonso. Ella constituyó la concreción escénica de esa manera muy cubana de asumir el ballet que los tres grandes consolidaron.

Los basamentos teóricos de esa escuela (reconocida como la más joven del mundo) han persistido en los métodos de enseñanza y entrenamiento de maestros, bailarines y profesores… El testimonio visual está salvado: en el arte de Alicia Alonso, conservado en filmaciones históricas, están muchas de las claves.

Uno ve una filmación de Alicia, más de medio siglo después, y se asombra por la excelencia de su desempeño. La técnica del ballet ha evolucionado mucho, pero la técnica de Alicia sería todavía prodigiosa en los días que corren. Pero lo principal, lo que la convirtió en uno de los mitos vivientes de la danza, fue su vocación de estilo.

Ante cualquier duda, sería recomendable revisar las numerosas filmaciones de su Giselle.

Durante mucho tiempo se dijo (y todavía se dice) que Cuba tenía el privilegio de contar con la mejor bailarina del mundo. Es muy aventurado afirmar eso: ¿cómo podría definirse? Pero lo que sí queda claro es la estatura artística de Alicia Alonso: fue y es una de las más grandes. Y a todos sus valores habría que añadirle su compromiso con el acervo de su nación.

Ella pudo haberse marchado a hacer carrera a cualquier parte, los grandes teatros del mundo la reclamaron siempre; pero prefirió quedarse en su patria, para poner las primeras piedras del gran edificio que sería el Ballet Nacional de Cuba, orgullo y embajador, patrimonio de la nación.

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De su país Alicia recibió todos los honores, pero siempre quedaremos en deuda. Cada vez que en uno de nuestros teatros se aplauda la ejecución de una bailarina, se aplaudirá a Alicia; cada vez que un niño entre en una escuela de ballet y salga de allí formado, habrá que recordar a Alicia.

Alicia Alonso se ha ganado la eternidad.

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