DE CINE EN CINE: Una oscuridad que parecía eterna

DE CINE EN CINE: Una oscuridad que parecía eterna
Fecha de publicación: 
12 Diciembre 2018
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El espectador más cándido quizás se asombrará del nivel de inhumanidad al que puede llegar el hombre corriente, “pieza” de un mecanismo macabro. El espectador más sensible se conmoverá sin duda ante la tragedia de los protagonistas, narrada con pelos y señales, sin eufemismos. El espectador más comprometido asumirá este filme como lección, como llamado de atención ante la barbarie. El espectador más optimista se regocijará ante la certeza de que la injusticia no es eterna, aunque nunca sanen del todo las heridas que causa.

La noche de 12 años es una película que no dejará a nadie impasible: está pensada para remover, para sacudir al espectador, para inquietarlo. La intensidad de las peripecias, la manera descarnada con que se presentan (lo que no significa, por cierto, que falte belleza; la puesta en pantalla es inspiradísima, muy bien cuidada), el diseño de los personajes (los héroes y hasta ciertos villanos, pletóricos de matices)… todo tributa a este entramado incisivo, a otorgarle carne y pálpito a una historia que referida quizás no impactara tanto.

Son tres presos de la dictadura militar del Uruguay (tres personalidades muy reconocidas, por cierto), que terminan por ser rehenes de los militares y transitan un itinerario dantesco de maltratos físicos y psicológicos en cárceles y unidades militares… El compromiso con el testimonio de los protagonistas es claro, pero la película construye un armazón dramático sólido, que le otorga vuelo y hasta poesía (ardua y dolorosa poesía) a la narración.

Hay, en el caso de unos de los personajes, un inteligente trabajo en la edición y la fotografía que evoca el estado mental de esa persona… y en los otros dos, se “escribe” una oda a la voluntad humana de hablar con el semejante, para participarle miedos y satisfacciones… notable sobre todo en una película que reflexiona sobre el imperio de la soledad forzada.

La odisea de estos hombres (12 años en que apenas vieron la luz del día y a otra persona que no fueran sus carceleros) conmueve porque nos convencen del poder de los principios, la fuerza del carácter, la integridad de algunos… ante la flaqueza, la debilidad e, incluso, la maldad de otros. Porque el ser humano es capaz de encarnar la más demoníaca perversidad… pero también es gestor maravilloso de bondades.
      

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