El Principito, la Principesa y otras demencias

El Principito, la Principesa y otras demencias
Fecha de publicación: 
31 Octubre 2018
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AmiguEs: estoy muy deprimidE. Quizás debiera comenzar así este comentario para hacerme entender por las del proyecto Espejos Literarios, ese que decidió virar al revés, como a una media, al Principito, el maravilloso libro de Saint-Exupéry, convirtiéndolo en La Principesa (no me queda claro por qué no es La Princesita).

El proyecto argentino Espejos Literarios declara que “busca reformular las obras maestras de la literatura para dotar de significado a su carácter universal”. Para despegar, la emprendió con ese libro, escrito en 1943 y cuya grandeza lo apuntó entre los diez textos más leídos en todo el mundo durante el siglo XX. 

Para argumentar su quehacer, Espejos agrega: “En estos libros derivados de la obra matriz, las personas pertenecientes a grupos tradicionalmente discriminados pueden ver reflejada su realidad sin necesidad de renunciar a nuestras joyas literarias, identificarse más fácilmente con los personajes protagonistas para vivir a través de la imaginación sus aventuras y sinsabores y, en definitiva, construir una visión del mundo más amplia e inclusiva de la que encontramos actualmente en nuestras sociedades”.

Intentando ser consecuentes con tal declaración, Julia Bucci se concentró en la “adaptación” del texto, mientras que Malena Gagliesi se dedicó a replantear las icónicas ilustraciones del original. En consecuencia, El Principito se trasviste en una Principesa de cabello violeta, el aviador en aviadora, y la rosa en clavel... con espinas ¿?

Contado así, pudiera resultar hasta una especie de juego de niños, pero si se mira de cerca, es para horrorizarse.

Claro que, en general, es un empeño loable intentar variar el lenguaje sexista, hacer este mundo más inclusivo, pero de ahí a arremeter contra todas las banderas, contra joyas de la cultura universal, ya es otra cosa.

Solo hace unos días se puso en venta en librerías argentinas y también en línea esta “novedad” y, desde el primer minuto, no han dejado de aparecer cuestionamientos y críticas.

El muy sensible Saint-Exupéry, magistral traductor del alma humana, donde quiera que esté, debe andar disgustadísimo, al descubrir que, en esta propuesta del extremo del feminismo, el lugar de la rosa con toda su simbología, lo ocupa ahora, al decir de las propias autoras, “un pequeño clavel con espinas, frágil, desvalido, enternecedor, destinado a esperar el retorno de su principesa y único en el universo”. Ellas dicen que es “su contrapunto masculino”.

También para que “los animales reciban un trato un poco más amable que en la obra original”, en el primer dibujo del aviador la serpiente no se ha comido al elefante, sino a un volcán. Di tú.

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Buscando una equidad de géneros por los pelos y desde el irrespeto al autor y a los millones que tienen al Principito entre sus libros de cabecera, las creadoras de tal “versión” parece que agarraron la calculadora, exactamente como el hombre de negocios del libro original, y se pusieron a sacar cuentas para conseguir “una paridad de 60% y 40% en los personajes femeninos y masculinos”.

De dar continuidad a las pretensiones de este proyecto literario, La dama de las camelias bien podría convertirse en El caballero de los girasoles, y, por ese caminito, serían La vieja y el mar, Doña Quijota de la Mancha, El Ceniciento... Y si del panorama nacional se trata, entonces deberíamos esperar La cochera azul, Las aventuras de Guillermina, Nené travieso...

Por si esto fuera poco, también no hace mucho, la editorial Ethos Traductora, de Chile, especializada en editar textos para que se transformen en escritos con lenguaje inclusivo, optó por publicar también otra versión más del Principito. 

Para ellos fue el PrincipitE. No, no es una errata, "Dadas las características del texto (con un lector al que se dirige en un lenguaje afectivo y llano), decidimos optar por la ‘e’ como marca de lenguaje no sexista, ya que puede ser leído en voz alta". Así lo refirió a Radio Bío Bío Gabriela Villalba, directora de Traductora Ethos.

Explica esta señora que la versión está pensada para menores de entre 10 a 12 años que empezaron a utilizar un lenguaje no sexista, reemplazando, además, términos como "los hombres", por "las personas".

Mejor no comentar nada a propósito de esta última “innovación”. Ya CubaSí se había pronunciado, tiempo atrás, sobre el uso de “los niños y las niñas”, “los perritos y las perritas”... La doctora Nuria Grégori Torada, directora del Instituto de Literatura y Lingüística y vicedirectora de la Academia Cubana de la Lengua, afirmó entonces que «La Asamblea Nacional nos hizo una consulta al respecto hará dos o tres años y explicamos; también fuimos a la Televisión, a la Mesa Redonda, pero sigue pasando y eso hace al lenguaje monótono”.

La Real Academia Española (RAE) lo hace claro en sus normativas: “Este tipo de desdoblamiento es artificioso e innecesario desde el punto de vista lingüístico”.

No por emplear la E, el símbolo de @ o decir amigos y amigas, la necesaria visión no sexista e inclusiva avanzará mucho más; en ocasiones se consigue solo volver densos y poco claros los mensajes, y a veces hasta se convierte en un boomerang.

Eliminar los enfoques sexistas, no inclusivos, del lenguaje y la comunicación en general, dependerá siempre, en primera instancia, de las intenciones y la posición del comunicador con respecto al asunto.

Según el proyecto Espejos Literarios, con su “versión” de la obra de Saint-Exupéry, la Bucci y la Gagliese respetaron lo esencial de la obra, “eso que, para Saint-Exupéry, es invisible a los ojos”. No hay por qué dudar que esas realmente fueron sus intenciones, pero lo que en La Principesa se hace invisible a los ojos y también al corazón es la seriedad, el respeto a lo esencial.

Leer también: El perro y la perra son amigos de los niños y las niñas

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