UN BALLET, UNA NACIÓN: «Las generaciones anteriores nos pusieron el listón muy alto»

UN BALLET, UNA NACIÓN: «Las generaciones anteriores nos pusieron el listón muy alto»
Fecha de publicación: 
27 Agosto 2018
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Adrián Sánchez se toma cada clase, cada ensayo muy en serio. A primera vista se nota que tiene todas las condiciones para el ballet, pero él sabe que la figura y las condiciones naturales no garantizan nada... si falta el empeño de todos los días. Es solista de la principal compañía de ballet en Cuba y ya ha protagonizado algunas piezas importantes del repertorio, como Carmen y El lago de los cisnes. No obstante, todavía no ha concretado algunos sueños… y para eso trabaja.

 
—¿Qué significa para ti formar parte del Ballet Nacional de Cuba?

—Cuando uno está en la escuela, lo único que piensa es en integrar el Ballet Nacional de Cuba. En Cuba, cuando hablamos de ballet clásico, lo más grande e importante que hay es el Ballet Nacional. Y siempre trabajamos con muchas ganas desde estudiantes para un día poder bailar con el Ballet en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana. En la escuela yo quería saber qué se sentía al estar en el Ballet Nacional de Cuba, qué se sentía al bailar con el Ballet Nacional de Cuba, estar sobre un escenario con tanta historia, que el público te acogiera… Estar aquí es una satisfacción enorme.

—Pero además de una satisfacción, seguramente es una responsabilidad…

—Sí, claro, es mucha responsabilidad. Yo soy de las nuevas generaciones, y las generaciones anteriores nos pusieron el listón muy alto. Nosotros tenemos que trabajar el doble, para que el nombre de la compañía siga en lo más alto.

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Junto a la primera bailarina Sadaise Arencibia en Carmen. Foto: Nancy Reyes/ BNC

—¿Qué es lo que más te gusta del trabajo diario en la compañía?

—Cuando hay funciones, ese es el momento en que me siento más feliz. Sentir al público cuando se acaba la función, los aplausos, la manera tan especial en que ese público te recibe. Me gustan también los ensayos previos a las presentaciones, todo el trabajo que se hace antes de cada función es muy intenso y muy gratificante.

—Eres solista de la compañía, una categoría importante; pero también eres muy joven, ¿cuáles son tus expectativas en esta compañía?

—Yo quisiera llegar a ser primer bailarín, claro. Eso es lo que aspira cualquiera que entre al Ballet Nacional de Cuba. Pero para eso, por supuesto, hay que trabajar mucho en las clases de ballet, en los ensayos. Y también hay que tener referentes entre las primeras figuras actuales. Yo miro y admiro mucho a Dany Hernández. Me fijo mucho en la manera en que trabaja, cómo se mueve, cómo hace los ejercicios, cómo aprovecha los ensayos…

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Foto: Eric Politzer/ BNC

—¿Cómo es la relación entre las primeras figuras, los más consagrados, y los bailarines más jóvenes?

—Al principio uno los siente muy distantes. Es que uno acaba de llegar y ellos ya están aquí hace rato, algunos están en la cima de sus carreras. Para el que comienza es difícil romper el hielo, da un poco de pena. Pero cuando va pasando el tiempo, ellos mismos se acercan, te hacen correcciones, te dan consejos, se fijan en como trabajas, te ayudan… Y eso nos ayuda mucho en nuestra preparación, en el camino que todos queremos seguir aquí en el Ballet.

—¿Qué tipo de ballet te gusta bailar? ¿Tienes algún ballet preferido?

—Pues sí: Don Quijote. Ese es mi ballet preferido. Sueño con hacer el rol protagonista: Basilio. ¡Yo quiero saber qué se siente al bailar Basilio!

—En ese ballet ya has interpretado un torero, pero creo que todavía no has hecho el personaje de Espada, que es el que hace casi siempre los bailarines antes de asumir Basilio…

—Sí, torero he sido varias veces, pero todavía no he bailado Espada. Creo que ese debe ser el camino: primero Espada y después Basilio.

—¿Hasta qué punto eres consciente de la historia de esta compañía?

—Imagínate: estar en una compañía que tiene setenta años es un honor, es algo muy grande. Uno lleva muy poco tiempo en este mundo del ballet, y mirar hacia atrás, y ver toda la historia que te sustenta, te hace sentir un privilegiado.

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Junto a la primera bailarina Anette Delgado en Anyali, coreografía de Ely Regina Hernández. Foto: Nancy Reyes/ BNC

—Voy a mencionarte dos nombres y me dirás qué te evocan. Fernando Alonso…

—Ese es el maestro de maestros, uno de los pilares del ballet en Cuba. Siempre será un ejemplo. Hay que pensar en todo el trabajo, el esfuerzo, el estudio que llevó crear junto a Alicia una compañía como esta, consolidar una técnica, una manera de enseñarla, un estilo cubanísimo de bailar.

—Y la propia Alicia Alonso…

—Ese es el ejemplo de toda la vida, de todos los días. La bailarina que puso el nombre de Cuba en la historia del ballet universal. Es una suerte y grandísimo honor estar en su compañía.

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