Los penaltis sonríen de nuevo a España

Los penaltis sonríen de nuevo a España
Fecha de publicación: 
27 Junio 2012
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Como en la UEFA EURO 2008, la suerte de los penaltis volvió a sonreír a España.

 

La vigente campeona de Europa defenderá su título de campeón en la gran final de Kiev gracias a una pena máxima transformada por Cesc Fàbregas, igual que hace cuatro años ante Italia. Todo un guiño del destino hacia un combinado que alcanza su tercera final consecutiva en grandes torneos, algo que sólo había logrado la República Federal de Alemania en los años 70.

 

Si en cuartos de final 'La Roja' se encontró con un rival que condicionó su alineación con el juego de español, en estas semifinales vivió lo contrario. Portugal salió con su once previsto e inamovible más allá del cambio obligado de Hugo Almeida por el lesionado Hélder Postiga. Y la jugada le salió redonda en el primer tiempo, cuando España sufrió para desarrollar su juego de toque ante la intensa presión ejercida sobre el centro del campo.

 

La vigente campeona de Europa, que salió con brazaletes negros en memoria de Miki Roqué (jugador de 23 años del Real Betis Balompié que falleció este domingo tras una larga enfermedad), no tuvo la paciencia en el juego de otras ocasiones, pero mostró una faceta más vertical. Si no podía trenzar jugadas largas, bastaba un balón en zona de tres cuartos para buscar la finalización rápida. Álvaro Arbeloa tuvo la primera ocasión en el 9’ con un disparo desde la frontal del área que rozó el larguero, jugada que despertó al combinado luso y a Cristiano Ronaldo, cuyas arrancadas fueron un peligro constante.

 

Al ecuador de la primera parte Portugal disfrutó de sus mejores minutos ante una España donde el protagonismo pasó entonces a Sergio Ramos y Gerard Piqué, rápidos en las ayudas a los laterales. La presión lusa siguió creando problemas, aunque la esperanza de 'La Roja' también pasaba por un esfuerzo físico que el rival debía pagar tras la reanudación. Álvaro Negredo, apuesta de Vicente del Bosque en la alineación, estuvo desasistido, perdido entre la maraña lusa, con dos titanes como Bruno Alves y Pepe siempre acechando.

 

Sólo apareció una vez, lo bastante para crear el desequilibrio que el seleccionador había diseñado en la pizarra.

 

El jugador del Sevilla FC descolocó a Alves y generó el espacio que atacó Andrés Iniesta, cuyo disparo en el 29' pasó rozando de nuevo el larguero.

 

Lejos de amedrentarse y siempre con Cristiano Ronaldo a la cabeza, Portugal acarició el tanto con un tiro raso del '7' luso. La final pasaba por un matiz, por un detalle. La tensión se mascaba en el Donbass Arena, más todavía con el discurrir de los minutos en el segundo acto, donde las entradas de Cesc Fàbregas y Jesús Navas cambiaron el panorama de la semifinal.

 

España cambiaba de relato. Si en la primera parte buscó fijar a los centrales con un '9' puro como Negredo, ahora quería superioridad en el centro del campo y desborde en banda, lo que sumado a la fatiga lusa podía acercar a España a la final. Por unos motivos o por otros España mejoró en el segundo tiempo, se hizo el dueño del balón y controló el partido. Estaba lejos de ser un torrente ofensivo, pero limitaba las opciones de una Portugal que sólo acercó con intentos lejanos, sobre todo varias faltas de Cristiano Ronaldo que encogieron el corazón de los aficionados españoles.

 

En el tramo final y con la vista puesta en la prórroga Del Bosque quemó sus naves con Pedro Rodríguez, aunque fue Portugal la que tuvo la última del tiempo reglamentario con una contra mal culminada. En el tiempo extra el cansancio de ambos combinado era ya muy sensible, pero esta igualdad de fuerzas benefició a España, que se creció y jugó una gran prórroga a través de una eléctrica banda izquierda con un imperial Jordi Alba y Pedro.

 

Así llegó la mejor ocasión, con una internada del lateral español que encontró a Iniesta en el 104’ para que Rui Patricio se luciese con una mano salvadora.

 

Ya en la segunda parte de la prórroga, Jesús Navas también acarició el pase con un remate cruzado desde el corazón del área que rechazó el guardameta luso. Pero la suerte ya estaba echada y se decidió desde los once metros, donde una parada de Iker Casillas, como siempre salvador, y un lanzamiento de Fàbregas metieron a España en la final.

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