OBITUARIO: Adelaida de Juan, siempre maestra

OBITUARIO: Adelaida de Juan, siempre maestra
Fecha de publicación: 
30 Abril 2018
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Maestra, primero que todo, maestra. Profesora de varias generaciones de intelectuales cubanos, referencia dentro y fuera del salón de clases. Desde la mitad del siglo pasado, Adelaida de Juan comenzó a impartir docencia en la misma universidad en la que se formó: la Universidad de La Habana. Más que una simple profesora, fue allí una cátedra. Su especialidad, la historia del arte, la tuvo como una de las principales autoridades.

 
Pero su labor fue más allá de los muros de su Alma Mater: en los primeros años de la Revolución se sumó con entusiasmo al empeño de educar, de abrirles horizontes a los que no habían tenido la oportunidad de estudiar. Fue profesora en la Escuela de Brigadistas y en la Escuela Nacional de Arte. Hizo comentarios de arte para la televisión. Escribió críticas en las principales publicaciones. Y esa precisamente, la crítica, fue uno de los puntales de su ejercicio intelectual.

 
Adelaida de Juan asumía la crítica de arte con erudición y sentido de la responsabilidad, sin obviar nunca la visión histórica y la influencia del contexto. Publicó más de una docena de libros, en los que abordó numerosas aristas de las artes visuales en Cuba: desde temas relacionadas con la pintura y el grabado coloniales, pasando por reflexiones sobre el rol del arte, hasta estudios sobre la caricatura cubana.

Sus conocimientos sobre arte latinoamericano fueron reconocidos por la Unesco, que la nombró experta. Era convocada para ser jurado de importantes concursos, bienales y festivales de América y Europa.

Por esa labor mereció premios internacionales, y también en su país natal: la Orden Félix Varela de Primer Grado, el Premio Nacional de Crítica de Arte Guy Pérez Cisneros por la obra de la vida, el Premio Nacional de Enseñanza Artística 2017…

Junto al poeta Roberto Retamar, integró una de las parejas esenciales de la cultura cubana. Sus alumnos y amigos los arroparon siempre desde el cariño y la admiración. Adelaida de Juan recogió con creces lo que sembró a lo largo de su fructífera vida.

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