Coco: De lo malo, lo mejor

Coco: De lo malo, lo mejor
Fecha de publicación: 
22 Marzo 2018
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La gran poetisa, monja y feminista mexicana del siglo XVII, Sor Juana Inés de la Cruz cuenta en sus escritos que, entre los fogones, el huevo y la manteca, el membrillo y el azúcar, mientras cortaba y amasaba y freía en la cocina de lo que fuera el convento de los Jerónimos, estudiaba y escribía con la mente; o mejor aún, pensaba. Cuando otras solo se dedicaban a las labores domésticas, Sor Juana sacaba una consideración, una reflexión, un hilo interminable de conjeturas.

Sin embargo, si la famosa escritora mexicana hubiera tenido a su alcance un simple televisor, quizás no habría tenido el tiempo suficiente para ganarse la calificación de “Fénix de América”.

Y no se trata de que nos transformemos en eruditos o grandes escritores. ¡No! Sería muy ilusa si pensara por un momento que todos tenemos la gran capacidad de razonamiento o creación de Sor Juana Inés de la Cruz. La cuestión va más allá de una crítica a la penetración cultural imperialista en la mente y el estilo de vida de la sociedad cubana; lo verdaderamente importante es la capacidad que tengamos de hacer frente a esta dominación.

La era del infoentretenimiento refuerza el consumo de realitys y la supremacía de la publicidad; para las audiencias resulta complejo escapar de los mensajes tergiversados y de la escasa veracidad informativa que muestran los shows mediáticos, productos que irrumpen en las pantallas de los telerreceptores con la finalidad de vender a quienes lo consumen.

Por supuesto que, “entre col y col, una lechuga”; entre producciones llenas de falsos testimonios, de aparatosas escenografías y mensajes publicitarios, se crean otras, que resaltan las costumbres y valores de determinados pueblos o grupos étnicos.
Y cito a Coco, producción animada estrenada en el pasado año, que logró posicionarse como líder en taquilla en diversos países, sobre todo en los hispanohablantes, hasta convertirse en ganadora de un Premio Óscar a Mejor Película Animada en el 2017; el conflicto central se desarrolla durante el Día de los Muertos, festividad mexicana declarada por la Unesco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y que honra a los difuntos cada 2 de noviembre.

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Aun así, no se puede pasar por tonto, la historia resulta conmovedora y llena de enseñanzas, pero también llena de símbolos norteamericanos en medio de la sociedad mexicana, el más claro y evidente, el inglés “españolizado” que hablan sus personajes.

A pesar de las manchas, Coco resalta el valor de la música mexicana (un poco olvidada en estos tiempos de reguetón y trap); hace que el espectador tome conciencia de la importancia de la familia, como institución social, pero también como principal formadora de valores en las primeras etapas de la vida y, sobre todo, nos enseña a perseguir un sueño por disparatado que parezca.

Coco sigue, fielmente, muchas de las costumbres y esencias culturales de México, una de las más evidentes, es la presencia de Dante, el perrito, que hace referencia a la raza xoloitzcuintle, que en México está asociada a una leyenda en la que este animal ayudaba a las almas a cruzar el río Chiconauhuapan.

También se evocan figuras mexicanas importantes y reales; uno de ellos es Ernesto de la Cruz que, como muchos podrán notar, está inspirado en la imagen de Pedro Infante, ícono del cine y la música azteca. Así, aparecen “Cantinflas”, Frida Kahlo, Jorge Negrete y otros rostros conocidos, con el objetivo de hacer que la nostalgia enganche al público.

Coco cautivó al público mexicano al ser la primera película producida por Disney y Pixar que trata una de las tradiciones más entrañables de ese país. Sin embargo, también tiene la capacidad de emocionar al resto del público mundial, pues, sin contar los típicos trucos hollywoodenses dirigidos a captar la atención del telerreceptor, la película está perfectamente producida y pensada para realzar la tradición de México, un país latinoamericano fuertemente influenciado por grandes potencias desde el inicio de la colonización, pero que aún mantiene su identidad cultural.  

Sin ser crítica cinematográfica, considero que, entre las novelitas o las típicas comedias románticas de Hollywood, debemos hacer espacio para los productos diferentes; soy de la opinión de que nuestras elecciones influyen considerablemente en la formación de la conciencia y la inteligencia.

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