Emilio Frías, El Niño, siempre con la verdad de la música cubana (+ Videos)

Emilio Frías, El Niño, siempre con la verdad de la música cubana (+ Videos)
Fecha de publicación: 
21 Marzo 2018
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Un diálogo, con toda su juventud y su carisma, nos demostró que, además de poner a bailar al más pinto de la paloma, El Niño es dueño de una conversación fluida, inteligente, espontánea y donde el amor por la buena música cubana se desborda segundo a segundo.

Hablamos de salsa y de música popular cubana, por supuesto, y aunque eso será harina de otro costal, en el que pensamos incluir a algunos de sus colegas, no me resisto a la tentación de compartir lo que, para él, parece ser una convicción a prueba de todo:

«Como joven cantante y exponente de la música popular bailable, de todos los géneros de la música popular bailable, desde la rumba, que es la base de todo, hasta el actual songo, creado por el maestro Juan Formell; el son, que viene de Santiago de Cuba; el changüí, de Guantánamo; en fin, una mezcla de todos estos ritmos, creo que es la verdad de la salsa… Yo no me siento mal cuando me llaman salsero, sonero, o rumbero. Yo creo que todos esos sobrenombres definirían a El Niño como exponente de la música popular bailable.

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«Yo una de las cosas que tengo como meta es decirle a las nuevas generaciones qué es la música cubana, qué es el son, qué es la rumba; una generación que está infectada no de un género, sino de una mala música, porque el género como tal del reggaetón yo no tengo nada en contra de él, tengo en contra de toda la mala música que se está haciendo».

Marcado por la música de Manolito Simonet o Adalberto Álvarez y su son y agradecido de la escuela que fue, sin dudas, la Revé, Emilio Frías se dispuso a cantar su propia verdad hace cinco años y fundó la orquesta que ha escalado rápido en la preferencia del público:

«A veces, como joven, empiezo a ver las cosas que me han sucedido en tan poco tiempo y me preocupo, pues ha sido una evolución muy rápida, y hay un dicho de que lo que rápido sube, rápido se cae, pero creo que nuestra evolución ha sido la respuesta a un trabajo que hemos hecho, que comenzamos hace cinco años atrás cuando salimos de una de las orquestas más importantes de Cuba: la Revé. Lo primero fue el reto de demostrar que no estábamos locos, que sabemos lo que queremos, y el reto se convirtió en alegría. Hoy trabajo sin presión ninguna, creo que ya pasó el momento en que debíamos demostrarle a la gente que estábamos claros, que no había mala intención en nuestra salida de la Revé, que no quisimos hacer daño, que queríamos mostrar nuestra visión de la música, que es diferente a la que tenía la orquesta. Y no trabajar con presión no quiere decir que estemos más tranquilos; es sin prisa, pero sin pausa también; es una mezcla de las dos cosas; es seguir trabajando bien duro.

«Yo creo que El Niño y La Verdad, en cinco años, ha logrado muchísimas cosas, y espero que nos queden muchísimos años más de seguir logrando cosas; de que sigan llegando personas lindas a nuestras vidas, músicos-amigos a compartir con nosotros como ha sido hasta ahora; que sigan llegando premios, que no trabajamos para ellos, pero son muy reconfortantes».

Por supuesto que cinco años tan productivos hay que celebrarlos y El Niño y La Verdad ya tienen planes. Lo primero, un tercer disco que está casi listo: «Tenía dos propuestas de título: Me esperaba la calle y De vuelta al barrio. Hice una encuesta en Internet que tuvo como dos mil reacciones de gente escribiendo en Facebook, y a todo el mundo le gustó más De vuelta al barrio, entonces decidí dejarlo así. Es un nombre que tiene mucho que ver conmigo. Yo vengo de un barrio humilde, el barrio de Buena Vista, un barrio muy musical; de donde es Paulo, también Isaac Delgado; es decir, un barrio que ha parido grandes músicos».

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«Este tercer disco viene muy de calle», aseguró, y claro que nos regaló más detalles: «Trae once temas, todos son de mi autoría. Tengo invitado al disco a Germán Velazco, un arreglista muy importante de la música cubana, y lo invitamos a hacer un tema que se llama Para ser cantante. Por primera vez tenemos un intro y es completo para bailar.

«El único tema que no es son, es un cha cha chá. Además, siempre rescatando los géneros de la música cubana: en el segundo disco hice una rumba, en el primero hice un bolero. Quiero que todas las personas, a través de mi discografía, puedan ver la posibilidad que tiene El Niño de moverse en todos estos géneros. Tenemos un pilón también que se llama El primo y está teniendo muchísima aceptación en vivo».

Ya los bailadores han podido saborear en vivo muchos de los temas de este disco: «Yo soy de los que piensan que, como nosotros hacemos música popular bailable, el objetivo principal es el bailador, y a veces nosotros los músicos, desde nuestro lugar de composición, que puede ser un poco más frío, más tenue, más tranquilo; que es, por ejemplo, la casa... yo me meto en el estudio y empiezo a componer con la guitarra, pero a veces eso, cuando lo llevas al bailador, te das cuenta de que la respuesta no es la que tú querías, porque tenías otro lugar, otra visión. Entonces ahí vas cambiando, vas revolucionando, vas moviendo lo que no funciona, y así he tratado de hacer con este disco: todos los temas los he probado en vivo y han funcionado a la perfección. Mis otros discos te daban la posibilidad entre bailar y escuchar; este creo que si lo quieres escuchar, vas a tener que bailar también, porque es un disco completamente bailable, incluso el cha cha chá es para bailar. Este disco es para el bailador, completamente, netamente».

Ya usted sabe, sin descanso, en la pista, hasta el track once nos quiere tener El Niño, para que no nos dé La cosa mala: «Llevamos mucho tiempo esperando un tema como este, ojalá la musa no me defraude y que mi buen instinto no me haga quedar mal. Creo que tiene todo para ser un hit, porque es muy cubano, está en los códigos urbanos, en lo que está sucediendo, tiene una inserción de la guitarra haciendo algo diferente… se llama La cosa mala. Hoy en el mundo se usa mucho hablar del estrés y de todo se le echa la culpa; entonces yo busqué una manera de llamarle al estrés: cuando la gente se molesta y tú ves en una cola que se empiezan a fajar, o en un taxi o algo así, que a la gente lo que le da es una “cosa mala”».

Por supuesto, este será el primer clip del nuevo fonograma: «Queremos hacer un video con varios actores y actrices, de la mano de Alejandro Valera, quien es el realizador de nuestro video anterior y es un excelente realizador. Este tema, La cosa mala, habla de lo que pasamos todos cuando salimos a enfrentarnos al transporte, las colas, hasta en los parques de wifi, cuando la gente se estresa, y el video va a ser una pequeña película, un pequeño filme de cinco con 45, con actores de primera, actores que hace tiempo no se ven, que llevan tiempo fuera de Cuba, y hace poco tuvimos una reunión de amigos y surgió la idea de hacer algo juntos.

«Alejandro tiene una idea, como que La cosa mala es un virus que está por todo el mundo y la ciudad de La Habana es el único lugar libre de la epidemia, porque supuestamente El Niño y la Verdad somos el antídoto para que a la gente no le dé la cosa mala, y es lo que pasa con la música cubana, que es una música que en el momento que la escuchas, que la bailas, que estás en el concierto, te olvidas de todos los problemas con que vivimos; la música nos libera muchísimo. Ahí comenzaremos un debate con el video, porque yo tengo mi historia y Ale tiene la suya; yo respeto mucho sus puntos de vista y él siempre me ha respetado mucho a mí también, así que algo va a salir, y lo que sí está claro es que voy a tener la oportunidad de interactuar con grandes actores que son seguidores de mi música y yo ni sabía…»

De vuelta al barrio, claro, será lanzado allí, en algún sitio de Buena Vista, en un concierto compartido con Osain del Monte, que también cumple cinco prósperos añitos, y con la bendición de los orishas, sonarán los tambores y el son bajo un título que es una verdad inmensa: “No hay quinto malo”: «Tenemos pensado hacer este concierto gigante. Ahí vamos a jugar un poco con el quinto, que tanto tiene que ver con la música que hacemos, porque la base de nuestra música es la rumba. De ahí salió la música popular bailable completa, el son y todo lo demás».

A ver, «parece enredado, pero está muy claro», nos precisa Emilio: «la parte nuestra del concierto de Buena Vista, que se llama “No hay quinto malo”, se filmará, para realizar un DVD bajo el título De vuelta al barrio, que tiene relación con el disco, y para más adelante, tenemos otra idea un poco grande y atrevida también, que es llevar este mismo espectáculo que vamos a hacer en el barrio al Carlos Marx, donde sí ya será un espectáculo con las dos agrupaciones fundidas y cada una también tendrá su espacio, pues como Osain es una agrupación folclórica, pasaremos por los orishas, el lucumí, el congo, el carabalí, y daremos una vuelta también por toda la música cubana: haremos cha cha chá, son tradicional; pensamos invitar a muchas personas, como el Septeto Santiaguero, Alexander Abreu, Chucho, Frank…»

¿Frank? ¿Fernández?

«Sí, Frank Fernández, quien ha sido parte de la agrupación El Niño y la Verdad. Tenemos un video en YouTube que yo creo que es el que más vistas tiene de la agrupación, y es Frank Fernández tocando con El Niño y la Verdad en la Casa de la Música de Miramar. Te podrás imaginar: la buena música es sin fronteras y a él le gusta mucho la música popular bailable, y se mueve muy bien, tanto en la música clásica como en la popular».

No hay quinto malo, y menos para quien apuesta por la música buena y auténtica. Por eso Emilio Frías, El Niño, puede estar campante: «Yo me siento muy contento, creo que en estos cinco años hemos logrado muchas más cosas de las que nos esperábamos. La vida, como dijo Rubén Blades, nos ha traído sorpresas, y para bien. Creo que, en cinco años, estar en la preferencia de un público tan exigente como siempre lo ha sido el público cubano, gozar de la popularidad en un país de tanta tradición y cultura de música cubana, donde se encuentran orquestas legendarias de tradición, y ocupar un lugar en la música popular actual, es un privilegio, una bendición que me ha regalado todo lo que me administra —mis orishas, que creo tanto en ellos—, que me ha regalado el público, la música…»

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