Carencia de yodo amenaza a los niños

Puede reducir también su coeficiente de inteligencia, así lo reveló un nuevo informe conjunto del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Alianza Global para una Nutrición Mejorada (GAIN, por sus siglas en inglés). Según sus investigaciones, la deficiencia de yodo es la principal causa de daño cerebral prevenible a nivel global.

Casi 19 millones de los bebés nacidos en todo el mundo cada año podrían padecer un daño cerebral permanente, aunque prevenible, o una función cognitiva reducida debido a la falta de yodo durante los primeros años de vida.

Alrededor de 4,3 millones de esos menores de edad en riesgo viven en el sur de Asia, si bien esta región tiene la segunda mayor tasa de cobertura de sal yodada en el 87 por ciento de la población.

La cobertura más baja se observó en África oriental y meridional, donde alrededor del 25 por ciento de la población no tiene acceso a la sal yodada, lo que deja a 3,9 millones de bebés desprotegidos todos los años y expuestos a trastornos por esa carencia.

Todo ello se traduce en grandes pérdidas en el capital cognitivo de naciones enteras y, por lo tanto, en su desarrollo socioeconómico, alertó el informe de Unicef y GAIN.

Los nutrientes que recibe un niño en sus primeros años influyen en el desarrollo de su cerebro para toda la vida, apuntó el asesor de nutrición en Unicef, Roland Kupka.

Por su parte, el director de Política Alimentaria de GAIN, Greg S. Garrett, abogó por garantizar el consumo sostenible de yodo para todos los niños, pues ese elemento es fundamental para el desarrollo infantil.

Aún queda mucho por hacer para poner fin a la deficiencia de yodo y esperamos que otros se unan a nuestros esfuerzos para ampliar la yodación de la sal en las áreas de más difícil acceso, indicó.

Unicef y GAIN, que han trabajado durante los últimos 10 años para enfrentar los trastornos por deficiencia de yodo, instaron a tomar medidas inmediatas dirigidas a aumentar el acceso a ese producto.

El informe conjunto describe pasos urgentes dirigidos a reducir el riesgo de deterioro mental para los cerebros en crecimiento de los bebés.

Integrar la yodación de la sal en los planes nacionales de apoyo la nutrición y el desarrollo en la primera infancia, fortalecer la legislación en cuanto a esa práctica, y establecer sistemas de vigilancia con el fin de identificar las poblaciones desatendidas son algunas de las recomendaciones.