Cuba: El proyecto Manglar Vivo enfrenta los efectos del cambio climático

Cuba: El proyecto Manglar Vivo enfrenta los efectos del cambio climático
Fecha de publicación: 
3 Marzo 2018
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Se trata de un vasto programa encaminado a enfrentar los efectos nocivos del cambio climático en Cuba y diseñar estrategias para su mitigación y aumentar la resiliencia de las comunidades.

Gestado y dirigido por el Instituto de Ecología y Sistemática del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), con el apoyo de fondos financieros internacionales y el respaldo del PNUD (Fondo de Nacione Unidas para el Desarrollo), es un plan multisectorial que implica a instituciones como el Ministerio de la Agricultura, Instituto de Recursos Hidráulicos, el sector educacional y autoridades administrativas locales. Y muchos más.

Pero la tarea es inmensa, sin exagerar, porque se trata en principio de los intentos de recuperar 84 kilómetros de la línea del litoral cuyos bosques de manglar están muy deteriorados por la actividad del hombre. Se han logrado avances, que pueden apreciarse, pero se considera con razón que aún falta mucho por hacer. Más de siete mil hectáreas de manglares y bosque de ciénaga.

Aun así, de acuerdo con declaraciones de José Manuel Guzmán, director técnico e investigador auxiliar del Instituto de Ecología y Sistemática, difundidas por la televisión nacional, afirmó que Cuba marcha a la cabeza en la región del Caribe en cuanto a los proyectos de rehabilitación de su manglares.

El 20 por ciento del área boscosa del pís la integran los manglares, que a su vez ocupan el cinco por ciento de los litorales. No viven su mejor momento todavía esos valiosos ecosistemas y es cuestión de gran trascendencia rehabilitarlos, ya sea por siembra o métodos que estimulen a la naturaleza.

Esos reservorios, junto a los bosques de ciénaga son los humedales de una extraordinaria diversidad biológica, garantes de la sostenibilidad de la vida en zonas costeras, puntualizó el experto.

Hasta la medianía del siglo XX, por intereses económicos, necesidades de la subsistencia de la población rural y por desconocimiento de sus valores dentro de los ciclos de vida, interconectados, de la naturaleza, fueron considerado inservibles, salvo su madera usada en la confección de carbón, el uso medicinal dado a la cubierta del mangle rojo. También una fuente de insalubridad para las comunidades cercanas, temibles reservorios de mosquitos.

La investigación científica llevó a probar que los bosques de manglares, sobre todo de la especie conocida como roja, son formidables protectores del litoral tanto frente a los huracanes, la elevación del nivel del mar, inundaciones costeras por otros motivos y del avance de la salinidad hacia los acuíferos y áreas de tierra adentro, destinadas a la agricultura. Por ende, también protegen la vida de la comunidad.

Los estudios sistemáticos sobre el tema comenzaron en Cuba en los años 70 liderados por la especialista y doctora Leda Menéndez, de la institución antes citada. Los aportes de ella y los equipos de trabajo que asesoró y ayudó a crear han sido decisivo para los progamas cubanos.

Las costas del sur de las provincias de Artemisa y Mayabeque están entre las zonas del de mayo riesgo de inundaciones por penetraciones del mar dentro del país, pero no son las únicas.

Un informe dado por la doctora Ida Mitrani, especialista del Instituto Cubano de Meteorología en 2006, incluía las zonas norte de la Isla de la Juventud, el extremo de Pinar del Río, por Guanahacabibes y el litoral de ciudad de La Habana. Por l centro y costa sur, desde Punta Aguilar hasta Cabo Cruz.

Más recientemente se han añadido una parte de la costa de la oriental provincia de Holguín, de Gibara a Guardalavaca, de cara al Atlántico y el malecón de la ciudad de Baracoa. Todas, por las mismas razone de poco profundidad de la plataforma marina y deterioro de bosques de manglares.

Como se conoce, la existencia inequívoca y patente del cambio climático ha venido acelerando, el frecuente castigo de huracanes cada vez más potentes y eventos climáticos extremos como graves inundaciones por lluvias o los efectos de la sequía, considerada extrema, pero a mayor lago plazo. La condición insular de la nación y lo efectos de la acción del hombre son factores que facilitan los desastres, que de hecho ya han ocurrido, con lamentable saldo.

Por eso la tarea Manglar Vivo es de actual, urgente importancia, pero también desde el punto de vista estratégico. Ahora mismo, el trabajo de Artemisa y Mayabeque debe garantizar la futura existencia hacia el año 2050 de cinco comunidades de ese litoral.

Elenne Quiñones, jefa de Sección del CITMA en Batabanó, cuyo golfo es una zona de alto riesgo, valora los notables avances conseguidos en el conocimiento y sensibilidad de los habitantes de las comunidades, en apoyo a los proyectos Manglar Vivo y Tarea Vida en su conjunto y elogió la acción de escolares y de miembros de la sociedad civil cubana.

En las comunidades, y en el habitante sencillo de esta hermosa isla rodeada de agua por todas partes, está la clave. Se necesita del aporte ingente de todos, porque cualquiera puede contribuir si se interesa en conocer cómo hacerlo. Debe ser ahora, el tiempo apremia.

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