Moda y arte

Moda y arte
Fecha de publicación: 
29 Octubre 2017
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Algunos todavía igualan moda con frivolidad y consumismo… y ciertamente hay razones para asumir «a la ligera» esa ecuación. El mundo de las grandes pasarelas, de los diseñadores, de las top models… parece inalcanzable para buena parte de la humanidad.

Pudiera parecer frívola ensoñación, enajenación más o menos interesada, terreno vedado para los comunes mortales… a no ser que «consuman» revistas y catálogos.

Poquísimas personas pueden acceder a las grandes creaciones de los modistos del momento. Pueden tener precios exorbitantes. Aunque un poco menos exorbitantes que algunas creaciones de las artes visuales. Y a casi nadie le parece extraño que un cuadro pueda costar millones.

Un diseño concretado en una pieza de vestir puede ser una obra de arte. No hay que darle más vueltas. El maniquí que lo viste, lo exhibe, de la misma manera en que se exhibe una colección de pinturas en una galería.

Casi todo el mundo puede entrar a un museo a ver sus obras maestras (al menos esa debería ser la pretensión universal) y eso no significa que todo el mundo pueda tener una obra maestra del arte en la sala de su casa.

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Lo mismo pasa con la moda, y particularmente con la alta costura. Se muestra para crear tendencias, para influir en las líneas más populares. Porque todos nos vestimos: hay una cultura del vestir.

Lo tonto es asumir que vestir «de marca», con diseños exclusivos, es la única manera digna de vestir. Pero todos tendríamos que tener el derecho (y la posibilidad) de vestir bien. Y en ese sentido, además de recursos, hace falta educación y sensibilidad.

Para eso (entre otras cosas) se celebra en La Habana una Semana de la Moda, organizada por la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas y con la colaboración del Ministerio de Cultura, su Consejo Nacional de Artes Plásticas y el Fondo de Bienes Culturales. La Unesco también participa en el empeño, interesada por la promoción de las vertientes nacionales de cada arte.

Hay que democratizar el acceso a la moda, a sus principales tendencias, para poder influir en la estética y la funcionalidad de la ropa que lleva la gente en la calle.

Claro que no basta con la información. Muchas veces la gente se pone lo que puede y no lo que quiere. Pero en ocasiones, incluso con los recursos, algunas personas escogen prendas de pésimo gusto.

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Uno de los objetivos de la ACAA es aumentar la presencia de los diseños cubanos en la red comercial… y que la industria asuma las creaciones de los principales diseñadores (artesanos en buena medida). Eso incidiría en la reducción de los precios de la ropa y los accesorios.

En Cuba hay una larga tradición. Algunas de las prendas «nacionales» han pasado a integrar el gran legado de la moda universal.

De la moda hay que hablar más en los medios de comunicación. Para orientar y también para recrear. La Semana de la Moda puede llegar a ser una gran fiesta para los muchos amantes del buen vestir… y los de las ensoñaciones y la fantasía.

El alcance del trabajo de los mejores diseñadores de Cuba todavía es limitado, pocos han trascendido el ámbito nacional. Pero hay potencial. Citas como estas pueden ser una interesante vitrina, para los de adentro y para los de afuera.

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