Con Yumurí, 25 años más ¡a guarachar!

Con Yumurí, 25 años más ¡a guarachar!
Fecha de publicación: 
8 Junio 2017
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Yumurí es auténtico: ni todos los elogios merecidos por 25 años de trabajo constante y exitoso, ni la etiqueta de un elegante salón del Vedado, ni las cámaras y micrófonos de la Televisión, nada lo hace perder la espontaneidad, el ritmo, la vivacidad que lo han acompañado en importantes plazas desde Latinoamérica hasta Japón, y aquí, en su tierra, «de carnaval en carnaval»…

¿Por qué ese compromiso, esa fidelidad al público cubano?

«Porque ese es mi público natural, es mi razón de ser; incluso cuando entra un músico nuevo, joven, le digo: mira, yo hice esta orquesta para cantarle al pueblo y si el pueblo ha sido incondicional con ese cariño, ese respaldo, ese amor conmigo, simplemente como artista yo le debo al pueblo, estoy ahí por el pueblo. Yo me siento feliz, para un artista es lo más grande subir a un escenario y tener una plaza llena de gente; más allá de la parte económica, eso no tiene comparación, es invaluable; tú no tienes manera de retribuir eso, el cariño de un niño, de un anciano, que espera hasta las dos, tres de la madrugada para ver a un artista y cantar sus canciones; para mí eso no tiene precio: yo creo que es la satisfacción, la realización más grande que tiene uno. ¿Por qué al pueblo cubano? Porque es mi pueblo, yo soy cubano, cubano ciento por ciento, y al pueblo cubano es al que le debo todo».

¿Cómo dejaste de ser Moisés Rafael Valle Molerio y te convertiste en Yumurí?

«Como mis hermanos también son músicos, nos decían los Valle, pero cuando yo entro a la orquesta de Elio Revé Matos, en 1988, estaba de moda Manolo del Valle, un gran bolerista, y había un pitcher de Industriales que era muy popular, Lázaro Valle; entonces Revé, que era un tipo muy ocurrente, muy simpático, siempre tenía esa iniciativa de poner apodos, lo que hoy decimos nombres artísticos, a los cantantes, siempre los bautizaba. Me dijo a mí: “oye, el Valle ese no me gusta, te vas a llamar Yumurí, el Valle de Yumurí”. Los bromistas decían entonces: llegó el Valle de Yumurí, pero Revé dijo: “ni te vas a llamar Moisés, ni te vas a llamar Valle” y se paró en La Tropical, cogió un micrófono y anunció: “a partir de ahora tengo un nuevo cantante y se llama Yumurí”. Al principio me sentía raro, pero me acostumbré, porque en definitiva es muy cubano».

Después de tantos años de trabajo, ¿quién es, cuál es la esencia de Yumurí?

«Yo soy un sonero de pueblo. Soy Licenciado en Economía Agropecuaria, estudié una carrera, me gradué y decidí ser músico en los años 80, cuando todavía un músico no tenía ese reconocimiento; no pensé ni siquiera ser popular ni famoso, yo lo que quería era cantar, porque era aficionado de la FEU, ahí empezó mi carrera, yo sentía esa necesidad espiritual de cantar y quizás es un don, un carisma, algo con lo que yo nací y debo compartirlo con la gente, así que escogí la música popular bailable: canto, improviso, hago bromas, me meto con la gente, el espectáculo mío es muy dinámico, porque uno, es lógico, envejece con los años, pero la música es la que no puede envejecer y es importante que la gente siempre te vea con algo fresco».

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¿Un sonero con muchas ganas de cantar bolero?

«Fíjate, yo respeto muchísimo, para mí un rumbero y un bolerista son cosas sagradas. Yo canto boleros, pero no soy bolerista, yo soy sonero, porque es otro feeling, otro sentimiento, otra manera de expresar, de interpretar, y respeto muchísimo eso, pero me gusta cantar boleros y la gente dice que me quedan bien, yo les pongo sentimiento, porque me encanta la canción cubana.

«Quisiera hacer un disco de boleros, pero unas veces por razones económicas las disqueras no apuestan por este tipo de música o te encasillan en el género bailable, porque también es lo que he hecho durante toda mi vida; entonces yo quiero un poco desprenderme de eso, romper ese esquema. Hay tanta riqueza musical y en estos tiempos la música es tan agresiva, que yo creo que la gente necesita también un poco de música tranquila, bonita. Yo me pregunto con qué se enamoran hoy los jóvenes y me pregunto qué recuerdos tendrán esos jóvenes de hoy dentro de treinta años, porque uno se acuerda ahora de cuando estaba en la secundaria, lo que bailó con la primera noviecita, pero ¿qué recuerdo bonito van a tener estos jóvenes que los haga suspirar y los haga soñar? Yo tengo la suerte de que mantengo la voz, tengo la energía y el deseo de cantar y la mente fresca, buena, para interpretar esta música. Creo que si no hacemos un disco, me puedo atrever, por lo menos, a hacer un gran espectáculo donde yo pueda mostrarle a la gente mi estilo para cantar el bolero».

¿Qué se propone Yumurí para los próximos 25 años de vida artística?

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«Todavía yo sigo soñando, que es lo más importante. Todavía me pongo nervioso cuando me voy a subir a un escenario, cuando agarro un micrófono para cantar, o sea, que todavía tengo ese sentimiento. Yo escuché una vez a Omara Portuondo decir que cuando no sientas esos nervios, ya dejaste de ser artista. Esa cosquillita que mientras te da, estás vivo, eres artista, yo la tengo todavía. No me aburro de mi música, o sea, cada concierto, cada presentación, cada público, para mí es nuevo; entonces tengo muchos sueños, pretensiones de seguir cantando, sobre todo la música cubana. Estoy consciente de que ya no tengo veinte años, pero quiero ser como Compay Segundo; si la vida me da la suerte de vivir unos años más, terminar así, con esa alegría, un viejo cantando sabroso en la tarima, pero dándole alegría a la gente…»

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