MIRAR(NOS): «Evolución»

MIRAR(NOS): «Evolución»
Fecha de publicación: 
7 Abril 2017
0
Imagen principal: 

Un estudio demográfico, bastante reciente, sugiere que más del 45% de las personas que salen de sus hogares lo hace con la resolución de no volver. Publicado por una agencia noticiosa de reconocido prestigio internacional, el resultado investigativo da cuenta de que la inmensa mayoría parte a la caza de mayores oportunidades en los más diversos ámbitos.

 

Algunos de los encuestados refieren que la partida no dio posibilidades para pensar en retorno y, en primera instancia, lo hacían sin tener una ruta preestablecida, o lo que es lo mismo… carecían de un camino planificado.

 

A las capitales se iban los más jóvenes —señala la nota—, como quiera que allí se duplican opciones laborales y de ocio.

 

La retahíla de datos me sugirió pensar en las aves. Parten en bandas, a diferencia del hombre (en sentido genérico), y huyen de las gélidas temperaturas, perdiendo el nido y la tranquilidad que ofrece conocer el entorno que habitan. Se asientan por breves períodos y durante esas jornadas retrasan la reproducción.

 

Por su parte, los osos, a su modo, igualmente «vuelan». Durante el verano acaparan provisiones que no consumen de inmediato. Duermen hasta que concluye el invierno y después comen desmesuradamente, de ahí su tonelaje.

 

En distintas latitudes, la gente, como parte de su ciclo natural, busca mejores opciones. Evolución y equilibrio tomados de la mano, como una suerte de macabra paradoja, hacen el rejuego a los más arriesgados.

 

Salir de casa, sin embargo, no es siempre garante de mejoría. Lo dije aquí una vez: en el calor del hogar pocos aprenden a volar. Uno siempre tiene ansias de independencia, pero en la hora cero, el vuelo queda más o menos trunco.

 

Contadas veces voltear la página no es siempre sinónimo de que vendrá lo mejor. Tomar riesgos tampoco es garante absoluto. Los 365 días del año la gente buena no siempre recibe cosas buenas. La realidad de la que todos no quieren ni enterarse es que a los bonachones todo el tiempo les pasan cosas malas. Supongo (quiero hacerlo) que la clave está en la adversidad, en crecerse en medio de ella por aquello de que la cerveza fría es mucho más fácil tomársela.

 

Un 50% de la culpa de todo la tiene el destino, pero nos queda el resto y la cuota diaria de 24 horas para decidir qué hacer cuando todo pinta para tormenta… «el Sol tiene manchas, los agradecidos (parafraseo) hablan de la luz, el resto (a quienes no nombraré) habla de las manchas». En algún lugar del mundo un campesino espera la llegada del Astro Rey; en el calor del Caribe se espera dar la bienvenida al escaso invierno. Cuestión de elecciones, de evolución y, en resumen, de la vida misma… a fin de cuentas, la única culpable de ponernos a vivir de la forma en que le complace.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.