DE CUBA, SU GENTE: La línea que en curva se dispara

DE CUBA, SU GENTE: La línea que en curva se dispara
Fecha de publicación: 
31 Marzo 2017
0
Imagen principal: 

Juro que no es mi intención estar al tanto de su vida. Pero siempre me entero de sus historias privadas… como si su karma estuviera de alguna manera ligado al mío, como si su vida fueran los capítulos de esa telenovela que veo de soslayo… tan solo porque coincide con el horario de almuerzo.

Margarita vive en Alamar. Un amigo mío fue una vez a su casa a hacerle el amor. Me contó que ella le pidió, disculpándose por su reclamo leve, que usara condón, porque “acabamos de conocernos”, dijo. Y realmente acababan de hacerlo. Se habían visto por primera vez esa noche. Al final no consiguieron preservativos y tuvieron sexo anal toda la noche.

Terminaron sudorosos y pegajosos y no pudieron bañarse ni tomar agua porque Margarita se había pasado el día entero en el Vedado y no había tenido tiempo de llenar los tanques de agua.

Mi amigo la justifica. Me explica que es que ella ha tenido una infancia difícil, que no es de La Vana, que no se lleva bien con su madre. Que el dinero que ella le robó de su billetera esa noche él se lo hubiera dado con mucho gusto, porque es una muchacha sensible y creativa, aunque no exenta de defectos. Y que escribe poesía.

Para ilustrar las portadas de sus libros, Margarita le pide a otro amigo mío, con el que también tiene encuentros —no sé si desprotegidos—, que le tire fotos semidesnuda. A este amigo se le pierden, con cada una de las visitas de Margarita, la cámara fotográfica, el mando del televisor, la memoria flash de 62 gigas, rollos de papel higiénico…

Él lo sabe, pero nada condena:

—Ella ha tenido una vida dura —comprende—. Tiene una relación complicada con su madre y con su hermano; tiene crisis de identidad… pero es buena muchacha. Hace poesía.

Un muchacho que le escribe en la espalda a Margarita poemas de Baudelaire y de Renoir me cuenta que ella quiso una vez ser monja, que estaba dispuesta por su amor a Dios a renunciar a sus acompañantes masculinos, pero que en la Iglesia del Cerro le habían subrayado que debía también dejar de tener sexo con mujeres y que ella entonces había —por ello— desistido de la idea de la castidad.

Sin embargo, ninguna de mis amigas me ha hablado jamás de Margarita. ¿Será que mis amigas son muy discretas?

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.