Miami: Ruidosa soledad de origen cubano

Miami: Ruidosa soledad de origen cubano
Fecha de publicación: 
14 Enero 2017
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Luego de múltiples esfuerzos cubanos en esa dirección,   se arribó a un compromiso que abre las puertas al establecimiento de nexos civilizados entre ambas partes.  

La periodista del Nuevo Herald que cubre asuntos de este archipiélago, Nora Gámez Torres, comentó que a una semana de finalizar la administración Obama, este “puso fin a la política “de pies secos-pies mojados”.

En lo adelante, puntualizó, los cubanos que traten de ingresar a Estados Unidos, y no califiquen para ayuda humanitaria, serán removidos.     

Luego circuló una declaración de la Casa Blanca donde se afirmó muy claramente que, a partir de ahora, los emigrantes cubanos serían tratados igual que el resto.

Al explicar ese cambio de política, el asesor de Seguridad Nacional, Ben Rhodes, dijo a periodistas que responde a la necesidad de normalizar la política migratoria bilateral.

Como para tranquilizar a la extrema derecha, Rhodes añadió que, además, se enlaza con la estrategia dirigida a estimular “los cambios en la isla”.

En ese contexto lanzó una idea que merece un análisis más profundo cuando planteó:

Es importante que Cuba siga manteniendo una población juvenil y dinámica, que claramente actúa “como agente de cambio”.

¿Acaso de nuevo insinuando el papel anti Revolución que sueñan asignar a jóvenes cubanos?

A renglón seguido, Rhodes abordó el caso de los médicos cubanos que prestan servicios en otras latitudes del planeta.
Más preciso, indicó referirse al  Cuban Medical Professional Parole Program, que entre otras cosas facilita visados a ese personal de la salud.

Su verdadera intención, diseñada bajo el gobierno ultraderechista de George W. Bush, es sabotear las misiones que La Habana envía a numerosos países con el ánimo de prestar servicios médicos a muchos de sus habitantes.

¿Quién ha sido una pública y desenfrenada vocera de tal maquinación? La congresista republicana por la Florida Ileana Ros-Lehtinen

Ahora el texto de un comunicado de la Casa Blanca afirma:

“Estados Unidos y Cuba están trabajando juntos para combatir enfermedades que ponen en peligro la salud y la vida de nuestro pueblo.”

Cuando facilita un trato preferencial a médicos cubanos, el programa parole contradice estos esfuerzos.

El comunicado de la Casa Blanca subraya que el personal médico cubano ahora será elegible para solicitar asilo en las embajadas y consulados de los Estados Unidos, “de acuerdo con los procedimientos para todos los extranjeros”.

La titulada política de pies secos-pies mojados permitía a los inmigrantes cubanos que tocaban suelo estadounidense quedarse en el país mientras que los interceptados en el mar por lo general eran devueltos a la isla.

Los cubanos que eran aceptados en Estados Unidos  podían solicitar residencia después de un año y un día, gracias a la Ley de Ajuste Cubano.

Un funcionario de la administración Obama que no se identificó dijo que ambas naciones han pasado “varios meses” negociando el cambio.

Su anuncio ha dividido, una vez más, a la comunidad de origen cubano, y en particular, a sus jefes.

Por ejemplo, el congresista republicano de la Florida Mario Díaz-Balart, expuso  que "el presidente Obama ha encontrado una manera más de frustrar las aspiraciones democráticas del pueblo cubano y proporcionar otra concesión vergonzosa al régimen de Castro".

El alcalde de Miami, Tomas Regalado, un “exiliado” que salió de La Habana como parte de los titulados Peter Pan, criticó a Obama por conceder un regalo de despedida a su ex tierra natal.

No podía faltar un pronunciamiento de la denominada Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), una banda repleta de fango que está finalizando sus días vestida de corderito.  

Pero, al margen de todos estos lamentos y disparates, hay una realidad inconmovible:

Continúa desmontándose la pirámide que, durante más de 50 años, erigieron los padres y abuelos de la ultraderecha de origen cubano sembrada en Miami y otros lugares de Estados Unidos.

¿Termina ahí esta historia? No, falta mucho por cambiar, pero en lo venidero todavía hay incógnitas que hasta hoy no permiten ir más allá.

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