Neruda, una película controversial

Neruda, una película controversial
Fecha de publicación: 
20 Octubre 2016
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Las licencias en el cine siempre son veleidosas, mucho más cuando se trata de capítulos relacionados con grandes figuras de la historia, como el caso de Neruda, una película controversial del realizador chileno Pablo Larraín.

Pretender resumir la rica e intensa vida de Pablo Neruda parece muy pretencioso para cualquier cineasta. No fue tampoco la intención de Larraín, quien se ha convertido sin dudas en el director chileno más renombrado.

Con Larraín hay una trayectoria interesante que marca un antes y un después en el séptimo arte del país austral. Nominado a los Oscar con el largometraje NO, tampoco quedó exento de críticas al tratar el tema del plebiscito de 1988.

Se trató de un retrato de la consulta popular que terminó con la dictadura de Augusto Pinochet, en un complejo y tenso proceso. La película, con el protagónico del mexicano Gael García Bernal, fue un rotundo éxito internacional.

Pero antes de hacer NO en 2012, había llamado la atención por sus trabajos en Tony Manero (2008) y Post mortem (2010), en ésta última desliza sus sentimientos contra el golpe de Estado de Pinochet del 11 de septiembre de 1973.

En una suerte de estado de madurez y bien ganada fama, rodó en 2015 El Club, un largometraje sobre los abusos sexuales de la iglesia católica a partir de un caso basado en hechos reales. Mereció una nominación a los Globos de Oro y reconocimientos en Chile.

Con la carpeta llena, se lanzó a dos aventuras que ya vieron la luz en 2016, Neruda y Jackie, un drama alrededor de la vida de Jacqueline Kennedy protagonizado por Natalie Portman que ya recibió el premio al Mejor Guión en el Festival de Venecia.

NERUDA

Para hacer Neruda el laureado cineasta chileno prefirió apuestas seguras. Gael García Bernal, su actor fetiche con NO, y Luis Gnecco, de relativo parecido físico al Premio Nobel de Literatura y figura carismática en Chile.

Apeló también a la argentina Mercedes Morán y a un sólido reparto, además de filmaciones en numerosas locaciones como París y el sur de Chile en busca de la nieve. Todos los ingredientes se antojaban atractivos para lograr aceptación.

Fuera de Chile, la cinta ha funcionado con algún que otro reconocimiento. Elegida para su estreno en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, fue igualmente bien recibida por la crítica anglosajona en general.

Sin embargo, los intentos por convertirse en un drama de tintes biográficos naufragaron por el exceso de licencias del guión y el perfil a veces caricaturesco del autor de Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada.

Un personaje impostado que es García Bernal, como el detective que persigue afanosamente al poeta, y un Neruda demasiado lúdico y desvariado en sus convicciones políticas, terminaron por obligar a Larraín a describir su film como antibiopic.    El afán sospechoso de desmitificar al también creador de Canto General señala una ambigüedad inquietante. Tampoco es bienvenida la idea de reducir a Neruda al Poema 20 de sus versos y repetir hasta la saciedad "Puedo escribir los versos más tristes esta noche (...)".

Sin embargo, hay guiños a Diarios de Motocicleta en la persecución de García Bernal y algunos pasajes lúcidos -muy pocos- del brillo y personalidad de quien para muchos es el mejor poeta hispanoamericano del siglo XX.

PUNTO DE VISTA

Luis Gnecco, el protagonista principal, defiende la cinta a ultranza. En conversación con Prensa Latina ofreció sus puntos de vista.

"Si alguien quiere hacer un trabajo sin márgenes de creatividad o innovación, pienso con todo respeto que para eso están los documentales. Con Neruda se hizo un proceso de mostrar al personaje con imaginación y con la idea de hacer algo fuera de lo común".

"En el arte siempre hay espacios creativos y en el caso de Neruda, la intención es poner en perspectiva a un gran hombre, con virtudes y defectos, completó".

Aunque el divorcio entre la crítica, en especial latinoamericana, y el largometraje es evidente, Chile decidió nominar a Neruda como candidata a incluirse entre las finalistas del Oscar a Mejor Película Extranjera.

Como factura, actuaciones y ritmo, salvo algunos detalles, se puede hablar de un producto digno del quehacer de Larraín, con alta profesionalidad. Del contenido, soy de los que piensa que esta vez rebasó los límites.

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