Sherlock: La novia abominable

Sherlock: La novia abominable
Fecha de publicación: 
31 Agosto 2016
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Se trata de una actualización contemporánea de las aventuras del detective Sherlock Holmes, creado por sir Arthur Conan Doyle. El rodaje de la serie tuvo lugar, entre otros sitios, en Londres. La primera temporada fue transmitida en agosto de 2010 y la recepción crítica fue, más que nada, muy positiva.

Cuenta los pasos del excéntrico detective Sherlock Holmes junto a su compañero John Watson, en su búsqueda para resolver los brutales crímenes que se van desarrollando. Tuvo una segunda y una tercera temporada y este año ha realizado lo que llamó un capítulo especial, titulado Sherlock: La novia abominable.

El argumento de Sherlock: La novia abominable comienza en el Londres victoriano del siglo XIX. Sherlock Holmes (Bennedict Cumberbatch), junto a su inseparable socio, el Dr. Watson (Martin Freeman), intenta resolver el caso de una novia que el día de su boda se suicida… para después ser vista cometiendo una serie de asesinatos.

Esta cinta sigue dos líneas temporales distintas: una continúa donde lo dejó el último capítulo de la serie de la BBC, que es el precedente de este filme. La otra —ambientada en la era victoriana— implica los sueños que tiene Sherlock mientras está drogado.

La gran versatilidad de Sherlock: La novia abominable está en cómo los personajes interactúan indistintamente con el mundo moderno y con el perteneciente a la época victoriana: en un rejuego muy atrevido por parte del guionista de esta cinta, todos los personajes yacen en realidad en un avión moderno, pero Sherlock está pensando en este caso, ocurrido hace más de cien años, en el Londres de entonces. Por su obsesión testaruda es que se resuelve el caso.
 
Escenas marcadamente góticas, sugestivas secuencias de laberintos, efectos visuales formidables, como cuando los personajes están en un momento, en un espacio y un tiempo determinado y —dolly mediante— segundos después, en otro, completamente distinto. También, el maquillaje que cubre a la novia y que la caracteriza como abominable es fascinante por lo minimalista.

Destacan Benedict Cumberbatch y Martin Freeman, encarnando a Sherlock y a Watson, respectivamente. Freeman está asombroso. ¡El mejor Watson de la historia! Prodigioso en la escena en que los dos están vigilando por la noche y Watson quiere tener una conversación común con Sherlock, a quien considera en ese momento su íntimo amigo.

Puede ser que a la cinta, en sentido general, le falte solidez, coherencia, algo que sea más que buenas actuaciones y una sublime realización —la BBC nunca decepciona en cuanto a perfección visual—, ¡pero los actores están tan impecables!: más que interpretar, exploran las características disfuncionales de sus respectivos personajes, sus tormentos, sus fantasmas y paranoias.

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