El sueño americano roto por los impuestos

El sueño americano roto por los impuestos
Fecha de publicación: 
3 Junio 2016
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«Death and taxes» («La muerte y los impuestos»), un viejo adagio que desnuda los mayores temores de los estadounidenses, es aplicable a lo que ocurre en los últimos tiempos en el país, con miles de personas que renuncian a la ciudadanía para evadir las cargas fiscales.

Al tiempo que miles de inmigrantes llegan a Estados Unidos con el sueño de lograr en algún momento la ciudadanía, un número récord de ciudadanos estadounidenses decidió en cambio dar la espalda a su bandera y renunciar a la ciudadanía.

Según los periódicos The Washington Post y The Wall Street Journal, en 2015 unas 4 279 personas renunciaron a la ciudadanía de Estados Unidos, y en los primeros tres meses de este año ya lo hicieron otras 1 158 personas.

¿El motivo? Nada tiene que ver con la posibilidad y el temor de que el candidato presidencial republicano Donald Trump se convierta en el próximo mandatario de Estados Unidos, como alguno podría especular.

Por el contrario, es un motivo netamente económico, una cuestión vinculada al pago de impuestos.

Estados Unidos, además de Eritrea, es el único país en el mundo que requiere a sus ciudadanos que paguen impuestos aunque estén residiendo en otro país. Esto resulta, en efecto, el tener que pagar impuestos por duplicado: en Estados Unidos y en el país donde están viviendo.

La lista de ciudadanos que «eligieron expatriarse» —tal como lo expresa Estados Unidos— incluye en particular a profesionales que van desde escritores, deportistas, abogados y financistas.

Si bien la cifra todavía no es preocupante para el Fisco de Washington, es motivo de señal de alarma ya que podría crecer en los próximos meses.

Al tiempo que cada vez más devuelven su Green Card para dejar de abonar tantos impuestos, cada año Estados Unidos entrega más ciudadanías a extranjeros residentes, con todos sus papeles en regla. Las últimas cifras oficiales son de 2013, cuando el país emitió 780 000 ciudadanías.

Uno de los casos más emblemáticos es el de la cantante Tina Turner, que vive en Suiza desde hace años, y que en 2013 cambió la ciudadanía norteamericana por la suiza.

Otro caso resonante es el de Eduardo Saverin, uno de los fundadores de Facebook, quien renunció a su ciudadanía estadounidense en 2012 y se mudó a Singapur. En el caso de Saverin, su vocero negó que la decisión estuviera vinculada a cuestiones impositivas. Nina Olson, defensora nacional del contribuyente en Estados Unidos, subrayó que «para algunos contribuyentes norteamericanos en el exterior, los requisitos son tan confusos y la carga fiscal es tan grande, que renuncian» a su ciudadanía.

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