Cubadisco 2016, gran fiesta para melómanos de Cuba y el mundo

Cubadisco 2016, gran fiesta para melómanos de Cuba y el mundo
Fecha de publicación: 
26 Mayo 2016
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En su edición 20, el mayor evento de la industria musical cubana congregó a instrumentistas e intérpretes de Latinoamérica, el Caribe, Europa, Estados Unidos y Cuba, para reverenciar la diversidad de las sonoridades que matizaron el festival.

Dedicado a la música popular bailable, Cubadisco 2016 acogió presentaciones muy esperadas por los amantes de la buena música, ese fue el caso de la actuación del salsero dominicano José Alberto "El Canario" junto al Septeto Santiaguero.

Este espectacular binomio protagonizó en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba un recital de sones, guarachas y danzones incluidos en el álbum No quiero llanto, tributo a Los Compadres, CD ganador de un Grammy Latino en la categoría Mejor Álbum Tropical Tradicional.

Otro de los momentos inolvidables de la cita fue la presentación del disco Tronco Viejo, del cantante dominicano Johnny Ventura, fonograma laureado con un Premio Especial Cubadisco junto al CD-DVD Umbrales, del maestro Sergio Vitier.

También recibieron lauros en esa categoría la colección A Guitarra Limpia, del Centro Pablo de la Torriente Brau y el disco Hay quien precisa, una colaboración entre la cantautora cubana Liuba María Hevia y la venezolana Cecilia Todd.

El fonograma de Ventura contiene sonoridades caribeñas y temas de la autoría de los cubanos Tony Ávila y Edesio Alejandro, además de la colaboración del puertorriqueño Gilberto Santa Rosa, el trovador Silvio Rodríguez y la Diva del Buena Vista Social Club, Omara Portuondo.

Para el artista, Tronco Viejo saldó una vieja deuda y le permitió compartir con el trompetista Alexander Abreu, el saxofonista César López, al tresero Pancho Amat, y el joven pianista Rolando Luna, entre otros nombres importantes de la música cubana.

Temas como Tengo, La bala, Flor de pantano, La vida vs. La muerte, María, y Nada de ti, forman parte de ese álbum que, a juicio de Ventura, no será el último que haga con la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem) pues ya tiene previsto nuevos proyectos.

Desde el otro lado del Atlántico, específicamente de España, llegó a Cubadisco 2016 la cantante catalana María del Mar Bonet, quien graba por estos días un nuevo fonograma junto a músicos cubanos bajo el sello Producciones Colibrí en colaboración con Picap.

Con la participación de varios músicos cubanos, en el disco titulado Ultramar participan reconocidos instrumentistas de la isla como Pancho Amat (tres), José Luis Cortés "El Tosco" (flauta), Alejandro Falcón (piano) y Oliver Valdés (batería).

Distinguida con un Premio Internacional Cubadisco, Del Mar estremeció con su melodiosa voz la capital cubana, ciudad a la cual regresó este mes de mayo después de conquistar al público capitalino -hace ya algunos años- con su espectacular presentación en el teatro Lázaro Peña.

GRANDES PREMIOS DE CUBADISCO 2016

Los fonogramas Caribe Nostrum, del maestro Guido López-Gavilán y la Orquesta de Cámara Música Eterna, y La salsa tiene mi son, de Elito Revé y su Charangón, obtuvieron el Gran Premio de la XX Feria Internacional Cubadisco 2016.

De acuerdo con López-Gavilán, reconocido este año con el Premio Nacional de Música, el primer fonograma incluye varios géneros con un alto énfasis en lo cubano pese a tener obras creadas para orquesta de cuerda, piano y clarinete.

En tanto, La salsa tiene mi son constituye el homenaje a Elio Revé (padre) realizado por un grupo de importantes figuras de la música cubana como Pablo Milanés, Paulo FG, Haila María Mompié, Mario Rivera, Isaac Delgado, el puertorriqueño Gilberto Santa Rosa y el dominicano José Alberto "El Canario".

Otros de los reconocidos en Cubadisco 2016 fueron Caminos abiertos, de Eduardo Sandoval; Feeling Marta, de Gema Corredera; Blues de Habana, de Zule Guerra; Soy, de Buena Fe; 13 Regalos, de Kiki Corona; Alrededor del mundo, del Coro Exaudi y Vamos p´al monte, de Barbarito Torres y su piquete.

Poseedora del mayor catálogo musical de Cuba, la disquera Egrem con sus más de 10 mil matrices inéditas de rumba, mambo, son, chachachá, guaracha, danzón, bolero, clásica, salsa, rock y fusión, fue la más laureada en el evento acontecido del 14 al 22 de mayo.

La cita aunó en la escena cubana el talento del pianista estadounidense Bill Meyer, el trovador argentino Lucas Segovia y la mezzosoprano española Ana María Ruimonte, entre otros invitados a la fiesta del disco que descorrió sus cortinas con un recital del proyecto Bossa Nova Sinfónico.

Acompañados por la Orquesta Sinfónica de Cuba, el quinteto dirigido por el maestro Jeremy Fox puso a cantar y a bailar a todos los reunidos en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional con la exquisita sonoridad del género bossa nova, fusionado con el jazz y la llamada música culta.

Temas de la autoría del compositor brasileño Tom Jobim se escucharon en la voz de Rose Max, quien secundada por Ramatís Moraes (Guitarra), Jamie Ousley (Bajo), Carlomagno Araya (Batería) y Michael Orta (Piano) reverenció el legado del eminente creador, figura fundamental de la música brasileña del siglo XX.

Aguas de Março, Chovendo na Roseira, Corcovado, Retrato em Branco y Preto, Insensatez, Wave y Garota de Ipanema, fueron algunas de las piezas interpretadas.

Para la clausura del festival, el mismo escenario abrigó un conmovedor concierto con algunas de las canciones más conocidas de Juan Formell, fundador la agrupación cubana Los Van Van.

Bajo la dirección del Maestro Joaquín Betancourt, la Orquesta Sinfónica de Cuba ejecutó arreglos de temas como De La Habana a Matanzas y Esto te pone la cabeza mala, de la autoría de Formell.

Veinte años atrás, Los tamalitos de Olga, Son de la loma y Danzonete fueron otras de las piezas interpretadas en la clausura de Cubadisco 2016, el evento más relevante de su tipo en esta isla.

Con carácter anual, la cita reserva en cada edición conferencias especializadas, exposiciones, coloquios y conciertos sobre las más novedosas vertientes de la música y las sonoridades tradicionales de cada participante, sin importar su procedencia.

De esta manera, instrumentistas e intérpretes de Cuba y el mundo confluyeron durante más de una semana para intercambiar ideas y hacer de la música el lenguaje universal que tienda puentes entre todas las naciones del orbe.

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