Premios Oscar 2016: mejor conservar las apariencias

Premios Oscar 2016: mejor conservar las apariencias
Fecha de publicación: 
25 Febrero 2016
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Al parecer, venir con esas credenciales resulta requisito indispensable como una carta de recomendación o como la legitimación mundial para incluirse entre los aspirantes al ¿más importante? reconocimiento cinematográfico.

En una lección de cómo metabolizar lo diferente: casi 30 años después de la primera edición de los premios en 1929, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas decidió que era conveniente, también justo, reconocer la filmografía de otras naciones.

Para este año, entre nueve precandidatas, sólo cinco (una cifra habitual) lograron consagrarse como finalistas: El abrazo de la serpiente (Ciro Guerra, Colombia), Son of Saul (László Nemes, Hungría), A War (Tobias Lindholm, Dinamarca), Mustang (Deniz Gamze Ergüven, Francia), y Theeb (Naji Abu Nowar, Jordania).

Dos de ellas, Son of Saul (Hijo de Saúl) y Theeb, óperas primas de sus realizadores, quienes encarnan también la inclusión de sus países y regiones incluso, pues el cine húngaro había recibido su última nominación en 1985, en tanto la cinta jordana representa la participación árabe.

Es Son of Saul, la predilecta y casi segura ganadora en vísperas de la gala de este domingo, encomiada por la impecable simbiosis entre los códigos cinematográficos más actuales y aquellos otros que definen el cine húngaro.

Punto a favor de László Nemes, que parece haber encontrado otra manera de representar el holocausto judío del pasado siglo entre cientos de películas húngaras y de otras naciones que han recurrido a este tema.

Y, para variar, fue recomendada por cuatro premios en el último Festival de Cannes, incluido el galardón del jurado, y por un Globo de Oro, casualmente como mejor película de habla no inglesa.

Destacan además de esta selección la tercera película de Ciro Guerra, la única nominada de hispanoamérica y la primera de Colombia en esta categoría que, aunque reconocida justamente en varios festivales como Cannes y Sundance, recibió "su mayor premio" con la contratación de su realizador para dirigir en Hollywood.

En una posición un tanto más favorable se sitúa Mustang: Belleza salvaje, impulsada por una excelente factura y una trama no menos actual relacionada con las coerciones derivadas de posturas religiosas radicales y, a propósito, dirigida por una mujer. Tanto ensalzamiento a un cine diferente sólo ha colocado a nueve cintas en la competencia por la mejor película del año, al tiempo que otras han gozado la suerte de una versión hollywoodense -como ocurrió recientemente con la cinta argentina El secreto de sus ojos- aun cuando no tiene mayor trascendencia que su predecesora.

De la misma manera, la academia también asumió la otredad de producciones independientes de cineastas estadounidenses y que "logran" ese ansiado equilibrio de oportunidades y tópicos.

Sin embargo, en los últimos tiempos la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas soporta los embates que reclaman igualdad de género y diversidad racial no sólo en la competencia, sino entre los miembros y en las dinámicas de la industria.

Los observadores más avezados han identificado, por su parte, estos y otros influjos sobre la selección que, de seguro, actuarán también sobre la decisión del ganador.

Llegado a este punto, qué son los premios Oscar sino parte de un atribulado engranaje en función de conservar apariencias, luego reveladas por reticencias de tipos inimaginables de prejuicios y conjeturas casi invariables.

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