"Nunca haríamos un teatro panfletario, lleno de consignas huecas"

"Nunca haríamos un teatro panfletario, lleno de consignas huecas"
Fecha de publicación: 
25 Abril 2015
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El Teatro Guiñol de Guantánamo celebra este año su aniversario 45. Es una de las agrupaciones fundacionales del movimiento escénico profesional de la más oriental de las provincias cubanas. La joven generación de la compañía prepara Sueño de una noche de verano, una versión para teatro de títeres de la célebre obra de Shakespeare.

Uno de los protagonistas de ese empeño es Yosmel López Ortiz, un joven y talentoso actor, que ha sido galardonado más de una vez por el vuelo y el rigor de su trabajo. Lo entrevistamos...

—¿Por qué Shakespeare? ¿Qué tiene que decir Shakespeare a un niño cubano?

—Siempre ha sido interés del Guiñol Guantánamo representar a los clásicos, de ahí que el mejor repertorio del grupo parta de textos de Federico García Lorca, Javier Villafañe y Dora Alonso, pertenecientes a  la dramaturgia titiritera. Encontrar esa conexión entre el tiempo de los clásicos y la contemporaneidad ha sido uno de los procesos de trabajo más ricos que ha experimentado el Teatro Guiñol Guantánamo.

"No es raro que Shakespeare figure ahora entre los nuevos proyectos de montajes y menos que venga de manos de la joven generación de actores del grupo, si pensamos que esta nueva generación también ha formado parte de esos clásicos espectáculos. Eso ha permitido que sigamos atentos a esas historias que parecen viejas, pero que guardan verdades que nos rodean.

"Sueño de una noche de verano, comedia romántica escrita por William Shakespeare es ahora el proyecto que nos desvela, no solo porque está considerada como uno de los grandes textos clásicos de la literatura teatral mundial, si no también porque creemos que tiene muchas posibilidades de representación en el universo titiritero.

"Es, claro, una historia que puede ser de mucho interés para los niños, porque se conjuga de manera magistral el mundo real con el de la fantasía.

"Shakespeare tiene mucho que decir todavía a los niños y a sus padres. Hablar del amor y de luchar por alcanzar los sueños es de vital importancia en los tiempos que corren. Diría más: es imprescindible. Tiene que decirles que el amor mueve el mundo y lo salva. A veces pienso que esta historia tiene más que decirles a los padres, pero los niños tienen que estar, para que sean ellos los que les transmitan el mensaje".

—¿Qué aporta esta obra a la trayectoria artística de la compañía?

—Últimamente el grupo ha estado trabajando en proyectos unipersonales y dúos, tal es el caso de  La cucarachita Cuca y El buen curador y la vecina. Eso ha funcionado como estrategia para poder participar en las Cruzadas teatrales y otros eventos a los que resulta más fácil llegar si el formato es más pequeño.

 

"Sueño de una noche de verano vuelve a agrupar a los seis actores más jóvenes de la agrupación, permitiendo fomentar el trabajo en grupo tan necesario para el fortalecimiento de una compañía. Un trabajo bien pensado desde el diseño y la realización donde la experimentación en técnicas y recursos expresivos pueden ser consideradas como un paso de  avance dentro de la trayectoria artística del grupo.

"El espectáculo permitirá girarnos hacia otras zonas de creación sin perder, claro está, lo que más nos identifica: la musicalidad y el sabor de lo auténtico. La confianza en la joven generación de apostar y hacer realidad sus proyectos ya sea desde la condición de titiriteros, actores, diseñadores, directores, nos habla de un momento importante para el Teatro Guiñol Guantánamo, que se afianza como verdadera escuela formadora dentro del teatro de títeres .

"La dirección artística vuelve a ser mi responsabilidad y de Aliexa Argote, como constante ejercicio que garantizará el futuro de la agrupación cuando ya no estén quienes le dieron el nombre..."

 

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—¿Qué teatro defiende el teatro Guiñol de Guantánamo? ¿Qué teatro no harían nunca?

—Defendemos el teatro que diga algo verdaderamente importante y necesario. El teatro que no solo divierta, sino que nos permita el instante de pensar incluso a nosotros mismos. Preferimos contar historias no tan reales y que de alguna forma nos ayuden a comprender la realidad que vivimos. Esperamos que el público encuentre en nuestro teatro un mensaje alentador, nunca hemos sido pesimistas en el teatro, creemos que podemos, sino cambiar, al menos transformar mentalidades.

"Asumimos el teatro porque es la mejor forma que tenemos para vivir, por eso no podemos ser hipócritas. Ahí decimos lo que pensamos, ahí somos lo que en la vida real quizás no podemos ser. Defendemos el teatro del pueblo, el elitismo no nos ajusta bien, nos encaja  mal en el cuerpo, somos muy espontáneos y así es el teatro que perseguimos y que admiramos.

"Por  eso nunca haríamos el teatro de la élite. Nunca, pero nunca haríamos un teatro panfletario, lleno de consignas huecas. Y mucho menos volveríamos a la época del didactismo con el que surgieron los guiñoles. Nunca nos separaríamos de las calles y las lomas para irnos a las vitrinas a hacer poses. Nunca haremos un teatro impuesto ni encargado, siempre contaremos esa historia que nos preocupa, que nos desvela, que nos provoca otras historias. Nuestro teatro nunca irá contra el teatro y no dejará en ascuas al público, siempre intentará comunicarse porque ese espectador nos interesa. Nunca haríamos el teatro que en realidad no nos afecte".

—¿Cuáles son tus mayores satisfacciones con el Guiñol?

—Yo, como muchos actores de mi generación, salí de un nivel medio de teatro, escuela en la que el títere dentro del programa de clases siempre ha estado en desventaja.

"Llegué al teatro Guiñol con un conocimiento mínimo del teatro de figuras y es acá donde empecé a entenderlo y aprenderlo. Ahí tengo una satisfacción, haber llegado a un grupo con una trayectoria notable y sobre todo una visión clara del tipo de teatro que defienden.

"El Guiñol ha funcionado entonces como una verdadera escuela y complemento de aquella donde no aprendí todo lo que debía. Las propias ansias de superación de la agrupación han generado en mí la inquietud de siempre estarme moviendo y generando espacios y proyectos con y para el teatro de títeres.

"Creo que el Guiñol me ha dado la posibilidad de ser titiritero y entiendo por titiritero el ser extraño que nos solo anima sus personajes, sino que diseña, construye, promociona, escribe, dirige sus propios proyectos.

"Me ha permitido asumir el teatro de títeres como único estilo de vida y en él puedo ser yo y expresarme sin timidez.

"Una satisfacción también ha sido mantenerme visible, pues el Guiñol siempre ha estado preocupado y ocupado en dialogar y llevar sus propuestas a los diferentes encuentros y momentos importantes dentro del panorama teatral de la isla.

"Gracias al tiempo que llevo dentro de la agrupación y a la pasión que he llegado a sentir por esta forma de expresión he podido incluso representar al guiñol Guantánamo en el extranjero y ahí he comprobado que estoy o estamos cerca, muy cerca de ese ideal que tenemos de lo que significa ser un titiritero trotamundos.

"El Guiñol no es todo lo que quiero, pero es parte significativa dentro de mi carrera. Mi escuela".

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