Repasadores en la Universidad: ¿necesidad o lujo?

Repasadores en la Universidad: ¿necesidad o lujo?
Fecha de publicación: 
17 Abril 2015
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Alberto, estudiante de nivel superior, tiene repasadores para todas las asignaturas, y esto, aunque no lo parezca, para sus amigos es «tremendo salve». Cálculo, Programación, Contabilidad, Física y Base de Datos, todas con profesores individuales que le ayudan a sacar el aprobado por 25 pesos la hora en encuentros semanales.

Tres igual a cinco y diferente de dos (3=5≠2), así me dice «El Tico» cuando le pregunto por sus notas. Eso sí, muy gracioso el niño, y dicharachero, se sabe todos los acontecimientos de la «facu» y ya vio con certeza la última serie que salió en el paquete de la semana.

Las conferencias las copio en la «memoria» (USB) y cuando llego a casa del profesor particular, las vemos y él me lo explica todo. Entonces, ¿qué haces mientras el de la universidad imparte la conferencia? Se sonríe y me comenta casi en secreto que algunos profesores no pasan hoja de asistencia y por eso ni va: «me quedo en el laboratorio» (de computación).

Buena su coartada, pero la responsabilidad aquí no es del profesor ni de la hoja de asistencia, sino de qué tipo de profesional espera ser Alberto en un futuro cercano. Al parecer, el protagonista de nuestra historia tiene este hábito desde la secundaria. Desde entonces sus padres le pagaban repasos de Matemáticas, «Español» (Lengua Española), Historia de Cuba, Física y Química. Entonces había que sacar buenas notas para «coger el pre» (preuniversitario), y para ello repasaba siempre después de la escuela.

Así comenzó la renta de sus padres, el pago por una educación privada que, además de demeritar la gratuidad del sistema cubano, impone a su hijo una doble jornada de estudio y aprendizaje, cuando podría aprovechar mejor la establecida por el plan de estudios de la universidad.

El caso de Alberto podría parecer aislado o extremo, pero lo cierto es que como él, muchos de sus compañeros (sobre todo en carreras técnicas), comparten el hábito de pagar algunos repasos los fines de semana, principalmente en temporada de exámenes, para aclarar las dudas acumuladas durante casi todo un semestre.

Y aunque a finales del 2013 la cifra de repasadores con licencia en la isla era de 1 023, cabe preguntarse si esto de los repasadores ―sobre todo en la universidad―, más que una necesidad, se ha convertido para algunos en una moda que exhibe cierto estatus.

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