Ucrania: Amenazas vanas

Ucrania: Amenazas vanas
Fecha de publicación: 
19 Abril 2015
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No es exagerado decir que la punta de lanza ucraniana que Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) esgrimieron contra la estabilidad rusa, se ha mellado contra la posición adecuada adoptada en cada caso por el presidente Vladimir Putin, que le ha valido primordialmente un mayor apoyo popular.

Es más, las medidas de “ayuda” a Kiev han sido contraproducentes, porque han derivado en la intensificación del desplome económico de la población ucraniana, el rechazo de los jóvenes a integrar las filas del ejército y la intensificación de una corrupción sobre la cual tratan de tomar drásticas medidas.

A partir del primero de mayo, un día que debía ser de celebración para todos los trabajadores, estos tendrán que pagar el gas 50% más caro y las industrias, 40%.

Cierto que EE.UU. envía cada vez más especialistas para asesorar a los militares, así como armas que no sé el porqué no le ponen el apellido letal, porque todas lo son, pero la ausencia, subrayo, en las filas castrenses es notable, sin contar que algunos ucranianos, además de los nacidos en el rebelde este, se han pasado a las filas separatistas, en gran parte por el rechazo a la influencia de elementos nazis en el gobierno y en el propio ejército, aprovechándose de haber sido el principal factor armado en el golpe de Estado contra el anterior y legítimo gobierno de Kiev.

A pesar de la implementación de sanciones a Rusia y la aplicación de una "operación antiterrorista", Poroshenko volvió a reconocer hace unos días que ha perdido el control en las dos principales regiones en el este ucraniano, aunque especificó que “no se conforma con ello”, olvidando su compromiso en acuerdos al respecto en Minsk.

Pese a las inyecciones monetarias de sus aliados de ahora, la crisis se extiende y no hay índices de que algo cambie. No se ha informado a ciencia cierta que ha pasado con el dinero destinado a anteriores salarios del ejército, que, además de ser magros, se conjugan con las pésimas perspectivas económicas y la situación global de inestabilidad.

Aunque las autoridades ultraderechistas aseguran que las fuerzas de combate están "en plena disposición de lucha", sus aliados no lo creen realmente, e indicado que la firme politica moscovita ha evitado por un tiempo la entrada de Kiev a la OTAN y presionado para que Ucrania no vuelva a utilizar sus tanques y artillería contra la insurgencia y, sobre todo, la población civil.

Rusia con sus propios valores

El consecuente desafío ruso al hegemonismo mundial que quiere implantar Estados Unidos, es un significativo índice para volver vanas las amenazas provenientes de su frontera occidental.

En este contexto, considero que fue Moscú el que obligó a Francia y Alemania a citar a Kiev para la reunión de los cuatro en Minsk, la capital de Bielorrusia, con acuerdos que, de ser cumplidos, solucionaría notablemente el conflicto, aunque luego Poroshenko, como señalamos, volvió a exponer una posición inconsecuente.

La grave situación militar obligó a Kiev a transigir en un primer momento, principalmente en la retirada del armamento, aunque Poroshenko hizo “caritas” (“me impusieron condiciones inaceptables, de renuncias y entregas”) a la reforma constitucional que prevea la descentralización, la aprobación de una ley permanente sobre el estatus particular de determinadas zonas de las regiones de Donetsk y Lugansk, y, un aspecto importantísimo: la retirada de todos los grupos armados extranjeros, el equipo militar y los mercenarios del territorio de Ucrania, así como de los grupos ilegales.

En cuanto al mentado apoyo popular a Putin, un 72% aprueba sus acciones, y un 57%, que se presente a un cuarto mandato presidencial en el 2018.

Las sanciones occidentales ayudaron a unir al pueblo ruso en la resistencia a las presiones externas y, tras el año “negro” del 2014, sigue otro en el que recupera el aliento y el rublo se empieza a consolidar.

Es decir, el “pico negativo” queda atrás y hay señales significativas económicas de estabilización, además de que, en lo político fracasó el intento de aislamiento al Presidente ruso, quien viajará a Nueva York, donde, por primera vez en diez años, pronunciará un discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

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