Critican muerte a tiros de preso en Nevada

La espera de cuatro meses para recibir información sobre lo ocurrido a un recluso en Nevada de quien un testigo dijo estaba esposado cuando un guardia lo mató a tiros se debió a la indiferencia deliberada de las autoridades estatales, incluido el gobernador Brian Sandoval, afirmó el viernes el abogado de la familia del fallecido.

Carlos Manuel Pérez hijo murió baleado el 12 de noviembre en la prisión estatal High Desert, ubicada en las afueras de Las Vegas.

El abogado Cal Potter dijo que los hermanos de Pérez recibieron información contradictoria durante las reuniones iniciales que tuvieron con encargados de la prisión, sin que jamás les indicaran que el preso fue baleado.

"El diálogo terminó y hasta esta semana continúan sin respuesta las interrogantes", declaró Potter a The Associated Press. "El estado les dio la espalda cuando intentaban averiguar lo sucedido" a su pariente.

"Creo que simplemente fue indiferencia deliberada, y no rinden cuentas a nadie, incluido el gobernador", agregó.

Sandoval respondió mediante una vocera que las autoridades locales, estatales y del condado investigaron el incidente y que el procurador general de Nevada, Adam Laxalt, determinará el curso adecuado de las acciones a seguir.

El procurador general revisa el informe que recibió el jueves, dijo la portavoz de Laxalt, Patty Cafferata.

El jefe adjunto de prisiones Brian Connett defendió al Departamento de Correccionales del estado como el administrador responsable de la seguridad y protección de los guardias y presos.

El departamento rinde cuentas a la Junta de Comisionados de Prisiones del estado —a la que pertenecen Sandoval, Laxalt y la secretaria del Estado, Barbara Cegavske_, así como a legisladores de la legislatura estatal.

"No puedo imaginar que actuáramos con indiferencia deliberada en cuanto a la seguridad y protección de un recluso", dijo Connett. "Lamentamos la pérdida que tuvo esa familia y deseamos que esto jamás hubiera ocurrido".

Connett dijo que el incidente ocurrió debido a una riña entre presos, pero señaló que no podía facilitar mayor información sobre la muerte de Pérez, de 28 años, y las heridas que sufrió el recluso y testigo Andrew Jay Arévalo, de 24 años, hasta que Laxalt revise el caso.

La oficina de prisiones informó el 13 de noviembre en un comunicado que Pérez había muerto pero no que Arévalo resultó herido.

En el comunicado se mencionó la realización de una autopsia pero no que hubo disparo alguno.