Me han estremecido un montón de mujeres…

Me han estremecido un montón de mujeres…
Fecha de publicación: 
8 Marzo 2015
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El periodista y profesor Roberto Vázquez, por ejemplo, asegura que en tantos años de vivencias personales y profesionales muchas mujeres han dejado una impronta indeleble: «yo podría hablarte desde la época de estudiante de profesoras que influyeron en uno, cosas que parecían que eran simples, pero que producen su marca, recuerdo a Electa Fe de la Peña. Después me gradué y tuve una directora, Encarnación Venero, que me enseñó a ser maestro realmente, pero vamos a hablar de Carilda.

«Te diría que yo al mundo del intelecto nací al lado de Carilda, porque ella fue muy amiga de mi hermano que era también poeta, ellos se reunían y hacían unos talleres periódicamente en la plaza del mercado, en el puesto de hielo que era de mi padre, ahí yo los oía recitar y ahí la conocí y me empecé a relacionar con ella; luego fue Carilda la abogada que me divorció la primera vez y eso conllevó muchas conversaciones personales para convencerme de cambiar algunos criterios equivocados míos de la vida, para orientarme debidamente ya en el orden personal, y en lo profesional me fui vinculando también cada vez más con ella.

«Aprendí mucho de ella, de su pedagogía, de la solicitud con que atendía a los poetas jóvenes, de sus ideas y de sus consejos. También a través de ella conocí personalidades como Mario Benedetti, Feijóo, como periodista tú sabes lo que significan esas relaciones… He compartido la vida con Carilda y admiré siempre sus cualidades como revolucionaria, desde aquellos talleres, fue siempre una persona de izquierda, aunque provenía de un ambiente burgués como era su familia. La claridad de sus ideas, la definición de sus posturas ante la vida, tanto personal como literaria y política también, su sencillez, su modestia, el no tener nunca una palabra fuerte hacia nadie, hacia ningún escritor, ni siquiera contra alguna detractora, todo eso te va encariñando, te va hermanando con la persona. Algo que admiro mucho es su capacidad de seguir siendo Carilda siempre, y cómo el tiempo no ha sido capaz de debilitarle esa capacidad, pudiéramos llamarle don, con que nació y ella lo ha fortalecido, de modo que decir Carilda no necesita ni el apellido, es Carilda sencillamente, como todos los hombres grandes».

Yasiel Santoya es un joven pelotero, y también reconoce que en todo lo que es y lo que hace está el rastro de muchas mujeres: «Alguien que me ha marcado mucho ha sido mi madre, por su manera de vivir, de querer a sus hijos, a su esposo; y de saber cómo construir una familia, cómo darnos los conocimientos; y la forma de vivir exacta para llevarse bien en una casa y en el trabajo y en todos los lugares.

«Pero no puedo dejar de hablar de mi tía, que es una guerrera, se puede decir así, porque ha sabido luchar y enfrentarse a todas las circunstancias de la vida y salir adelante, que fueron muchas las que le tocaron, situaciones difíciles como irse de su provincia, separarse de su familia y hacer una vida en otro lugar sola, que eso se dice fácil, pero hay que estar preparado y tener la mente fuerte para poder lograrlo; y una mujer también que me ha marcado es mi esposa, que llevamos doce años juntos, desde los dieciséis, y estamos batallando por llegar a las bodas de oro, porque hay que pensar en grande con ella, es una persona que da mucho amor, muy comprensiva, que es muy importante en este deporte nuestro porque pasamos mucho tiempo fuera de la casa…»

A María de la Concepción Sánchez todos la conocen por Conchita, es la administradora del restaurant Las Cuevas de la ciudad de Matanzas, y uno de sus subordinados, Carlos Juvier, me aseguró espontáneamente: «Tienes que hablar de ella, porque no hay un hombre que haga lo que esa mujer hace, es muy difícil encontrar una mujer que haga tan bien ese trabajo tan fuerte que ella hace, lo mismo está en Las Cuevas que en el kiosco del estadio, no se cansa, es todos los días ahí, trabajando con todo el mundo, pendiente de si falta algo, no se sienta a esperar, ella misma sale a buscar las cosas para poder dar el servicio, para mí es única».

No es Juvier el único, todos sus compañeros tienen algo que opinar sobre Conchita y afirman, confirman o exclaman elogios, pero Yojanky Fundora se decide a «enfrentar» mi grabadora: «Es una compañera que tiene una capacidad de dirección excepcional, que ha demostrado que la mujer puede ser directiva y buena directiva en cualquier sector, ejemplar, dedicada a su trabajo, cumplidora con todas sus tareas por muy grandes que sean, y lo demuestra el resultado que ha tenido en el pueblo, en sus trabajadores, el aprecio que ha sembrado en todos sus compañeros, es una mujer que demuestra hoy por hoy que realmente las mujeres pueden estar al lado de los hombres, en igualdad de condiciones y hasta por encima de nosotros.

«Ella lo ha demostrado con creces, porque al mismo tiempo se ha ganado el respeto como ser humano, como madre, como hija, siempre la ves preocupada por su familia, por sus trabajadores como una amiga, sin perder la capacidad de exigir en el momento que es necesario y que todo el mundo le cumpla, porque es una mujer muy sensible, pero cuando hace falta tener la mano dura, ella la tiene».

El trovador Rey Montalvo también podría mencionar muchas mujeres que de una u otra forma han sido importantes en su vida, pero no duda en hablar primero de su madre, Bárbara Vasallo: «Yo me estremezco, como dice Silvio, con ella desde niño: está el hecho de ser periodista, que es una profesión muy difícil que, como ella ha dicho siempre, tiene “horario abierto”, porque a cualquier hora puede pasar cualquier eventualidad y tiene que salir corriendo, y haber enfrentado esa profesión prácticamente sola, con poco más de veinte años porque sus padres fallecieron muy temprano, yo no conocí a mi abuela que es una mujer también cuya historia me ha estremecido, porque allá en el Central España era como una especie de faro para todos los pobladores, era maestra y los niños la iban a ver a su casa para que les resolviera los problemas y los padres también y la respetaban mucho, pero bueno, mi madre no la tuvo a ella cuando yo empecé a crecer y empecé a tener las inquietudes de un adolescente normal que quería salir, fiestear, conocer, y ella mantuvo su profesión y llegó tan alto que hoy es la jefa de una corresponsalía de la Agencia de Información Nacional.

«La corresponsalía de Matanzas fue reconocida como la mejor del lustro pasado en el país, hace veinte años que no sucedía eso y fue ahora siendo la jefa mi madre, una mujer que lo ha hecho criando a dos hijos, impartiendo clases en la Universidad, manteniendo un blog en Internet, colaborando con otros medios para tener un apoyo más de salario. Su esposo, que es como mi segundo padre, durante años trabajó en el Ministerio del Interior, que tenía un horario también muy abierto y ella se las arreglaba para asumirlo todo, yo creo que quisiera encontrarme siempre con mujeres como mi madre, y he tenido suerte porque mi esposa también es periodista y siendo tan joven ya dirige una redacción, es poeta; sin embargo, la parada de mi mamá es muy alta».

En los últimos años, ciertas mujeres han estremecido a Rey y a toda Cuba: «las esposas y las madres de Los Cinco, tener a un hijo o a una pareja tantos años lejos en esas condiciones, permanecer desde aquí luchando porque regresen y estar en los medios siempre con ese semblante fuerte, porque muy pocas veces se les vio llorar en público ni dramatizar demasiado, sin embargo, uno se puede imaginar que sufrían mucho, muchísimo. Martí decía: “qué derecho tiene uno de llorar lágrimas cuando hay muchos que también lloran sangre”, esas mujeres lloraron sangre y lo enfrentaron todo con una valentía impresionante; son mujeres que a uno lo estremecen, yo creo que son paradigmas demasiado altos para hablar de alguien más».

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