Netflix, Cuba y el streaming (potencial)

Netflix, Cuba y el streaming (potencial)
Fecha de publicación: 
17 Febrero 2015
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Hasta este minuto, 57 millones de personas habitan el planeta Netflix. Comparten la experiencia streaming, tienen ante sí más de dos billones de horas de shows de televisión, películas, documentales... todo por 7,99 dólares al mes. El planeta Netflix abarca cincuenta países, entre ellos Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Paraguay y Uruguay, que le suman 5 millones de adeptos.

Tal vez, aún hasta este minuto, más de 57 millones de personas sigan asombradas por la noticia del lunes 9 de febrero. “Netflix madruga en Cuba”, tituló El País; “Quizás haya escuchado: Netflix está llegando a Cuba”, casi lo susurra The Washington Post; “Bienvenida Cuba”, anunció en Twitter la propia compañía.

La historia de Netflix no es de las más originales. Veamos... Todo comenzó en California, Estados Unidos, un día soleado de 1997. En el poblado de Los Gatos, Reed Hasting y Marc Randolf hablaban sobre películas y tuvieron una idea: crearon un videoclub con una plataforma online, que además, no descartaba ofrecer sus servicios vía correo postal dentro de territorio estadounidense.

Netflix

En el 2007, la compañía lanzó sus operaciones en streaming. Un momento clave para su expansión. El streaming permite, simultáneamente, ver y descargar audiovisuales (sobra mencionar la necesidad de banda ancha). Las personas pueden elegir el momento y la forma de interactuar con el contenido, experimentarlo, vivirlo según sus circunstancias y, dado el desarrollo de la tecnología móvil, casi en cualquier lugar: tumbado en el sofa frente a la pantalla de su televisor, o sentado en el café de la esquina con un iPad en sus manos.

“Netflix ha revolucionado la manera en que las personas disfrutan y se entretienen (...) Comenzó a ofrecer sus servicios en Latinoamérica en el 2011, donde cuenta con más de 5 millones de miembros (...) Es la cadena líder de televisión en Internet. Sus miembros pueden ver lo que quieran, cuando quieran, en cualquier lugar, y en cualquier pantalla conectada a Internet; pueden reproducir, pausar y volver a reproducir contenidos sin comerciales”, explica la compañía en su web.

A estas alturas, Netflix no solo distribuye. En el 2013 estrenó House of Cards, una de las series más exitosas de los últimos dos años que este mes presenta su tercera temporada. Los protagonistas son Claire y Francis Underwood (interpretados por Robin Wright y Kevin Spacey respectivamente), un matrimonio decidido a llegar a lo más alto de la Casa Blanca, con El Príncipe de Maquiavelo al trasfondo de sus estratagemas.

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Niño cubano mira pantalla de computadora en el cuarto de su casa. Foto: REUTERS/Alexandre Meneghini

 

Desde esta semana, Cuba es la octava nación de América Latina en donde Netflix abre sus servicios. Mientras, un país como España continúa a la espera de un tweet igual de amable: “Bienvenida España”.

Ahora, aterricemos. No obstante el incremento paulatino del acceso a Internet en Cuba, los niveles de penetración de la red de redes se consideran bajos, y la “banda” es más bien “estrecha”. Con todo, la mayoría de los cubanos encuentra alta la tarifa para el servicio de navegación internacional que brinda Nauta.

Los métodos de pago también se tornan complejos. Cierto, a partir del 1 de marzo MarsterCard comenzará a operar en el país. Pero, en la práctica, y al menos en un plazo mediano, ¿cuántos cubanos tendrán acceso a una tarjeta de crédito MasterCard o AmericanExpress?

¿Por qué Netflix eligió Cuba? Reed Hastings reconoció que “Cuba tiene grandes cineastas y una poderosa cultura artística y esperamos que algún día podamos llevar su trabajo a una audiencia de más de 57 millones de personas”. Aunque no inmediatas, se esperan mejoras en el servicio de Internet en el país. Vale recordar asimismo la visita de altos ejecutivos de Google a la isla el pasado año, previa incluso a los anuncios del 17 de diciembre.

El hecho de que una compañía exitosa y reconocida como Netflix haya “madrugado” en Cuba -como dice El País-, puede también funcionar como incentivo a que otras empresas miren hacia el territorio nacional, en el contexto de la renovación de la Ley de Inversión Extranjera.

Reed Hasting y los ejecutivos de Netflix saben que la decisión anunciada el lunes no tendrá efectos, ni les reportará grandes beneficios, a corto plazo. Pero sí conocen que los cubanos acceden a series de televisión, shows y películas de todo el mundo, algunas transmitidas por los canales nacionales, otras vendidas en DVD -actividad legalizada como trabajo por cuenta propia-, y muchas gestionadas y distribuidas por actores no institucionales en redes informales -buena parte en el “Paquete semanal”-. Lo constata, por apelar a uno de los ejemplos más recientes, la presencia de los españoles Paco León y Hugo Silva durante el pasado Festival del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana; todos reconocieron al Luisma de Aída y al Lucas de Los hombres de Paco. Netflix tiene en Cuba consumidores potenciales. No aran en el mar.

NETFLIX-CUBA2Niño cubano mira la televisión en la sala de su casa. Foto: REUTERS/Alexandre Meneghini

Su actitud para nada es vanguardista ni transgresora. El sector de las telecomunicaciones ha sido privilegiado en la política de Estados Unidos hacia Cuba. En cada una de sus intervenciones al respecto, Obama ha explicitado la idea, desde una visión claramente determinista, de que las tecnologías y las telecomunicaciones en general, pueden ser herramientas desestabilizadoras para lograr un cambio de régimen, “una transición hacia la democracia”, en sus propios términos. Esta política al estilo “golpe blando” no es en absoluto iniciativa del gobierno de Obama, constituye de hecho una ley con más de veinte años, promovida por el entonces congresista norteamericano Robert Torricelli.  

El caso es que ya Netflix le dio la bienvenida a Cuba. Habrá que esperar para evaluar sus efectos, en medio de circunstancias complejas atravesadas tanto por la atualización del modelo económico cubano y la nueva etapa de las relaciones con Estados Unidos, como por el desarrollo paulatino de infraestructuras para la conexión a Internet y la necesidad de marcos regulatorios claros y efectivos para garantizar el acceso y reglamentar sus usos. En cualquier caso, el propio Hasting aportó un criterio válido, Netflix puede funcionar también como plataforma para llevar cultura cubana a más de 57 millones de personas en el mundo; esa, es una oportunidad aprovechable.

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