Paraíso tropical: en la recta final

Paraíso tropical: en la recta final
Fecha de publicación: 
26 Enero 2015
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Thais está muerta, falta saber quién la mató. Como era una villana de armas tomar, mucha gente tenía motivos. En vísperas del asesinato, unos cuantos personajes desaparecen de la vista del público, se convierten en sospechosos. Es un juego bien montado, muy efectivo. Lo hemos visto muchas veces.

Los capítulos que le quedan a Paraíso tropical se sostendrán sobre todo en el suspenso: ¿quién fue el asesino? Como si fuera una historia de Agatha Christie. Intriga policial y mucho romance. Auténtico folletín.

La suerte ha sido que en sus finales, la telenovela de Gilberto Braga, Ricardo Linhares y un gran séquito de escritores acompañantes, ha retomado el pulso, ha concretado peripecias y ha incrementado el ritmo. En algún momento, hay que decirlo, la narración languideció. Capítulos más capítulos con tramas insulsas, que poco aportaban a la historia central.

Y eso que nosotros vimos una versión editada, o sea, es posible que la poda haya ayudado. Pero lo que sí queda bastante claro es que los autores alargaron situaciones perfectamente prescindibles. Aunque, y ahí está la pericia de un equipo de escritores, todo está bien anudado. Lo más seguro es que no queden cabos sueltos. Ahora bien, algunos personajes, aunque estuvieran bien construidos, llegaron a perder su razón de estar en el entramado general.

Es el caso de Bebel. Si se fijan, hasta ahora uno puede hacerse la pregunta: ¿qué pinta Bebel, un personaje tan contundente, en la historia de las dos gemelas, que es el pollo de este arroz con pollo? Claro, la prostituta es tan simpática, su relación con Olavo está tan bien matizada, la actuación de Camila Pitanga es tan sobresaliente, que uno la asimila sin traumas. No descartemos que al final se involucre más en la trama principal.

 

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Pero de cualquier forma, Bebel es uno de los ganchos del melodrama, teniendo en cuenta la relativa grisura de las gemelas. Aunque a mí no me parece que el trabajo de Alessandra Negrini sea de desechar. Paula es un poco desesperante, Thais era más irritante de la cuenta, pero Negrini demostró que tenía herramientas para sostener el doble rol.

El resto del elenco está a la altura, como casi siempre. Aunque, ojo, habría que ver cuánto contribuyen a esa organicidad los actores encargados del doblaje al español.

A la puesta en pantalla no le vamos a dedicar mucho tiempo: es más que funcional, la buena factura es innegable, digna del imperio televisivo que la produce: la televisora Globo.

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Haremos énfasis, eso sí, en el buen gusto con que los brasileños estilizan su realidad. Está claro que la telenovela edulcora una cotidianidad mucho más compleja y llena de contrastes. Pero la recreación es verosímil, matizada.

Por supuesto que Brasil es mucho más que Copacabana, pero a una telenovela (y es una opinión muy personal) no hay que pedirle un testimonio crítico y militante. De una telenovela hay que esperar coherencia y sustancia en la dramaturgia (ahí Paraíso tropical no tiene la máxima calificación), y en primera instancia, hay que esperar mucha emoción, mucha intriga, mucha triquiñuela, mucho romance…

En Paraíso tropical, sobre todo en los capítulos finales, estamos teniendo de sobra.

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