La libreta, todavía un subsidio necesario

La libreta, todavía un subsidio necesario
Fecha de publicación: 
14 Enero 2015
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Como es costumbre hace 52 años, cada enero las familias cubanas reciben sus nuevas libretas de abastecimiento de manos de sus respectivos bodegueros, para garantizar así una canasta básica subsidiada por el Estado cubano.

Pan, huevos, arroz, azúcar, sal, aceite, pollo, jamonada, picadillo de soya y últimamente el pescado, son los principales productos de una lista que, junto a otros más específicos como las almohadillas sanitarias para mujeres, y la leche entera en polvo para niños, embarazadas y enfermos con diferentes patologías, conforman los más de mil millones de dólares que gasta el Estado cada año.

Pero aún es un subsidio necesario para muchos cubanos que garantizan con este sistema de distribución un abastecimiento mínimo a bajos precios, ya que la inestabilidad en el mercado interno de productos como el arroz y los frijoles, así como sus altos costos, imposibilitan su adquisición mensual.

Altamente criticada, por lo que fue y lo que es, porque es obsoleta para muchos y símbolo del igualitarismo que caracterizó al socialismo cubano en sus primeras décadas, así como protagonista del choteo en las calles y medios de comunicación, la libreta no está exenta de detractores.

Sin embargo, para Amanda, trabajadora de 57 años de edad, comprar el arroz a cinco pesos por la libre representa un dolor de cabeza cada fin de mes.

Yo no podría hacer ese gasto en arroz solamente para todo el mes. Para mí la libreta es un gran alivio, la verdad. Además que no siempre lo hay (el arroz), y cuando lo consigues, te faltan algunas libras cuando compruebas en casa, o está malo porque no siempre sacan del brasileño, señaló.

Diversos estudios indican que en la actualidad, los alimentos que reciben las familias cubanas de manera racionada aseguran aproximadamente el 36 por ciento de las calorías diarias por persona y cubren unos 12 días del mes, mientras las proteínas no alcanzan para más de 10 días y las grasas, para nueve días.

Un documento marco de Asistencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Cuba considera que el acceso a esa cuota alimenticia es un derecho garantizado a todo ciudadano.

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Bien cierto es que la libreta no es ni la sombra de lo que fue en los años 60, ni constituye una fuente determinante respecto al consumo total de alimentos, pero tampoco es para despreciar.

A pesar de haberse anunciado oficialmente su eliminación gradual en diciembre de 2010, hoy muchos la defienden a capa y espada, pues consideran que su desaparición traería más problemas que beneficios.

Incluso, algunos especialistas consideran posible su eliminación, si se mantiene en subsidio a ciertas personas y familias como parte de un proceso bien pensado y sistemático.

A cuatro años del anuncio, productos como la pasta dental, el detergente líquido y los jabones pasaron a la venta libre y aún mantienen su «permanencia» en los Mercados Agroindustriales.

Pero al parecer, garantizar sin falta en las Tiendas Recaudadoras de Divisas productos como las compotas infantiles se torna más complejo, así como poner tope en los precios a frijoles y carnes en los mercados agropecuarios.

Entonces los cubanos continuamos en 2015 con lo que queda en nuestra libreta, anacrónica y necesaria. Después de todo, mucho tenemos que agradecerle en este más de medio siglo, en el que lo más feliz que nos deja son las risas de cada lunes con Pánfilo, su más fiel defensor.

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