Se estrena Meñique, el regalo del cine cubano a los niños

Se estrena Meñique, el regalo del cine cubano a los niños
Fecha de publicación: 
18 Julio 2014
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Se estrena por fin Meñique, una de las películas más esperadas del cine cubano, como regalo por el día de los niños, este 20 de julio.

 

Se trata de una coproducción cubano-española que ha exigido un arduo trabajo durante seis años. El productor español Julio Casal dijo a la prensa que el filme será presentado al Festival de Cine Europeo de Sevilla y se prevé su participación en los Premios Goya.

 

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Casal informó que hasta el momento han confirmado la compra de la cinta una decena de países: Francia, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Corea y naciones de Oriente Medio.

 

Dirigido por Ernesto Padrón, Meñique es el primer largometraje cubano animado en 3D y constituye una versión libre del cuento homónimo de José Martí en la Edad de Oro. Tanto en el relato como en el filme, el mensaje es muy humanista y enseña cómo el saber puede superar a la fuerza física.

 

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El estreno de Meñique y su circulación en la Isla y el mundo significan un fenómeno inédito de la animación en Cuba y sin dudas marcará un antes y un después en cuanto a organización y ambiciones tecnológicas en el cine nacional. De hecho, los Estudios de Animación del ICAIC ya trabajan en el desarrollo de cortos animados en 3D.

 

Pero Meñique no es solo tecnología; el nivel estético y conceptual es elevado, como demanda un texto martiano. Las voces de los personajes corresponden a actores archiconocidos de la escena cubana como Corina Mestre, Aramís Delgado, Enrique Molina, Carlos Ruiz de la Tejera, Lieter Ledesma y Yori Gómez. La banda sonora tiene la mano infalible de Silvio Rodríguez y Miriam Ramos junto a otros excelentes intérpretes cubanos y al músico español Manuel Rivero.

 

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Meñique está inspirado en el cuento universal Pulgarcito y presenta un lenguaje muy cubano, coloquial, diáfano y divertido para niños y adultos. Su visualidad es una suerte de Medioevo a la cubana, con castillos y bosques encantados situados en paisajes que nos recuerdan el Valle de Viñales o de los Ingenios en Trinidad.

 

Es una película pletórica de alegorías a Cuba, localismos y choteo. Sin embargo, lejos de resultar ajeno a los espectadores allende los mares, es precisamente esa estética lo que convierte al filme en un producto universal, con gancho para conquistar al gran público.

 

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