Siria: Apocalipsis ahora

Siria: Apocalipsis ahora
Fecha de publicación: 
26 Febrero 2014
0
Imagen principal: 

Cerca de 150 000 muertos, más de medio millón de heridos, cuatro millones de refugiados y unos dos millones de personas en las áreas de combate es el saldo provisional de la guerra desatada por el imperialismo en Siria hace unos tres años y cuyo fin no se avizora, luego del fracaso de las dos denominadas conversaciones de paz sobre el tema celebradas en Suiza y cuya continuación está por ver.
                                                                                                  

Hay cuestiones que hay que abordar, porque no queda más remedio, ya que en ello se juega la supervivencia del pueblo, que pone la mayor parte de los muertos a manos de los mercenarios de 83 países que allí se han citado para hacerlo virtualmente desaparecer, en aras de no sé qué pretexto supuestamente religioso, como si la honra de las creencias tuviera que ser lavada con sangre, y más de inocentes.
                                  

En lo que concierne a la más reciente cita, el ministro de Asuntos Exteriores sirio, Walid al-Moalem, ha culpado a los Estados Unidos por el fracaso de la segunda ronda de conversaciones de paz de Ginebra II, aunque Damasco pudo a dar a conocer su posición y llegó a reunirse con la renuente oposición sustentada con las armas norteamericanas y el dinero de Arabia Saudita y otras satrapías del Golfo.
                                                                                                                     

Para una hipotética tercera reunión, la parte opositora la ha condicionado a un cambio del gobierno sirio, es decir, la salida del presidente Bashar al Assad, en tanto Damasco destacó la importancia de la eliminación del terrorismo, insuflado por los métodos utilizados por grupos mercenarios que combaten al ejército sirio y causan extraordinario daño a la población.
                                                                            

A pesar de que las presiones norteamericanas a la ONU impidieron la presencia de Irán en las conversaciones, tanto Teherán como Rusia y Siria han subrayado su disposición de zanjar diferencias y llegar a un acuerdo equilibrado que ponga fin a tanto derramamiento de sangre y destrucción.                                                               

                                   
No obstante, esto no interesa a Estados Unidos, que si en una ocasión anterior tuvo que desistir de una agresión directa al país árabe, bajo el pretexto de la utilización de armas químicas por Siria, fue por la posición firme de Moscú y su salida diplomática refrendada por el gobierno sirio, con su aceptación de eliminar tales armas. Pero ahora, simplemente, la nación árabe ya no las tiene y la agresión terrorista continúa.
                                                                                              
Sobre la base de esos fundamentos teóricos de dominación y agresión, Estados Unidos y sus socios de la OTAN comenzaron a actuar a escala universal hacia los que consideraron como eslabones más débiles entre sus potenciales objetivos y en las circunstancias que pudieran resultar más favorables, aprovechando oportunamente los errores, debilidades e inconsecuencias de los eventuales adversarios, como señalara el colega Gustavo Robreño en la página web de Habana Radio (Calentando a Siria):                             

                                                       
«No es necesario siquiera ser muy sagaz para seguir el hilo conductor de las acciones de los distintos gobiernos instalados en Washington a partir de la llamada Guerra del Golfo (1990) y comprobar cómo va cumpliéndose gradualmente el plan que, según parece, ha tenido que ser acelerado como consecuencia de la crisis económica global, los tropiezos del neoliberalismo y la crisis energética. Si nos remitimos a los clásicos, habrá que llegar nuevamente a la vieja conclusión de que el gran capital acude a la guerra cuando, en las situaciones más difíciles, busca salir del hoyo».
                                                                      

Tal como en Libia, pero de diferente manera, el Imperio fijó en Siria uno de sus objetivos, utilizando uno de sus muchos rostros, trabajando codo con codo, subrayo, con los regímenes reaccionarios árabes.
                                                                                          

Y aunque Rusia y China han impedido hasta ahora que el Consejo de Seguridad de la ONU «santifique» la agresión que comenzó en marzo del 2011, el plan de agresión estadounidense prosigue su objetivo de destruir a Siria y, sobre sus ruinas, colgar a un régimen fantoche que baile con su política proisraelí y antipalestina.

alt

alt

alt

alt

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.