Como anillo al dedo

Como anillo al dedo
Fecha de publicación: 
4 Octubre 2013
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Cierto: el hambre, la miseria, los abusos de toda índole, constituyen un caldo de cultivo para el terrorismo, pero no justifica en modo alguno acciones que cuestan la vida de personas inocentes y destruyen inmuebles de beneficio social, sean dirigidas a un punto determinado personalmente o a ciegas.
                                                     

                                                                     
El ataque de cuatro días del grupo somalí Al Shabaab a un centro comercial de Nairobi, la capital de Kenia, me recuerda aquel de hace algunos años que asaltantes de origen paquistaní realizaron a un lujoso hotel de Mumbai, con la particularidad de que otros integrantes lo hacían exitosamente al mismo tiempo en otros puntos de la ciudad india.
      

                                                                                                                                          
Con el tiempo, trascendió que esos elementos habían sido entrenados por oficiales de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, sin que ellos lo supieran, a excepción del jefe del grupo, quien no participó, por supuesto, en acción alguna. El hecho obedecía a planes norteamericanos para evitar el acercamiento entre la India y Paquistán, naciones con armas atómicas, en constantes conflictos fronterizos.
                                                                                                                

Es posible que el lector ya haya leído que el centro comercial atacado por los terroristas, Westgate, es una ubicación de alto perfil, frecuentado por muchos residentes extranjeros y ciudadanos kenianos. De acuerdo con informes oficiales, el tráfico allí durante los fines de semana ronda las 10 000 personas. Este ataque terrorista, con una amplia cobertura de prensa, representa una verdadera tragedia y afectará la industria turística de la nación africana. El presidente del país, Uhuru Kenyatta, perdió a parientes cercanos.
                                                                                               

Algo que no se publicitó mucho, fue que semanas antes de la acción terrorista, Kenyatta y su ministro de Información, David Endere, se habían quejado de que aviones militares norteamericanos se «mofaban» de la soberanía keniana, al violar su espacio aéreo sin haber solicitado el permiso de aterrizaje y sobrevuelo.
                                  

Las quejas también se habían dirigido contra la gestión de las ayudas a Somalia. «En lugar de dejar la gestión de los alimentos a las agencias de ayuda, las fuerzas aéreas de EE.UU. planean tener su propio personal para distribuir los alimentos», dijeron en un comunicado oficial, y añadieron que «el gobierno de Kenia está capacitado para proteger y distribuir los alimentos a través de las agencias locales e internacionales».
                                                            

Lo cierto es que Kenia, de una forma u otra, ha accedido generalmente a peticiones norteamericanas, e incluso mantiene una fuerza militar de 4000 hombres en Somalia, como parte de fuerzas de la ONU para acabar con la insurgencia.
                                                                                           

En cuanto a qué es Al Shabaab, los medios informativos occidentales coinciden en describirlo como un grupo terrorista relacionado con Al Qaeda que opera en el Cuerno de África desde el 2006, cuando  emergió como ala juvenil radical del gobierno de Cortes Islámicas en Somalia. Ha atraído a muchos extranjeros para unirse a su núcleo; es notorio por la piratería y los secuestros, así como también por controlar grandes porciones de territorio en las áreas rurales.
                                                             

Al Shabaab pretende que Kenia y otras fuerzas militares extranjeras presentes en Somalia se retiren de inmediato. Nairobi movilizó tropas durante el 2011 en territorio somalí, para expulsar a elementos de la organización de locaciones estratégicas, incluyendo el puerto de Kismayo, que el grupo guerrillero utilizó para recibir provisiones y lanzar ataques piratas en el Océano Índico.
                                                                                          

Fue designada como organización terrorista por Estados Unidos en el 2008. Kenia ha sido un aliado estratégico de EE.UU. en África del Este y el Cuerno de África, y la relación entre ambas naciones se vio fortalecida durante el ataque con bombas que perpetrara Al Qaeda contra la embajada estadounidense en Nairobi en 1998. En el 2011, cuando el general Carter Ham era el comandante del Comando Africano de los Estados Unidos de América (AFRICOM), declaró que Al Shabaab y sus simpatizantes representaban la amenaza más grande en África Oriental.
                                                                  

Todo ello, por supuesto, es el gran pretexto para una mayor presencia militar norteamericana en el continente, respaldada militarmente por Gran Bretaña y Francia, así como Israel, que ganó la titularidad, al ser sus comandos quienes irrumpieran en Westgate, propiedad parcialmente judía, para poner fin a la situación iniciada por el grupo somalí.
   

                                                                                                                     
Por lo pronto, ya Estados Unidos anunció que reforzará su presencia militar en Kenia, donde prepara varios ataques contra supuestos grupos terroristas allí y en otras naciones africanas. Como en similares hechos anteriores, todo le viene como anillo al dedo.

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