Desde el dolor, el amor y el humor (VIDEO)

Desde el dolor, el amor y el humor (VIDEO)
Fecha de publicación: 
16 Septiembre 2013
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“Dolor infinito, porque el dolor del presidio es el más rudo, el más devastador de los dolores, el que mata la inteligencia, y seca el alma, y deja en ellas huellas que no se borrarán jamás…”, diría el Apóstol.

Así, como calco y copia, estas 15 imágenes vislumbran esas huellas imborrables que dejó en los cinco cubanos presos en Estados Unidos la estancia en el llamado “hueco” al que fueron confinados apenas llegaron a prisión, desde el propio recibimiento el 12 de septiembre de 1998, donde solo les fue entregado una colcha y un rollo de papel sanitario.

A la vez, descifra una especie de autorretrato del autor que refleja entre dramatismo, humanidad y humor lo que él mismo describe: “la combinación de muchos factores, de ese castigo bien diseñado, comenzaron a hacer mella en mi precario estado físico (…) El estrés, la deficiente alimentación y todo lo demás alteraron mi sistema nervioso, y padecía un persistente dolor en la boca del estómago, sintiendo que algo me saltaba allí constantemente. Mis hermanos, preocupados, pero intentando que me relajara, inventaron el nombre de “la bolita” a ese padecimiento. Así, muchas veces, cuando podíamos conversar o nos veíamos al bajar a algún asunto de la Corte me preguntaban: Fakir, ¿cómo está la bolita?”

Al decir del escritor cubano Víctor Casaus durante la inauguración de la exposición: “Al igual que con su libro Enigmas y otras conversaciones, Tony advierte desde la primera línea, desde el primer trazo: esta es una obra de los Cinco. Por eso sus hermanos han respondido escribiendo y enviando sus “visiones” de aquellos momentos terribles que duraron 17 meses y de los modos, los métodos, las maneras con que la imaginación y hasta el humor sirvieron para engañar las soledades, aplazar los desalientos y reinventar desde la solidaridad y el amor las ganas cotidianas y futuras de vivir”.

Desde ese lugar de castigo con que quisieron derrumbar sus espíritus de lucha, los ellos fueron capaces de confeccionar objetos de juego y distracción en la búsqueda de soluciones precarias pero utilísimas para ese tiempo que les parecía interminable y en el que buscaron alternativas entretenidas y hasta jocosas, porque allí –al decir de Gerardo- también aprendieron de la hermandad real y de la madera firme de los hombres. “La creatividad del preso no tiene límites, y los ejemplos sobrarían”, afirma el héroe cubano.

Para Víctor Casaus: “estas imágenes -creadas a lo largo del presente año en la Prisión Federal de Marianna, en la Florida, documentan la estatura humana y moral de estos hombres que se han enfrentado, desde su dignidad, a quince años de prisión injusta por el extraño delito de defender la seguridad y la vida de su pueblo: de nosotros. Por estas paredes pasan ahora los registros y las cadenas, la “recreación” que no es tal y la linterna del carcelero, la rejilla que transporta la voz del hermano y la imaginación que se expresa de tantas maneras mínimas y enormes para dar fuerza y sentido a esa voluntad de resistir que Los Cinco vieron reflejada en los versos del trovador y en la canción que hicieron suya para siempre”.

A 15 años de estos hechos inmerecidos, y en este empeño múltiple y multiplicador en el que se ha intentado romper esquemas y echar a volar –tal como ellos– la imaginación, encontrar nuevos espacios para la poesía, la canción y la labor creciente de mucha gente de buena voluntad que quieren, piden o exigen el regreso de nuestros hermanos a casa, no ha faltado tampoco el homenaje a los que físicamente ya no están: al abogado Leonard Weinglass, a Carmen Nordelo –madre de Gerardo-, a Cándido y a Roberto -ese gran abogado hermano de René que hasta el último aliento estuvo luchando por la libertad de Los Cinco- y también a Saul Landau, ese gran intelectual y amigo cuya reciente pérdida nos conmovió a todos.

 
Por eso Tony -a quien alguien describió como un laborioso artesano de la letra y la imagen– lucha junto a sus hermanos para seguir siguiendo. Y así, nos dice Casaus: “continuar, desde el colorido de las acuarelas y la precisión de las descripciones en las que convivían el dolor, el amor y el humor, la batalla silenciosa y cotidiana para lograr la justa y justiciera liberación de Los Cinco a través de la belleza, la constancia y el rigor”.

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