Acuarelas y nuevas historias de Tony Guerrero

Acuarelas y nuevas historias de Tony Guerrero
Fecha de publicación: 
12 Septiembre 2013
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Imagen principal: 

El público cubano y foráneo tendrá acceso del 12 de septiembre al 10 de octubre a la exposición pictórica «Yo me muero como viví», del luchador antiterrorista Antonio Guerrero, dispuesta en uno de los pétalos del Memorial José Martí de la Plaza de la Revolución, en La Habana.

Según la presidenta del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), Kenia Serrano Puig, «estas 15 acuarelas de Tony permitirán adentrarnos en anécdotas poco conocidas de la vida durante los 17 meses pasados en “el hueco” y “la fórmula” que les ha permitido resistir el cruel encierro».

Las obras se caracterizan por el predominio de las tonalidades grises y la utilización del color anaranjado, en simbolismo a las vestimentas de los presos en Estados Unidos.

Tony con su alma de poeta logra colocar la mente del espectador en las condiciones de las celdas, así como las costumbres adquiridas y ratos del llamado tiempo de «recreo».

La primera de las imágenes muestra el recibimiento en las celdas del Centro de Detención Federal de Miami a través de un rollo de papel sanitario y una toalla, no más…

Asimismo, Guerrero no solo denuncia el robo de la libertad a él y sus hermanos, sino también la pérdida de la identidad, puesto que el nombre recibido al nacer fue sustituido por un frío número, el cual les obligaban a reiterar por cualquier motivo.

Por otro lado, aparece la representación con perspectiva invertida del shake down, denominación asignada de forma presidiaria a los famosos registros sin anuncio previo.

La rejilla de ventilación, cuadro número 5, es uno de los más atrayentes, pues describe la única vía de comunicación entre las celdas del piso 12, área de los castigados. Tony cuenta que por esa rejilla hacía momentos de lectura de sus poemas a sus compatriotas, en los días cuyos cuartos colindaban.

Otra de las representaciones visuales retrata el juego del cubilete: «Han salido tres gallegos y dos negros –escribe Tony-, y en el título se me ocurre, aparte de cubilete, ponerle la expresión: ¡Yo dije por abajo! Claro está, había quien esperaba “el último instante” para decir “por abajo” y las broncas que eso generaba eran para qué contar, siempre como hermanos».

La pieza número 15, titulada La bolita, sensibiliza los imaginarios. Allí, Guerrero revela los momentos más duros en «el hueco», donde tuvo pérdida visible de peso, sangramiento de las encías, dolores causados por la prematura artritis y problemas digestivos, entre otros.
 
«La atención médica era casi nula. Todo se resolvía con un asistente médico que pasaba muy tempranito en la mañana y te indicaba alguna pastilla que él entendiera que calmaría tus dolencias. Una vez el dentista me dijo que cogiera el hilo de una toalla como hilo dental. No exagero… En esos días, el dolor en la boca del estómago provocado por la falta de alimentación creció… Mis hermanos, preocupados, pero intentando que me relajara, inventaron el nombre de “la bolita” a ese padecimiento… Al bajar a algún asunto de la Corte, me preguntaban: Fakir, ¿cómo está la bolita?», finaliza el héroe con jocosidad.

A la inauguración asistieron los familiares de Los Cinco, así como activistas sociales defensores de la causa, que ya transita por 15 años de injusticia.

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