El salto de Soroa recobra esplendor con las lluvias

Conocido como el Arcoiris de Cuba, El salto de Soroa es todo un espectáculo en la etapa lluviosa, cuando su cascada resulta más visible y vistosa ante la mirada de viajeros nacionales y foráneos.

Los copiosos aguaceros de días recientes aumentaron el torrente, uno de los símbolos turísticos de la occidental Sierra del Rosario, Reserva de la Biosfera.

Entre montañas y exuberante vegetación, el agua se precipita desde unos 22 metros de altura hasta reposar en la legendaria poza del amor, muy frecuentada por románticos y parejas de enamorados.

La descomposición de la luz en la catarata durante ciertos momentos del día, le confirieron el calificativo de Arcoiris de Cuba al peculiar escenario, 70 kilómetros al oeste de La Habana.

Según versiones, Soroa debe su nombre al apellido de una familia de inmigrantes vascos asentada otrora en esos predios o al sustantivo soroche, suerte de sofocación o malestar propio de las alturas.

Una vez allí, guías especializados convidan a paseos a caballo, caminatas, a disfrutar de baños minero-medicinales y la observación de aves, abundantes en la zona.

Dos miradores acogen a los recién llegados en un sitio típicamente cubano, rodeado por una abundante floresta.

Una de las terrazas naturales (El Mogote) se alza 375 metros sobre el nivel del mar, mientras el Castillo de las nubes regala panorámicas del poblado de Candelaria, en la falda de las serranías.

Igualmente preferido resulta el itinerario por las márgenes del río Manantiales, emblemático de la región.

Alemania, Reino Unido, Francia y Holanda, son los principales mercados emisores de viajeros a ese sitio, declararon a Prensa Latina funcionarios del complejo turístico Soroa.

Con propuestas de excursión al vecino Orquideario de Soroa, de renombre internacional, hasta cayo Levisa, islilla perteneciente al norteño archipiélago de Los Colorados, y a la comunidad rural de Las Terrazas, el parque resulta opción predilecta del ecoturismo en el occidente del país.