Las Memorias de Daniel (VI): Hombres de la CIA en Cuba: El Malo

Las Memorias de Daniel (VI): Hombres de la CIA en Cuba: El Malo
Fecha de publicación: 
13 Octubre 2011
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Drew Blakeney es todo un militar, lleva consigo esa marcialidad que caracteriza a los que han servido o sirven en las Fuerzas Armadas. Es oficial de la CIA. En pocos días se granjeó la antipatía de muchos contrarrevolucionarios, porque a diferencia de sus antecesores en el cargo de Jefe de la Oficina de Prensa y Cultura no los recibió en su casa, ni los atendía en su oficina, casi no concedía entrevistas, era rudo en el trato con ellos, exigía que se dirigieran a él en inglés, rectificando constantemente la pronunciación de los pocos que podían hablarle en ese idioma.

Blanco, de cabello castaño oscuro, mediana estatura, facciones armoniosas, complexión fuerte, cuando se molesta respira con vigor y yergue la cabeza. Orgulloso y despreciativo, no encaja en la función que le han encomendado, apenas habla español y se supone que establezca relaciones de trabajo con artistas e intelectuales, además debe atender a la falange de asalariados dependientes de la oficina que comanda, con ellos no guarda la forma, no puede evitar traslucir el desdén que le provocan.

La cita fue fijada para Línea y 4 en el Vedado, debía bajar hasta ese lugar, marcar su número telefónico, colgar, esperar 20 minutos y volverle a llamar desde un teléfono público. Luego de cumplidas las orientaciones me recogieron en su auto y fuimos a almorzar al Paladar Calle 10 en Miramar.

El inicio de la conversación fue un tanteo cuidadoso, hizo varias preguntas sobre el trabajo en la Universidad, las razones por las que había sido separado del trabajo, las relaciones que tenía con los intelectuales, con los artistas. Luego verificó nombres y apellidos, lugares donde había laborado etc. Todo el tiempo que duró nuestro encuentro tuvo el celular encendido sobre la mesa.

Pedimos para almorzar chuletas de cerdo, arroz congrí, plátanos chatinos y cerveza, ya más relajado comenzó a hablar de Europa del Este, de las posibilidades de que se repitiera en Cuba lo sucedido en Polonia o en la RDA, explicó que la experiencia de Polonia era muy interesante, Cuba tiene la ventaja de poder contar con esa experiencia y aprovecharla en su beneficio.

Si, eso en parte es verdad, le expuse, pero hay muchas cosas que difieren, es muy reduccionista creer que va a pasar lo mismo aquí que allá porque si, nada de eso,  hay diferencias que son medulares, ejemplo el nacionalismo. Drew dejó que hablara sin interrupción, no afirmó ni negó nada, luego preguntó  por las principales organizaciones contrarrevolucionarias, cuales consideraba yo que eran reales, trabajaban en serio y se les podía otorgar posibilidades futuras, le dije que no era ese campo mi fuerte, pero que no conocía ninguna que reuniera esos requisitos.

A partir de esa cita las relaciones con Drew fueron muy buenas, nos vimos con frecuencia e intercambiamos muchas veces ideas sobre diferentes temas, preguntaba mucho sobre los disidentes, sobre  artistas que estaban solicitando visa para viajar a USA, llegó a proponerme trabajar para él en esa tarea de verificación de los intelectuales que solicitaran visa, a cambio de un generoso salario. Un día  planeó  le acompañara hasta el piso desde donde se dirigía el letrero de la fachada de la SINA, es algo muy divertido, dijo, podrías ayudar mucho dominas muy bien la ironía y eres creativo, en la próxima guardia que tenga nos acompañas, nunca llegó a ocurrir porque él se tuvo que marchar de Cuba por una desgracia personal que le aconteció. Según dijo, fue el autor de un letrero que decía Millones de personas en el mundo manejan un Mercedes Benz, ninguno es cubano.

Su actitud hacia la contrarrevolución cambio poco durante su mandato al frente de Prensa y Cultura, recuerdo en ocasión de una actividad en la residencia del jefe de la SINA cuando uno de los llamados “activistas” le interpeló sobre la ayuda del Gobierno de los Estados Unidos a la “oposición” cubana, según él se necesitaban más recursos, sobre todo dinero. Drew lo contempló de arriba abajo y dijo con suprema ironía ¿Más?

Aparte conmigo señaló, yo no les daría un centavo, el dinero de los contribuyentes norteamericanos podría tener un mejor empleo. A Drew le preocupaba sobremanera el caos que podría ocurrir en el país si el gobierno se derrumbaba de pronto, todo el mundo va a querer llegar como sea a USA, el narcotráfico se va a enseñorear del país y una tremenda crisis humanitaria  va a agravar por días el panorama, a eso súmale que no hay un líder, ni conjunto de líderes capaces de asumir la dirección del país y garantizar la gobernabilidad.

El manejaba la tesis de que ejerciendo presión constante sobre el gobierno, por todas las vías, apretando el cerco económico, desarrollando una permanente e inteligente guerra psicológica, este en su afán de sobrevivir cometería errores tácticos que le llevarían a perder cada vez más terreno entre sus partidarios. Hay que proponerles de manera directa e indirecta, fórmulas, consejos sugerencias que nieguen su esencia, ya sabemos que si logramos abrir una pequeña brecha en el monolito, se derrumban solos.  Decía en broma parafraseando al Ché, hay que convencerles para que usen las armas melladas del capitalismo.

Drew era partidario convencido de la necesidad de ocupar militarmente el país, decía que eso era un problema de seguridad nacional para los EEUU. Durante su estancia en Cuba trabajó fuertemente para crear las condiciones necesarias para que esto ocurriera, necesitaban un Maine para justificar la agresión, aunque fuera un Maine de bolsillo.

Estaba en su casa almorzando cuando se le presentó el parto a la esposa, ella está con dolores desde la mañana dijo, que esperas, pregunté, llévala a un Hospital, no amigo estoy tratando de conseguir asiento en el próximo vuelo, tú me disculpas pero no quiero que nazca aquí.

Por desgracia supimos después que el bebé había muerto por un problema del corazón, fue un rudo golpe para él que esperaba con ansias ese niño, sólo regresaría a Cuba para hacer entrega de su cargo, llamó por teléfono antes de partir definitivamente a su país, es una lástima Raúl  creo que podíamos haber logrado grandes cosas juntos, fue su despedida.

Comentarios

Hola, FELICIDADES por revelar a través de estas memorias más sobre tu abnegada labor y entrega total a la REVOLUCIÓN Y POR LA REVOLUCIÓN. Hasta pronto y que sigas publicando verdades. Un fiel seguidor.
Tu fuerza, tu amor por la Patria, la valentía conque actuaste en cada momento son un ejemplo, un grito de victoria para cada cubano... espero seguir leyendo las memorias de Daniel... un fuerte abrazo, compañero, Elizabeth.

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