David Rivera: Gracias por su odio a Cuba

David Rivera: Gracias por su odio a Cuba
Fecha de publicación: 
25 Septiembre 2012
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Uno de los más exaltados enemigos de Cuba en el Congreso de Estados Unidos, David Rivera, ha perdido tanto prestigio que lo evitan hasta sus colegas del Partido Republicano.

Es el único de los tres legisladores de Miami al que han mantenido ausente de los actos de campaña de su aspirante presidencial, Mitt Romney.

Mientras el Partido Demócrata asignó una considerable cifra de dinero para radio y televisión a favor de Joe García, el contrincante de Rivera, sin embargo a este último los republicanos por ahora no le anuncian ni un dólar.

Una de las más recientes jugarretas descubiertas a Rivera fue que le fabricó un rival a García en las elecciones primarias del pasado 14 de agosto destinadas a seleccionar candidatos para las generales de noviembre.

El supuesto aspirante se llama Justin Lamar Sternad, acusado, entre otras cosas, de haber recibido 47 000 dólares que nunca reportó y otros miles para divulgación por correo, pero fracasó.

La testigo principal de esa maquinación, Ana Alliegro, desapareció misteriosamente horas antes de entrevistarse con un fiscal federal sobre el caso Rivera-Sternad, y hasta su abogado, Mauricio Padilla, declaró que desconocía su paradero.

A pesar de todo, David Rivera niega cualquier tipo de nexo con el nuevo escándalo, precisamente cuando está sujeto a investigaciones por mal uso de sus finanzas personales y en campañas electorales.

Son tantos los cargos judiciales que pesan ya sobre este legislador de Miami que haría falta un abultado libro para iniciar la historia de sus infracciones.

Pero algunos casos ayudan a tener una idea aproximada sobre las características de ese integrante de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

Días antes de ocupar su puesto, a principios del año 2011, prometió esclarecer las dudas que giraban en torno a la forma en que utilizó el dinero durante campañas electorales.

Una de ellas le imputaba guardar silencio respecto a lo sucedido con 20 000 dólares teóricamente reservados para esos fines que después le ayudaron a salir de una deuda personal.

Rivera fue chequeado durante 18 meses por agentes policíacos de la Florida, y eso arrojó como saldo graves reproches en su contra, pero gracias a sus aliados de Miami logró “congelarlos”.

Tanto que 52 cargos por malversación sistemática fueron archivados, mientras varios fiscales redactaron a toda prisa un documento que paralizó su arresto.

En una de sus andanzas electorales recaudó 175 000 dólares de benefactores ocultos, dinero que utilizó en comidas y viajes, incluida la compra de pasajes de avión para su novia, así como la asistencia a una obra en Nueva York titulada “El crimen perfecto”.

Trascendió que un inspector floridano, Brett Lycet, dijo el pasado 5 de julio a un fiscal que indagaciones sobre Rivera demostraron que  nutria sus cuentas personales con dinero de campañas electorales.

Una divinidad protectora de este personaje del Capitolio de Washington ha sido la fiscal de Miami-Dade, Katherine Fernández Rundle, conocida por la extrema rudeza con que juzgó a cinco cubanos antiterroristas.

Ahora, por el contrario, actuó con suma lentitud para frenar la presentación de cargos contra el legislador mezclado en espinosas irregularidades.

Justificados los jerarcas del Partido Republicano que orientaron e hicieron cumplir la orden de mantener alejado de sus escenarios al congresista David Rivera.

Un extravagante y sostenido enemigo de Cuba, algo que merece agradecimiento porque demuestra mejor que muchas palabras el abismo que separa las escalas de valores entre ambas partes.

 

Comentarios

Realmente un personaje como este merece el desprecio del mundo.

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