EE.UU.: una carrera presidencial al compás de los super ricos

EE.UU.: una carrera presidencial al compás de los super ricos
Fecha de publicación: 
25 Febrero 2020
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La opinión pública de Estados Unidos polemiza hoy sobre los resultados de los comicios de noviembre, mientras avanzan las primarias demócratas o pujan candidatos como Michael Bloomberg y el presidente Donald Trump, partidarios, según expertos, de políticas sectarias.

De acuerdo con un editorial publicado en Politico, algunos aspirantes motivan corrientes diferentes, tras manifestarse favorables a agresivas políticas para redistribuir la riqueza.

Pero el poder político de los súper ricos marca la campaña de las elecciones, opinan algunos.

Así, el eslogan de la contienda presidencial de Bloomberg es escueto y de una elocuencia pasmosa: 'Mike lo hará'.

Sacar a Trump de la Casa Blanca es la prioridad de más o menos la mitad de los estadounidenses de cara a las elecciones de noviembre, y el candidato demócrata dice que 'lo hará'.

¿Por qué? Porque tiene 64 mil 200 millones de dólares para hacerlo, recuerda Politico.

De acuerdo con el analista Pablo Guimón, nunca en la historia una carrera presidencial exploró tan abiertamente las posibilidades que proporciona el dinero para alcanzar el poder político en Estados Unidos.

Y sucede, además, cuando la mera existencia de los mil millonarios y su efecto en la sociedad constituye uno de los grandes debates ideológicos en las primarias demócratas, destaca Guimón.

Dos candidatos, Bloomberg y Tom Steyer, tercero y séptimo en los sondeos, pertenecen al selecto club de los 607 estadounidenses con fortunas de más de mil millones de dólares.

Y otros dos, Bernie Sanders y Elizabeth Warren, primero y cuarta, basan sus campañas en reducir las cada vez más extremas desigualdades económicas que arrastra el país, con agresivos planes fiscales para redistribuir la riqueza de esa élite.

'A eso hay que añadir que, por primera vez en la historia, el presidente que se presenta a la reelección también es mil millonario', apunta Jason Seawright, profesor de la universidad Northwestern (Illionis), que investiga sobre las preferencias políticas de los ciudadanos ricos de este país y su papel en la democracia.

'Eso cambia el juego. En una campaña que enfrenta a Trump, Bloomberg y Sanders, la conversación sobre el dinero y la política es inevitable'.

Las elecciones de noviembre serán, de alguna manera, un referéndum sobre los multimillonarios, puntualiza el estudioso.

Los votantes podrán elegir entre deshacerse de ellos (Sanders, Warren), poner a uno al frente del país (Trump, Bloomberg, Steyer) o dejarlos más o menos como están (Joe Biden, Pete Buttigieg, Amy Klobuchar).

La prensa detalla que en el debate de los candidatos demócratas en Las Vegas, la expresión 'mil millonario' se pronunció más veces que, por ejemplo, 'inmigración' o 'cambio climático'.

Más que una nota del debate, los multimillonarios constituyen la melodía misma de la carrera; son los candidatos y sus némesis, los jefes de la economía que ha creado las desigualdades que provocaron la ola populista actual, precisa Seawright.

'Desde los años 80 aumentó enormemente entre los más ricos y el resto. Otro factor es que, desde que se introdujeron reformas en los sistemas de primarias en los años 70, el control de los partidos políticos sobre el proceso de elección de sus candidatos es más débil'.

Un estudio de Pew Research indica que el 95 por ciento de los votantes demócratas considera las desigualdades económicas un gran problema para el país hoy.

Está arriba en la lista de preocupaciones, apenas detrás del coste de la asistencia sanitaria y el cambio climático.

El 55 por ciento de los demócratas que apoyan a Sanders y el 49 por ciento de los favorables a Warren consideran la existencia de personas con fortunas de más de mil millones de dólares como nociva, mientras el 69 por ciento de los simpatizantes de Bloomberg y el 67 por ciento de quienes apoyan a Biden no lo ve ni bueno ni mnalo.

Los 400 estadounidenses más ricos han triplicado su porción de la riqueza del país desde la década de 1980, y hoy tienen más que la suma de los 150 millones de adultos que constituyen el 60 por ciento de los hogares, según una investigación del economista de Berkeley Gabriel Zucman.

Cuatro de cada cinco estadounidenses apoyan subidas de impuestos a los más ricos para financiar una mayor cobertura social, similar a la que existe en la mayoría de democracias ricas.

Pero esas preferencias no acaban de reflejarse en las políticas públicas.

'Nuestras investigaciones muestran desde hace tiempo que muchos están a favor de medidas que redistribuyan el dinero de los más ricos', explica Seawright.

'Sin embargo, las políticas económicas sistemáticamente caen del lado de esos ricos. Hay un problema de no representación, y tiene que ver con la industria de la influencia y el lobby', acotó.

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