CRÓNICAS BIEN CORTAS: Cosas de Elefantes y Cocodrilos

Una voz masculina, del otro lado le responde el «hola» y pregunta: ¿Usted vive en Matanzas? ¿Pero es de Matanzas? ¿De Matanzas, Matanzas? A varios sí consecutivos, que parecían obvios, les siguió la aclaración de mi amiga: vivo en un barrio, no en el centro de la ciudad, pero en Matanzas, así que si me quiere felicitar, adelante, felicíteme, que somos campeones.
 

La sospecha de que hablaba con un amigo jodedor de su suegro se desvaneció enseguida: yo la llamo desde Cienfuegos, y sí, quiero felicitarla, pero también recordarle que ganaron con tres cienfuegueros: Entenza, César Prieto y Arruebarruena».
 

«Es cierto» reconoció mi amiga «muchas gracias por prestárnoslos» El hombre del otro lado se despidió: «es usted muy amable, llamé a otra persona y también fue muy amable ¡voy a seguir llamando matanceros! Felicidades, disfruten»
 

«Felicidades para usted también» Dijo ella medio desconcertada y empezó también mi amiga a llamar matanceros para contarle. Me reí mucho de la locura, pero me dije, caballero, qué grande es la pelota y qué increíbles los cubanos.